El 5 de mayo de 1862, el ejército mexicano –con el general Ignacio Zaragoza a la cabeza– derrotó al mejor ejército del mundo: el francés.
Francia había decidido invadir nuestro país porque el gobierno de Benito Juárez suspendió el pago de las deudas contraídas con otros países:
La Guerra de Reforma había provocado una crisis económica en México, no obstante, Juárez se comprometió a pagar las deudas con la firma de los Tratados de La Soledad.
Los acuerdos diplomáticos fueron aceptados por España e Inglaterra, pero desconocidos por Francia.
El ejército galo estaba bajo el mando de Charles Ferdinand Latrille, un general que no paraba de menospreciar a la defensa mexicana.
Según él, Francia tenía “superioridad de raza, de organización, de disciplina, moralidad y elevación de sentimientos”.
Zaragoza decidió concentrar sus fuerzas en la ciudad de Puebla para esperar al enemigo.
A las 9:00 horas de aquel cinco de mayo, un cañón dio inicio a una de las jornadas más gloriosas de nuestra historia patria.
–”Las armas nacionales se han cubierto de gloria”, dijo Ignacio Zaragoza tras derrotar al mejor ejército del mundo.
IGNACIO ZARAGOZA
Nació en la Bahía del Espíritu Santo, Texas, el 24 de marzo de 1829: sus padres, Miguel Zaragoza y María de Jesús Seguín habían sido enviados a ese territorio por encargo del gobierno mexicano:
Durante los primeros meses de 1820, un grupo de estadounidenses intentaba que Texas se independizara de México.
Luego de una guerra entre ambos países –que duró de 1835 a 1836– Estados Unidos logró su objetivo, mientras Zaragoza aún era un niño.
El mismo año de su independencia (1836), Texas se convirtió en república; más tarde (1845), el senado de Estados Unidos aprobó la anexión de ese territorio al suyo.
Los primeros estudios, Ignacio los realizó en Matamoros, Tamaulipas, y luego en Monterrey, Nuevo León.
En su juventud decidió inscribirse a las milicias cívicas de México, hasta que –por órdenes del entonces presidente Antonio López de Santa Anna– dio sus primeros pasos en la vida militar como capitán en Tamaulipas.
Zaragoza perdió la vida meses después de su hazaña en Puebla (8 de septiembre de 1862), luego de contraer fiebre tifoidea tras la fatiga de la campaña militar que encabezó.
Durante sus últimos minutos comenzó a sufrir alucinaciones: falleció en Puebla, pensando que los franceses lo habían apresado.
Sus restos fueron trasladados al panteón de San Fernando, en la Ciudad de México.
El entonces presidente Benito Juárez decretó –tres meses después de su muerte– que la ciudad de Puebla de los Ángeles cambiara su nombre a Puebla de Zaragoza.
EL EJÉRCITO FRANCES
Tras su derrota, el ejército francés volvió y tomó la ciudad de Puebla el 17 de mayo de 1863, y la Ciudad de México, el 10 de junio de 1863 –ya sin Ignacio Zaragoza–.
La victoria de Francia provocó que el 10 de julio de 1864 se aprobara en México la Monarquía Moderada, que sería ofrecida al príncipe Fernando Maximiliano, Archiduque de Austria.
En 1864, Maximiliano de Habsburgo desembarcó en Veracruz, sin saber que su gobierno sería por un corto tiempo.
Fue fucilado en 1867 por las tropas republicanas –entre los líderes de aquellas fuerzas se encontraba Porfirio Díaz, quien más tarde llegaría también al poder (1876 a 1911).
