No conforme con su polémica participación en Cannes, ahora Netflix estrena una cinta irreverente que muestra la cara política de una guerra cuyo protagonista y productor es sinónimo de éxito
En la más reciente edición del Festival de Cannes (la número 70), la participación de Netflix con dos de sus producciones originales provocó un alud de críticas por parte de los exhibidores franceses. La queja es que Netflix estaría “matando al cine” dado que sus películas no pasan antes por la sala de exhibición.
El escándalo fue tal que se dijo que esta sería la última vez, Cannes no aceptaría más producciones de compañías de streaming a menos que cumplan antes con el requisito de exhibirse en cines de manera exclusiva. El jurado presidente de esta edición, Pedro Almodóvar, cantó claro la guerra contra Netflix: “Sería absurdo que la Palma de Oro la ganara una cinta que no puede verse en cines”. Y la amenaza, por cierto, fue cumplida. Sin embargo, ¿Netflix realmente está matando al cine?
Esta semana, la plataforma estrenó War Machine, cinta dirigida por el australiano David Michôd, producida por Netflix, basada en el libro Operators escrito por Michael Hastings y que a su vez surge de un reportaje publicado por la revista Rolling Stone (escrito por el mismo Hastings) donde el periodista relata sus días en Afganistán junto al general Stanley A. McChrystal, comandante de las fuerzas internacionales desplegadas en la zona. El artículo de Hastings causó un tremendo cisma, pues su texto no sólo describe el caos burocrático de la guerra o la megalomanía de McChrystal –afirmaba estar ahí para “ganar la guerra”–, sino que además registró las duras críticas del general y su círculo de cercanos contra Barack Obama, particularmente por su decisión de salir de Afganistán en 18 meses. La publicación de ese texto le costó el puesto a McChrystal.
Michôd sitúa a War Machine entre la realidad histórica y la farsa, cambia de nombre a los personajes, no obstante los hechos sucedieron tal cual se muestran. Brad Pitt interpreta al general McMahon, a quien se le asigna la misión de ir a Afganistán para resolver el desastre que se ha convertido luego de 8 años de invasión. McMahon es un ser pintoresco, una especie de muñeco Ken vestido de militar; camina siempre con la espalda rígida, corre todas las mañanas, trata bien a sus subordinados y cree fervientemente en la gloria de la guerra y en la misión de Estados Unidos de llevar paz a todo el mundo.
De hecho, es justo lo que intenta hacer en Afganistán: ganar el corazón de sus pobladores, convencerlos de que ellos son los buenos y los talibanes son los malos. McMahon cree tener la clave para desenredar el embrollo de tantos años de ocupación militar.
Con un tono cómico, irreverente, con personajes que parecen salidos de una caricatura pero con un pie en la realidad, War Machine describe poco a poco la cara política de la guerra: un McMahon que cabildea para que le den más tropas, que negocia con el presidente de Afganistán (Ben Kingsley), a quien nada podría importarle menos excepto ver la tele, y con una tropa desmoralizada que no reconoce entre rebeldes y civiles.
Pitt –quien ya no esconde sus arrugas– regresa al tono satírico de los Coen en Burn After Reading (2008) mezclado con la bufonería de Aldo Raine en Inglorious Basterds (2009), sumando una carga melancólica y absurda al personaje.
La cinta es una crítica directa al universo burocrático de la guerra, aunque dispara a todos los frentes: se mofa del patrioterismo republicano, de la tibieza de los políticos, e incluso de la indecisión de Barack Obama para dar fin al problema.
Esto trajo consigo consecuencias económicas. La 20th Century Fox estimó que la cinta molestaría a demasiados sectores, por lo que decidió asignar menos presupuesto del acordado. Brad Pitt, también productor de la cinta, fue entonces a tocar la puerta de Netflix, con el resultado que ya conocemos.
El streaming no está matando al cine, como dicen los exhibidores en Cannes, al contrario, le da una alternativa a cintas que por costos, distribución o censura podrían no ser vistas de otro modo. War Machine es un claro ejemplo de que su modelo funciona.
Dirección y guion: David Michôd, basado en el libro escrito por Michael Hastings.
Producción: Brad Pitt, Jeremy Kleiner. USA, 2017.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Edición: Peter Sciberras.
Con: Brad Pitt, Topher Grace, Ben Kingsley, entre otros.