Este lunes el Banco Nacional Suecia dio a conocer los galardonados al Premio Nobel de Economía, por su trabajo en “por su aproximación experimental al alivio de la pobreza global”, son Abhijit Banerjee , Esther Duflo y Michael Kremer.
Las contribuciones de los galardonados plantean decisiones basadas en la política y los incentivos que hay que aplicar, donde han introducido una nueva forma de dar respuestas fiables a estos problemas. Básicamente, se hacen preguntas sobre cuestiones concretas que pueden responder con experimentos de campo. Y de esta manera hallan conclusiones que sirven, entre otras cosas, para mejorar los resultados educativos o la salud de los niños.
Durante los últimos 20 años, sus investigaciones han mejorado dramáticamente la capacidad práctica para combatir la pobreza. En general, sus estudios certifican que ampliar el acceso a agua potable es una de las inversiones más rentables para los países en desarrollo.
Según las conclusiones de los nuevos galardonados, poner más recursos o recortar el número de estudiantes por profesor tiene un impacto limitado en la educación. Por el contrario, funciona mucho mejor si se establecen los incentivos adecuados para los profesores.
Estos economistas emplean los métodos tradicionales de los ensayos clínicos de farmacéuticas. Pero lo hacen con decisiones que toman personas en su día a día. Y estudian los incentivos, las restricciones y la información que las motivó, construyendo patrones de comportamiento que pueden generalizarse a todo el mundo. Parte de su trabajo se basa en la Teoría de los Contratos y la economía del comportamiento, que recibieron premios Nobel en 2016 y 2017, respectivamente.
Los premiados identifican comportamientos que no se explican de forma racional y que hacen que una política de desarrollo fracase. Así, han descubierto que los agricultores en países pobres son reacios a modernizarse y tienden a retrasar la inversión en fertilizantes. Por esta razón, el envío a domicilio de estos productos da magníficos resultados. O saltarse la burocracia e ir directamente casa por casa apuntando a los beneficiarios al suministro de agua limpia en lugar de esperar a que acudan a registrarse.