Cada película, cada premio y cada cumpleaños nos permite celebrar la existencia de Meryl Streep, una grande de la interpración que hoy celebra sus 71 años. Lo hace convertida en la auténtica jefa de Hollywood, siempre situada en el ‘front row’ en las galas de los premios más prestigiosos, donde cada gesto, cada risa y cada aplauso puede ser capturado por las cámaras e interpretado hasta la extenuación por los periodistas. Su carrera es una inspiración para las nuevas generaciones marcadas por el MeToo: jamás jugó la carta de la típica guapa, sino la de la inteligencia y el oficio.
De hecho, ha confesado que su sueño siempre fue convertirse en una Robert de Niro. En uno de sus primeros castings, el productor Dino De Laurentiis dijo al verla: “Es muy fea. ¿Por qué me la habéis traído?”. Aún así, ha protagonizado algunas de las películas más arrebatadoramente románticas de la historia reciente del cine: “La mujer del teniente francés” (1981), “Memorias de África” (1985), “Enamorarse” (1984) o “Los puentes de Madison” (1995). Su trabajo sobre los personajes es mítico: personaliza gestos, miradas, hasta el acento. Por eso recordamos a Karen Silkwood, la sindicalista de “Silkwood” (1983); a su Susan Orlean en “Adaptation” (2002); a la Miranda Priestley de “El diablo siempre viste de Prada” (2006) o la increíble Julia Child en “Julie & Julia” (2009).
Tras su triunfo en los años 80, la década de los 90 no fue muy productiva para la actriz, quien ha vivido un auténtico reverdecer con la edad madura. De hecho, el feminismo hollywoodiense y el MeToo la ha convertido en una especie de faro-guía para las actrices de las nuevas generaciones, que sencillamente la adoran. Juega, además, a su favor un acercamiento a la moda inteligentísimo. A Meryl Streep le gusta jugar al despiste.
Lo mismo recurre a amplísimos caftanes y vestidos sin forma, profusamente bordados o con estampados espectaculares, que a exquisitos trajes de chaqueta. La habíamos visto casi siempre con manga larga o chales, pero en la entrea de los Screen Actors Guild Awards de este año deslumbró con el estilismo más maravilloso de la noche: un vestido verde bosque palabra de honor de Alberta Ferreti, que combinó con un gran collar y el toque genial de unas gafas de pasta de espíritu masculino. Increíble a sus 70 años.
Su actual estatus de icono de moda no oculta, sin embargo, lo esencial de su influencia: es la actriz que más nominaciones a los Oscar ha conseguido en la historia del cine. De hecho, tiene tres Oscar (por “La dama de hierro”, 2012; “Kramer contra Kramer”, 1982; y “La decisión de Sophie”, 1979), igualando a la mágica Ingrid Bergman y solo superada por Katherine Hepburn, quien logró cuatro estatuillas.
También es la actriz con más nominaciones a los Globos de Oro (30 candidaturas), de los que ha logrado ocho. Guarda ya en su habitación de los premios tres Emmy (uno de ellos por la gran serie “Ángeles en América”, de 2004), dos Premios del Sindicato de Actores, dos Bafta y el Premio Donostia del Festival de San Sebastán (2008). En 2014, el presidente Obama la condecoró con la Presidential Medal of Freedom, el máximo honor que puede recibir un civil en Estados Unidos. Mike Nichols, el director de “Silkwood” (1983), “Postales desde el filo” (1990), “Se acabó el pastel” (1986) o “Ángeles en América”, dijo de ella: “Se convierte en un nuevo ser humano en cada papel. Y, al hacerlo, el resto de los actores comienzan a actuar como si fuera realmente esa otra persona”.
Tres momentos clave de los últimos años la ha confirmado como la jefa de Hollywood y una verdadera maga de la viralidad. En los Oscar de 2015, su grito de apoyo al discurso pro igualdad salarial de Patricia Arquette se hizo viral, hasta el punto de convertirse en meme y finalmente en GIF que seguimos utilizando hoy.
Además, al recoger su Globo de Oro honorífico en 2017, su discurso antiviolencia a favor de los migrantes, los mismos que levantaron Hollywood en el siglo pasado, fue tan retuiteado que suscitó las iras del presidente Trump, quien la calificó de “lacaya de Clinton” y la describió como “una de las actrices más sobrevaloradas de Hollywood”. Y por si hubiera alguna duda sobre su poder viral, en esta cuarentena estuvo a punto de romper, otra vez, internet. Gracias a Zoom, la vimos celebrando con champán y en albornoz el 90 aniversario del compositor Stephen Sondheim, junto a Christine Baranski y Audra McDonalds. Para que aprenda Kim Kardashian.