Revista Cambio

The Wizard of Lies

Por: Alejandro Alemán

 

En diciembre de 2008, el admirado y poderoso asesor financiero será detenido, esposado y llevado de su lujoso departamento en Manhattan a las oficinas del FBI para ser interrogado.

Fundador del NASDAQ y presidente de un puñado de instituciones financieras, Madoff sentó las bases sobre las cuales hoy día se sostiene el mercado de valores de Wall Street. Pero en aquel diciembre de 2008, el legendario corredor de bolsa no pudo más con su conciencia. Firmó cheques por un jugoso bono de Navidad para todos sus empleados y confesó a sus hijos lo que sucedía: las multimillonarias ganancias de los últimos quince años eran resultado de un fraude orquestado por Madoff.

Se trataba ni más ni menos que del mayor fraude cometido en la historia de los Estados Unidos. Mediante un esquema piramidal, Madoff convencía a sus clientes de invertir mucho dinero con la promesa de altos dividendos. En apariencia todos estaban haciéndose ricos, aunque la realidad era que el dinero desaparecía. Sus víctimas iban desde inversionistas comunes, instituciones, hasta luminarias como el mismísimo Steven Spielberg.

Dirigida por el ya veterano Barry Levinson (Rain Man, Good Morning Vietnam, la extraordinaria Wag the Dog), la nueva cinta exclusiva de HBO, The Wizard of Lies, es la crónica del derrumbe de una familia.

A diferencia de la típica biopic que usualmente se regodea en el encumbramiento y caída del personaje, Levinson se enfoca en el momento en que todo es cuesta abajo para esta familia que vivió en la opulencia por muchos años sin sospechar su trágico final.

El arma secreta de Levinson es la presencia de su amigo Robert De Niro en el papel de Madoff. Justo cuando pensábamos que la carrera del histrión ya no daba para más (lleva al menos una década participando en comedias tontas en papeles pueriles y de mal gusto) finalmente aquí da la sorpresa. De Niro regresa a las grandes actuaciones con una interpretación que brilla principalmente por su autocontención. Se trata de un trabajo lleno de sutileza donde el actor expresa más con las miradas, los gestos y el mutis de un hombre encerrado en su propio infierno. Había pasado tanto tiempo desde que vimos a De Niro en este nivel de creación que es hasta extraño verlo otra vez enorme frente a la pantalla.

Levinson decide una ruta algo extraña en el desarrollo de su cinta. Por momentos pareciera que busca nuestra empatía con el monstruo. Mediante flashbacks vemos escenas de los tiempos felices, de un Madoff siempre al mando, duro con los sirvientes, rígido con sus hijos, opulento y a la vez pretendidamente humilde. Todo un cuadro de felicidad de la clase blanca de altos vuelos, cuyo destino no estuvo exento de cierta crueldad.

Madoff se declaró culpable de todos los cargos, siempre con el argumento de que trabajó solo. ¿Cómo es posible que sus hijos y su esposa no estuvieran al tanto de las actividades de su padre? “¿Cómo es posible que ustedes [el Gobierno], no lo hubieran sabido antes?” le revira un frustrado Mark Madoff (Alessandro Nivola) a los agentes del FBI que lo interrogan.

Y es cierto, la historia de Madoff funcionó como un chivo expiatorio perfecto a un sistema sin regulaciones y en plena crisis. El Gobierno tuvo todos los elementos para actuar hasta cinco años antes, mas no hizo nada. Incluso Madoff mismo se sorprendía de la ineptitud de las autoridades.

Levinson no deja de mencionar a otros culpables: los inversionistas que se dejaron endulzar el oído, que escuchaban lo que querían escuchar. “Siempre les dije que habría un riesgo pero nunca escucharon”, dice Madoff, tratando de justificarse, repartiendo la culpa entre dos: el que te ve la cara y el que se deja engañar por culpa de su propia avaricia.

Con poderosas actuaciones (Michelle Pfeiffer, tambièn espectacular como la esposa de Madoff) y un ritmo diferente al de la clásica biopic de Hollywood, Wizard of Lies no sólo narra una historia fascinante sino que representa el regreso de un De Niro a los grandes papeles, aquellos que lo convirtieron en leyenda.