Revista Cambio

Sainete azul

En cada paso, Marko Cortés, senador panista, tropieza y exhibe sus pifias. Ni su palabra ni su liderazgo tienen solidez. El sainete protagonizado por él y Miguel Ángel Yunes Linares lo exhibió de cuerpo entero, el dirigente panista dejó de ser un interlocutor confiable para la oposición.

Días atrás, Cortés Mendoza apostó: “Pues ya confirmó (Miguel Ángel Yunes Márquez) de viva voz, que va estar presente y que votará en contra, la coordinadora habló hace horas con él”. Pero ayer fue la exhibición completa de que su liderazgo es pisoteado. La licencia de Miguel Ángel Yunes Márquez, como senador, es la señal clara de que su tiempo al frente del PAN ya se agotó. La burla lo alcanzó. Cortés no pudo garantizarle a la oposición ni a los juzgadores en paro, lealtad plena de su partido.

Marko Cortés va a heredar un blanquiazul confrontado y sin cohesión interna. Además, mal visto por sectores sociales que ya fueron traicionados en dos ocasiones por el dirigente panista. El PAN comenzó a entrar, como otras fuerzas políticas, en un proceso de reacomodo y en el que se aspira a un nuevo modelo de partidos y no al tradicional.

Pero Marko Cortés fue un estratega débil, tuvo una cobertura de casillas del 68 por ciento el 2 de junio. El resto quedó a la deriva y sin una fuerza política que los respaldara. En esta pasada elección solo logró 32 diputados de mayoría, con coalición de tres partidos, y solo 16 senadores. El PAN no es un partido sólido para enfrentar a Morena ni con capital para retener lealtades. El ejemplo claro fue la gritoniza con Yunez Linares.

“He escuchado la intervención de Marko Cortés y no Marko, ni cobarde ni traidor, cobarde y traidor eres tú, no Miguel Ángel Yunes Márquez, cobarde y traidor eres tú”, reviró el senador suplente y exelbista.

El país entró en un doloroso cambio de régimen. Marko Cortés, por comisión u omisión, no leyó a tiempo el paradigma de los partidos políticos contemporáneos. Su principal derrota al frente del PAN fue mentirle a la “sociedad civil” que serían pieza clave en la elección de este año. Después fue asegurar como flotis un escaño. El partido y la sociedad fueron sus trampolines. El resultado postelectoral es un partido anacrónico y perfilado a seguir en la misma línea de trabajo desde su fundación hace 85 años.

Marko Cortés apostó por una alianza tradicional y traicionó a la sociedad civil. No hay diputados ni senadores emanados de las filas ciudadanas. El resultado está a la vista. Yunes Márquez es el ejemplo más claro que los políticos tradicionales son demasiado pragmáticos para funcionar en situaciones de tensión y de defensa de los intereses de la ciudadanía.
Marko Cortés ya hizo demasiado daño a la imagen del PAN. La falta de cohesión en su partido lo debilitan. Además de que no hay análisis, autocrítica ni debate de fondo sobre el futuro del PAN ante la consolidación de un cambio de régimen político en el país. Y menos un llamado a modernizar al partido con un dirigente de pensamiento negado a la realidad.