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Memoria porteña

Francisco Larios llena de nostalgia una pequeña galería donde exhibe Mar bermejo, añoranza transformada en arte que evoca la esencia pesquera que alguna vez proliferó en Guaymas
12 de Junio 2017
Foto: Especial
Foto: Especial

Por Irma Gallo

Hay en la colonia San Rafael un pequeño espacio para el arte. Sólo quien sabe de su existencia lo busca, porque el letrero en la calle de Francisco Pimentel número 3 dice poco: unicamente están escritas las siglas de la galería Hilario Galguera.

En esta casa, convertida en un espacio artístico que para nada desentona con el paisaje de la San Rafael, se exhibe el trabajo del artista sonorense Francisco Larios. Y todo en su obra huele a nostalgia. El título de la exposición es Mar bermejo, porque así es como se le conocía antes al Golfo de California. El trabajo, dice el artista –camisa azul, lentes de armazón grueso, cabello cano y piel morena–, “es parte del segundo año de mi proyecto como becario del Sistema Nacional de Creadores, y todo este conjunto de obra lo conforma todo el proceso de postinvestigación”.

Fotografía digital, esculturas pequeñas en madera, yeso y alambre, así como pintura, componen el universo de Mar bermejo, que según explica su creador, “tiene que ver la desaparición de la memoria física en el puerto de Guaymas; todo lo referente a la actividad pesquera”.

Aunque desde hace tres décadas vive en Monterrey, dice orgulloso: “Yo soy porteño, del puerto de Guaymas”, y aclara que decidió dedicar este proyecto a su ciudad natal “porque la práctica de la pesca desapareció por el cambio de la actividad económica. Es muy poca la actividad pesquera ahora. El puerto de Guaymas ya es básicamente maquilador”.

Larios está parado frente a una serie de fotografías digitales intervenidas con ayuda de un software que muestran distintos buques hundiéndose en la penumbra. El mar y el cielo se confunden; se pierde el horizonte, los azules se tornan negros. Este océano huele a tristeza.

“Estas obras tienen la idea de nostalgia, de desaparición, de deterioro. Finalmente, la actividad económica conforma mucho el perfil cultural, social, de una región. Es lo que le da ese perfil. Entonces al desaparecer la pesca, esta memoria y este perfil colectivo de la sociedad ha ido desapareciendo”.

Francisco Larios continúa su recorrido por la sala en la que están exhibidas cuatro de las 42 fotografías digitales que conforman esta serie a la que llamó “Buques fantasmas”.

“Quise abordar desde diferentes ángulos, y no de manera tan literal, este proceso de desaparición. No que fuera una aproximación un tanto literal, documental, sino que hubiera esta parte poética, también”.

Con seriedad, el artista explica: “La flota camaronera de Guaymas estuvo conformada por casi 600 barcos y a medida que se implementó este cambio de la actividad económica, y no nada más en México, esto es a nivel mundial, se vio un declive tremendo: los mares se han agotado, muchos de los recursos marinos ya es imposible obtenerlos; hubo una sobrexplotación despiadada, y por ende las herramientas de las cuales la comunidad se valía, que eran los barcos, para obtener esos recursos, desaparecieron: unos se hundieron, otros fueron desmantelados. Y también los astilleros, los mismos astilleros destinados a construir los barcos han desaparecido. De hecho, una de las empresas más visibles, de las que daban trabajo a mucha gente, el astillero de Guaymas, ya está totalmente desmantelado”.

Poco después, al llegar a la sala más grande de la galería, hay una serie de partes de barcos y astilleros en madera y yeso. Parece el despacho de algún arquitecto diabólico que estuviera planeando cómo hundir los buques y para ello hubiera construido modelos a escala.

“Muchos van desapareciendo en la bruma, como una metáfora de lo que está sucediendo en toda esta región”, cuenta Larios. “Y no ha sido sólo en Guaymas, sino también en el sur de Sonora, en el norte de Sonora; todas las comunidades pesqueras están ahora en esta encrucijada”.

Al deterioro en el medio ambiente, dice el artista, ha seguido la descomposición social. “Guaymas era un puerto muy visible, pero en muchísimas comunidades que no son tan visibles y que han estado sometidas al mismo proceso, ahí sí el abandono y el deterioro de todo el tejido social es tremendo. Está deshecho. Y ante una sociedad así, otras actividades tienden a llenarla –desgraciadamente es lo que sucede en México–: el narcotráfico. No sólo es en la pesca, también es en las regiones ganaderas, agrícolas, en donde se practicaba la minería”.

Otra sección de la exposición Mar bermejo está conformada por una serie de fotografías en blanco y negro de espectaculares que Francisco intervino con fragmentos de la canción “La barca de Guaymas”.

“La idea aquí fue colocar en varios puntos de Guaymas estos letreros y que la comunidad se reuniera para cantar la canción y hacer un pequeño convivio alrededor de los puntos emblemáticos, de lo que ahora son espacios que han desaparecido en Guaymas. Toda la actividad comercial, social y económica de Guaymas era alrededor de la bahía, y es muy visible todavía, desde cualquier punto de esta, los espacios que han desparecido: las cooperativas, los hoteles, los salones sociales”.

Mar bermejo, esta colección de imágenes insólitas del abandono y la desesperanza, se puede visitar hasta el 21 de julio en la galería Hilario Galguera.

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