Imagina cómo sería nuestro planeta si un día, al despertar, el heteropatriarcado dejara de existir y en su lugar las mujeres dominaran todo. Imagina que son ellas las que tienen los mejores trabajos, que ganan más que los hombres, que son las únicas que mantienen el hogar y las que salen a trabajar mientras ellos se dedican al hogar, a cocinar o a cuidar a los hijos; que ellas fueran el llamado “sexo fuerte”, mientras los hombres, débiles, fueran relegados a un papel pasivo, donde sus opciones de vestimenta los hicieran objetos sexuales. Imagina que fueran ellas las que acosan a los varones en un bar, las que juzgan a los hombres por lo escotado de sus camisas, por lo velludo de sus pechos, por lo fuerte y firme de sus nalgas.
Esto es justo lo que le sucede a Damien (Vincent Elbaz) en I Am Not An Easy Man (Je ne suis pas un homme facile, Francia, 2018), ópera prima de la directora francesa Éléonore Pourriat y que está disponible para ser vista en la plataforma Netflix.
En esta comedia fársica, Damien es un ingeniero, machito y ligador, que no pierde la oportunidad para tratar de enamorar al mayor número de mujeres con frases hechas y torpes lances sexuales. En su trabajo, presenta una horripilante aplicación “para machos” que es aprobada en un consejo compuesto en su mayoría por hombres, donde la opinión de la única mujer del grupo, por supuesto, no es tomada en cuenta.
Pero todo está a punto de cambiar. En un accidente, Damien se golpea fuertemente la cabeza, y al despertar lo hace en un mundo diametralmente opuesto. Ahora son ellas las que lo tratan de ligar a él con frases hechas y acoso constante. Son ellas las que no sólo rechazan su app sino que le dan el proyecto a otra mujer… sólo por el hecho de ser mujer. Y ahora, son ellos los objetos sexuales, los modelos de perfumes y lencería, los strippers en los antros atestados de “mujeres de negocios”. Y en el clóset de su casa, su ropa ha desaparecido; sus únicas opciones son shorts cortos y pegados, blusas transparentes que muestran sus pechos o pants que en el trasero tienen frases como “hot”.
Con una amplia carrera como actriz y guionista, Éléonore Pourriat hace de esta, su ópera prima como directora, una comedia que a partir del juego de espejos en la relación de poder entre hombres y mujeres provoca una necesaria reflexión sobre el machismo y el feminismo preponderante hoy en día. El juego de contrastes se eleva cuando Damien se enamora de Alexandra, mujer que en el mundo “normal” era la asistente de un escritor y que aquí es una poderosa autora que busca inspiración para su nuevo libro. La personalidad fuerte e inteligente de Alexandra termina por robarse la película. La solvente interpretación de Marie-Sophie Ferdane se beneficia además con su imagen que evoca cierta androginia que eleva la intensidad del personaje.
En la veta de comedias románticas como How to Loose a Guy in 10 Days (Petrie, 2003) o What Women Want (Meyers, 2000) pero con una apuesta mucho más ambiciosa, estamos frente a una película sumamente inteligente que más allá de la farsa obvia, no cae en el revanchismo ni en el panfleto feminista. El poderoso final (parte esencial que desmarca a esta obra de sus símiles) apunta no sólo a la reflexión sobre el papel de la mujer como madre y trabajadora, sino que además señala la vía hacia un feminismo de dos, donde hombres y mujeres deben estar juntos en una lucha que al final no es de géneros, sino de humanos en contra de una injusticia ancestral.
Je ne suis pas un homme facile
Dirección: Éléonore Pourriat.
Guion: Éléonore Pourriat y Ariane Fert,
Producción: Eleonore Dailly, Edouard de Lachomette. Francia, 2018.
Fotografía: Pénélope Pourriat.
Edición: Elise Fievet.
Con: Vincent Elbaz, Marie-Sophie Ferdane, entre otros.