Por Javier Pérez
Michael Fassbender tiene una figura atlética y una presencia fuerte que ha sabido aprovechar en su carrera como actor. Desde que se dio a conocer interpretando a un miembro de un grupo de infiltrados en la Alemania nazi en Bastardos sin gloria (2009), a ese adicto al sexo de Shame (2011) al Carl Jung de Un método peligroso (2011), sin olvidar a Magneto en las precuelas de X-Men (2012, 2014 y 2016) o al sádico Epps en 12 años esclavo (2013), el actor de origen alemán ha hecho una carrera sólida caracterizada por sus papeles de hombres con conflictos internos. A esa colección ahora se suma su doble interpretación como Callum Lynch/Aguilar en Assassin’s Creed, cinta basada en el videojuego que le da título y de la que además es productor.
“En los personajes conflictivos hay algo con lo que puedes jugar, se trata de provocar a la audiencia. A través de ellos podemos reflejarnos o reflejar el mundo a nuestro alrededor. Pero en Assassin’s Creed producir fue el reto, estar desde el principio
en línea con los chicos de Ubisoft [la compañía del videojuego] buscando escritores para hacer el guion, luego encontrar el director, y Justin [Kurzel] fue un hallazgo fantástico, luego el casting [que incluye, entre otros, a Marion Cotillard y Jeremy Irons].
Lo había hecho en un nivel menor, mi compañía productora hizo Slow West (2015), pero fue un proyecto de dos millones de dólares y esto es algo mucho más grande”, dijo durante su visita promocional al país.
Cuando empezó a involucrarse en el proyecto, Fassbender no sabía nada de Assassin’s Creed, más allá de haber visto algunos carteles o publicidad por televisión.
Pero cuando le empezaron a describir el universo, que involucra por un lado a una sociedad secreta que se guía por la ciencia pero que también cree que hay seres humanos más valiosos que otros, y por otro a un grupo autodenominado de asesinos que cree y defiende la libertad de todos a cualquier costo, Fassbender no lo dudó.
No solo por el enfrentamiento de estas dos ideologías, sino por lo que está en el centro de eso. El grupo cientificista, integrado por gente de altas esferas políticas y sociales, ha desarrollado un aparato llamado Animus que permite viajar en el tiempo a partir de la memoria genética de los individuos. Así, han rastreado y reunido a un grupo cuyo factor común es que sus antepasados pertenecieron al Credo de los Asesinos que le da título a la historia, el cual ocultó la manzana del Jardín del Edén a finales del siglo XV para impedir el control absoluto de aquéllos. En la época actual, Rikkin (Irons) y su hija Sofía (Cotillard) están a cargo de la búsqueda y por fin han encontrado al descendiente del líder de los asesinos: Callum Lynch, un criminal condenado a muerte.
“Este concepto de memoria genética atrapó mi atención de inmediato. Es una cuestión muy cool pero al mismo tiempo plausible científicamente. Así, lo fantástico se ancla con algo real. El Animus es como un DeLorean genético en el que podemos explorar diferentes líneas de tiempo en la Historia, además de que tomamos elementos del parkour [que implica correr, trepar y saltar en edificios y azoteas] para las secuencias de acción”.
De hecho, los actores hicieron casi todas, salvo las más temerarias, como un salto de 38 metros de altura, que dejaron a dobles como el reconocido Damien Walters.
Incluso en Almería, España, donde se filmaron varias secuencias, grabaron en locaciones. “Se hizo muy a la vieja escuela –explica Michael–, en locaciones reales con gente real peleando, y corrimos mucho en las azoteas de los edificios, amarrados y saltando de una a otra. Tratamos de hacer lo más que podíamos. De hecho, los actores hicieron 95 por ciento de los combates por sí mismos”.
Él hizo mucho entrenamiento físico, más que nada para la parte de Aguilar. “Es una especie de personaje de wéstern, que no dice mucho, lo cual me ayudó por mi español, pero es el tipo de hombre que se expresa a través de sus acciones. Cree en sus compañeros y está dispuesto a sacrificarse por sus creencias. Requería mucho entrenamiento físico, en realidad ambos personajes, trabajan con los stunts. Cal es lo opuesto: es egoísta, cínico, le disgusta la gente. Pero es explicable pues se ha valido por sí mismo desde los 10 años, ha estado en correccionales y cuando lo conocemos ha sido condenado a muerte, así que es un tipo difícil e individualista. Fue interesante interpretar a ambos”.
Dice Fassbender que tomará un descanso de seis meses de la actuación, para dedicarse a buscar historias con su productora.
No descarta actuar en una comedia luego de este tiempo ni dirigir una película. “Me gustan las historias evocativas, que te dejen algo en lo que pensar cuando sales del cine. Intento que sean historias originales, que no haya hecho antes”.