Periodismo imprescindible Domingo 24 de Noviembre 2024

Una oportunidad para transformar

En el campus del Instituo Tecnológico de Monterrey, al sur de la Ciudad de México, se trabaja para hacer resurgir a la universidad con un proyecto de reconstrucción integral que apuesta por mejorar la sustentabilidad y la resiliencia, de la institución y de su entorno
16 de Septiembre 2018
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POR SEBASTIÁN SERRANO

El 19 de septiembre de 2017, a las 13:14, se registró un sismo de 7.1 grados Richter, con epicentro en Axochiapan, Morelos. A 100 km en el Campus del Instituto Tecnológico de Monterrey, Ciudad de México, el movimiento telúrico provocó que en las instalaciones dos conjuntos de puentes peatonales que conectaban 3 edificios (Aulas III, Oficinas III y Aulas II), se derrumbaran, provocando la muerte de cinco personas.

“Nunca voy a poder olvidar las expresiones en los rostros de la gente en las aulas, pegados a las ventanas de los salones, pensando que ahí se acabaría todo para ellos. Tampoco podré olvidar los gritos que escuché cuando los puentes se desplomaron (…) Fue un temblor que entró por mis pies y plagó cada centímetro de mi cuerpo con un sentimiento horrible, para el cual aún no encuentro palabras que lo describan. Hoy, casi un año después, ese sentimiento sigue sin irse del todo (…) Un año de que vi parte de mi vida colapsar. Un año de que vi el cuerpo de un conocido mío bajo los escombros. Un año de que perdí a un gran amigo con el que compartí 6 años de mi vida (…) Un año de que vi la unión y solidaridad más impactantes de mi vida, donde todos éramos uno, donde todos queríamos ayudar, donde todos teníamos una voluntad y una fuerza que movían mundos. Un año del día que cambió mi vida.” (Testimonio anónimo de un estudiante del Tec de Monterrey)*

Gustavo Gómez, gerente de la Dirección de Urbanismo Ciudadano y líder del proyecto de reconstrucción del campus, me comenta que una vez pasado el dolor de lo sucedido después del sismo, realizaron una reunión técnica y evaluaron las condiciones en las que se encontraban los edificios. Según la información de los peritos, sólo Aulas I presentó daño estructural. Sin embargo, prefirieron demoler y volver a reconstruir el 90 % de las instalaciones, primero para garantizar la seguridad estructural, y segundo, porque era la oportunidad de replantear el campus de acuerdo con el nuevo modelo de educación Tec siglo 21 que busca ser más dinámico y abierto. “Hubo un daño, mucha gente no lo ve así al ser el Tec, pero también fuimos damnificados”.

Gustavo me comenta que todo este proceso a nivel de trámites administrativos ha implicado solicitar licencias y permisos de construcción, como si se tratara de un proyecto nuevo. Así que con el fin de obtener el permiso, la Secretaria de Urbanismo y Vivienda de la Ciudad (Seduvi), les exige cumplir las medidas de integración, en donde la institución debe apoyar también a mitigar problemas urbanos de la zona. Por eso lo han visto como una oportunidad para replantear y solucionar situaciones que año tras año los afectaban. Así que se amplió la visión con el propósito de desarrollar proyectos de intervención en infraestructura que beneficien tanto al campus como a todo el distrito que lo rodea.

DE ADENTRO HACIA AFUERA

Susana Marín y Alejandra Guzmán, del despacho de arquitectura Encaje, ganaron el concurso organizado por la Dirección de Urbanismo Ciudadano del Tec, y desde antes de que sucediera el sismo ya desarrollaban una propuesta que busca integrar las instalaciones universitarias con el entorno. En el diagnóstico que realizaron encontraron que las instalaciones educativas, comerciales e industriales de la zona estaban totalmente desvinculadas entre sí y con las áreas habitacionales que las rodean. Además de que todos comparten problemáticas iguales: inundaciones, seguridad, falta de conectividad con medios de transporte, así como carencia de espacios públicos de calidad.

Sin embargo, una serie de eventos en 2017 provocaron que se modificaran por completo los alcances del proyecto: primero unas graves inundaciones en mayo, agosto y septiembre, en donde quedaron bajo el agua algunos laboratorios, y los alumnos tuvieron que ser evacuados con el agua hasta las rodillas; y de forma más trágica con el sismo del 19 de septiembre. Así que pasó de ser un proyecto de integración, a un plan complejo con el objetivo de que resurgieran de los escombro la universidad y toda la zona colindante.

Se plantea desarrollar un proyecto multianual, pensado para 5 años, cuya primera etapa debe culminar en agosto de 2019, y la totalidad en 2023. Gustavo señala que el diseño del nuevo Tec busca crear un espacio más permeable y abierto, que no esté bardeado. Y que hacia el exterior se mejoren ejes clave: la movilidad, accesibilidad, así como la infraestructura urbana con enfoque ambiental y de paisaje. Me explica que conforme se vaya construyendo dentro de la Universidad, van a generar las medidas de integración con la zona colindante, por ejemplo, el mejoramiento de banquetas y calles.

Susana y Alejandra me comentan que lo primero que hicieron fue una caracterización ambiental y urbana del sitio, en donde determinaron los puntos críticos y diseñaron acciones concretas, con el fin de homologar entre lo que quiere el Tec y las condiciones que existen. Se está desarrollando el proyecto ejecutivo para generar un polígono de regeneración que abarca las avenidas que rodean la Universidad, en donde proponen intervenciones puntuales, como ensanchar el camellón de Miramontes y diseñar un parque lineal; recuperar los camellones que ya existen en Transmisiones, así como mejorar la accesibilidad y seguridad vial en Puentes.

Por otra parte, una de las principales problemáticas de la zona es el aumento de las inundaciones, que han llegado hasta los 1.5 metros, en gran parte debido a que es un punto bajo que recibe la lluvia que escurre de los alrededores, pero también a que los colectores –los grandes tubos que conducen el agua de la red de drenaje–, están muy saturados y durante una lluvia fuerte se pueden tardar entre 6 y 14 horas en desalojar el agua.

Gustavo explica que el enfoque dentro del Tec es descargar lo mínimo de agua posible hacia afuera, con soluciones como captar y aprovechar el agua de lluvia dentro de los edificios, hasta un sistema más complejo a lo largo de todo el campus, compuesto por jardines para retener la lluvia, un canal y tanques de almacenamiento. El objetivo es reutilizar el agua que se pueda, infiltrar lo que permita el terreno y descargar sólo los excedentes al drenaje después de que haya pasado la lluvia.

Como me explica Gustavo, la construcción dentro del campus y los cambios alrededor generan mucha expectativa social, así que han tenido que realizar un trabajo multisectorial complejo. Buscan que no sea una cuestión únicamente del Tec, que sea  un esfuerzo común, en donde cada vecino aporte en su predio y hacia afuera. Así han invitado a participar a las instituciones que están alrededor, tanto las educativas –UAM Xochimilco, el Colegio Madrid, la prepa de la UVM–, como a centros comerciales e industrias.

También se han generado comités vecinales con el fin de convenir con los habitantes de la zona. “Se tratar de generar una corresponsabilidad, que entre todos se participe para solucionar los problemas que nos aquejan como comunidad. Es fundamental definir las acciones que se deben hacer, cuáles le corresponden al Tec, cuáles a las otras instituciones, a los habitantes y a las autoridades”. Cabe señalar que hasta el momento han recibido el respaldo tanto de la delegación como del gobierno de la Ciudad, y ahora tendrán que retomarlo con las nuevas autoridades.

VISIÓN A FUTURO

Desde Encaje ven este proyecto como un ensamble de piezas urbanas sustentables que inicia con la construcción en torno al Tec, que busca provocar un efecto para que los vecinos repliquen y amplíen el esquema, logrando que con el tiempo encajen las piezas y se transforme el entorno. No obstante, de acuerdo con Susana, uno de los principales temores es que el proyecto se quede trunco por complicaciones en la gestión y empiecen a bloquear los proyectos, ya sea por falta de recursos o porque las autoridades o vecinos tengan temor de abrirse a los cambios. Para Alejandra, el principal temor es que se quede como una intensión puntual y que no haya verdaderas aportaciones de los otros vecinos con el propósito de generar el cambio esperado a nivel de distrito.

Gustavo ve este proceso de reconstrucción como la oportunidad para lograr un área urbana integrada. “Me gustaría que se aproveche esta dinámica que pueden aportar las instituciones educativas, vibrante, llena de ideas que sucedan. Que se abran hacia la calle, que no se trate sólo de aulas educativas cerradas, sino que se haga un uso distinto de lo público, hacia el exterior y la comunidad”. Ve un entorno ideal e integrado donde los estudiantes y la población de la zona tomen las calles, con el fin de disfrutar y aprovechar el espacio público. Espera que se rompa con la idea de universidades cerradas, tanto para acceder como para salir, que el conocimiento y las nuevas ideas no se queden guardados.

Como dicen en el argot de los ingenieros, el papel lo aguanta todo, lo que quiere decir que una cosa es lo que se quiere y otra lo que resulta. Y suceda lo que suceda con las nuevas instalaciones, siempre van a estar presentes las personas que perdieron la vida durante el sismo: Édgar Azano, Alejandro Meza, Rubén Ortiz, Luis Manuel Pacheco y Juan Carlos Álvarez.

Lo que sí se puede decir es que con este proyecto, liderado por la Dirección de Urbanismo Ciudadano del Tec, no se busca simplemente reconstruir los edificios de la universidad, si no generar un entorno más seguro, dinámico y abierto a la comunidad. Aspira a reconstruir una ciudad distinta, priorizando el manejo del agua, los espacios públicos y el mejoramiento ambiental, con áreas peatonales dignas y la posibilidad de otra movilidad por medio de bicicletas. En otras palabras: apuesta por un ideal de mejoramiento del entorno, sustentabilidad y resiliencia, fundamental para la reconstrucción y el futuro de la Ciudad de México.

*Testimonio tomado del portal 
https://tec19s.com/

 

Planteamiento dentro del predio

-Infraestructura verde: recuperar el entorno natural y la vegetación nativa. También contemplan generar indicadores para dar seguimiento al manejo de energía dentro y fuera de las instalaciones, así como el manejo de residuos: reducir, reutilizar y reciclar la basura al máximo.

-Infraestructura azul: realizar un manejo integral del agua dentro de la universidad y descargar lo mínimo posible al exterior.

 

Planteamiento hacia afuera

-Manejo de inundaciones: estrategias con qué manejar el 100 % del agua y evitar en lo posible el uso de tubos. Por medio de parques lineales, contener y almacenar el agua de lluvia –en lo posible infiltrarla–, y la que no se absorba por el suelo reutilizarla para riego o usos no potables.

-Rescate del espacio público: ampliar y recuperar las banquetas y los camellones –con el propósito de que cumplan varias funciones, como intervenciones paisajísticas y recuperación de la vegetación nativa–, así como espacios que puedan disfrutar los vecinos de la zona y los estudiantes.

-Mejorar la movilidad: darle prioridad a las vías peatonales y ciclistas antes que a los carros. Mejorar las paradas de autobuses.

-Seguridad: mejorar los entornos deteriorados y poco funcionales, como la estación del tren ligero o el bajo puente de Periférico mediante intervenciones arquitectónicas abiertas e iluminadas, además de generar opciones para el comercio irregular.

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