Juan es un nombre masculino de origen hebreo, derivado de la palabra Yehohanan, que significa ‘El que es fiel a Dios’. Actualmente, 340.021 hombres en España reciben este nombre y celebran su santo gracias a San Juan Bautista.
En la Noche de San Juan se celebra la víspera del nacimiento del santo y en España es tradición hacerlo entre hogeras. Según algunas interpretaciones, se celebra también la llegada del solsticio de verano, justo seis meses antes de la llegada al mundo del Mesías. En la mayoría de España se celebra de una forma u otra esta señalada fecha, que también es de ámbito internacional. Portugal, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega o Estonia también acogen esta fecha entre sus festividades, e incluso cruza el Atlántico, pues se festeja en 11 países de América.
San Juan Bautista es uno de los tres únicos que la Iglesia Católica conmemora el día de su nacimiento en lugar del día de su muerte. Las otras festividades son el nacimiento de Jesús y el de la Virgen María. Juan estaba destinado a tener un peso importante en el transcurso de la vida de Cristo y en el desarrollo del cristianismo en general, incluso antes de nacer.
El Evangelio de San Lucas cuenta que Isabel (la madre de Juan), anciana y esteril, cumplió sus deseo de tener descendencia después de que el arcángel Gabriel anunciase a Zacarías, su marido, que Isabel le daría un hijo y al que llamarían Juan. Meses más tarde, ya en cinta, Isabel recibió la visita de María, su prima. “El niño saltó de gozo en el seno de Isabel”, relata este mismo evangelio.
Estos acontecimientos, considerados de una maravilla excepcional, hacen que la Iglesia considere a San Juan Bautista como anunciador de la venida de Dios y como su precursor. Nació el 24 de junio, justo seis meses antes que Jesucristo. También es venerado en otras confesiones como el Islam.
En su etapa adulta, Juan vivió como asceta en el desierto de Judá. Era el lider de una secta que, como muchas otras de la época, vaticinaban la llegada de un Mesías. El bautismo tenía una gran importancia en esta comunidad. No era una mera formalidad, el gesto implicaba un auténtico cambio en la forma de vivir y pensar. De ahí que se llamasen bautistas. Un día, Juan recibió en río Jordán a Jesús, quien le solicitó que le bautizase. “Soy yo quien debería ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” (Evangelio de San Mateo, 3:14).
Desde ese momento, Juan se volvió admirador de Cristo y predicó sus hazañas, aunque por poco tiempo. Su mensaje inquietó a las autoridades romanas y Herodes ordenó su detención. poco después fue decapitado.