Revista Cambio

Panistas en fuego cruzado

Tras la derrota electoral, el dirigente Marko Cortés, es el objetivo de los críticos por la debacle en las urnas, el senador Damián Zepeda apuesta a llegar a la dirigencia del partido por ser el opositor a la alianza del panismo con el PRI y el PRD y Max Cortázar aviva la confrontación al exhibir a Cortés como un dirigente de mecha corta.

Sin embargo, la exigencia de renuncia a la dirigencia del PAN, de Marko Cortés, es un síntoma normal al interior de los partidos. El partido blaquiazul lo experimenta, desde hace 20 años, después de cada proceso electoral, cuando un dirigente queda a deber en resultados. Su renuncia es sólo una respuesta a presiones internas del partido y al escándalo mediático. Pierde el control del partido, pero ganó su lugar en el senado y quizá hasta la vicecoordinación del grupo parlamentario.

Sin embargo, la verdadera traición de Marko Cortés y del PAN es a la sociedad civil.
Escudado en la frase “o se reinventa o muere”, el senador Damián Zepeda entra a la lucha de poderes internos en el PAN. Y aunque lamenta las derrotas y acusa que la coalición fracasó y perjudicó más al partido fundado en 1939, la realidad es que se olvida que la traición de todos los militantes del partido fue a la sociedad civil. Eso dejó de estar en el radar panista desde que se subieron a la ola electoral.

Damián Zepeda Vidales, senador panista, aseguró que, él quiere estos conflictos personales para poder decir “es que están enojados conmigo”. No, no, no, no. El tema es de fondo. El tema es de institución. Yo por eso no caigo en esas provocaciones. Mi recomendación sería que ante una derrota tan dolorosa le metiera humildad y le bajara a la soberbia”, expresó.

Añadió que le interesa participar en este modelo abierto al ciudadano que expongo, donde impulsemos un cambio verdadero en el PAN… El PAN o se reinventa o se muere como opción política competitiva para encabezar el ánimo de cambio de millones de mexicanos.
En tanto, Max Cortázar expresó que Xóchitl Gálvez hizo un “gran esfuerzo” y cumplió más allá del compromiso que adquirió con la candidatura presidencial, porque se hizo “para lo que alcanzó”.
“Tuvimos poco dinero. El administrador principal fue el PAN del dinero, ellos eran los encargados de si se hacían espectaculares, pero desafortunadamente tuvimos muchos problemas de lana, estamos hablando de que, si queríamos tener algunas playeras, gorras, no teníamos ni para municipios ni para alcaldías. Sí se batalló, no hubo el dinero que se necesitaba, no sé si el PAN a la mera hora decidió ponerlo en otro lado, en otras candidaturas, esas son cosas que tendrá que explicar la administración de Marko Cortés”, señaló.

Relató que la noche del 2 de junio reconocieron que los resultados de la elección no les favorecieron y, en un acto “demócrata”, la candidata opositora felicitó a la morenista, lo cual molestó a Marko Cortés por una presunta falta de consulta para esta decisión.

Y es que el PAN careció de un candidato natural a la presidencia. Sin caudillos, sin figuras de peso, Cortés aprovechó el empuje de Xóchitl Gálvez. A ella le debe su escaño. Y el discurso de que el PAN estaría con la sociedad civil y que Gálvez Ruiz era candidata ciudadana resultó ser parte de una narrativa diseñada para llevar mano en la toma de decisiones al interior de la alianza Fuerza y Corazón por México.

La discusión entre panistas de estos días contra Marko Cortés es superficial. Sólo es su salida, pero eso es un placebo, el partido debe entrara a cirugía mayor. No hay análisis, autocrítica ni debate de fondo sobre el futuro del PAN ante la consolidación de un cambio de régimen político en el país.

Hablar de una ruptura en el PAN es un Perogrullo. De nueve gubernaturas en juego solo se conquistó una. Su representación en ambas cámaras es de las más bajas en dos décadas. Y aun así, Marko Cortés tiene la posibilidad de soltar el poder partidista hasta el 3 de octubre. Aunque pese sobre él, la traición a la ciudadanía.