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Vamos a leer personas

Las Bibliotecas Humanas tienen bibliotecarios, libros y lectores, aunque tal vez los libros humanos le impongan al lector los retos de sus propios prejuicios
26 de Diciembre 2016
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Por Alejandra del Castillo

“Lo repito: basta que un libro sea posible para que exista. Solo está excluido lo imposible”, escribe Jorge Luis Borges en La Biblioteca de Babel, esa biblioteca que otros llaman Universo y donde probablemente se cuentan todas las historias de todos los hombres.

Pero imagina esa biblioteca con libros que se presentan en su forma humana, que están escritos al tiempo que cuentan y que en su voz puedes encontrar todas las palabras de las que han hecho acopio para compartirte algo personal, tal vez un tema difícil que está puesto entre la persona-libro y la persona-lector como un diálogo abierto para expresar. Bienvenido a las Bibliotecas Humanas.

La semilla de las Bibliotecas Humanas fue el brutal asesinato de un joven en Copenhague en 1993. A raíz de la pérdida, sus amigos Ronni Abergel, Erich Kristoffersen, Asma Mouna, Thomas Bertelsen y Dany Abergel crearon la organización juvenil Stop the violence, su objetivo era reducir la violencia juvenil mediante el rompimiento de los estereotipos que rodeaban el brutal ataque en el que fue muerto su amigo.

Stop the violence había organizado actividades de sensibilización en toda Dinamarca, y para el año 2000, Leif Stov, Director del Festival de Roskilde, pidió a la organización que creara un evento que pudiera desafiar los prejuicios, invitara al diálogo y generara relaciones positivas incluyentes y de diversidad entre los asistentes al festival juvenil. El resultado fue la creación de la Biblioteca Humana donde los grupos juveniles podrían establecer una conexión y participar activamente a través de una conversación. La primera Biblioteca Humana tuvo la participación de 75 libros humanos.

¿Cómo funciona?

Llegas a la Biblioteca Humana y tienes ganas de leer. A tu disposición está un catálogo de libros-persona con diferentes temas, experiencias e historias. Te llaman la atención algunos temas pero te decides por uno en especial. Te acercas a tu libro, te está esperando. El encuentro puede durar 15 minutos, media hora, y en algunos casos no tendrá límite de tiempo. Lo importante es que el diálogo suceda y generar una conversación orgánica.
Las Bibliotecas Humanas tienen bibliotecarios, libros y lectores, solo que probablemente los libros humanos serán de temas que están llenos de prejuicios y estereotipos que te pondrán como lector ante el reto de enfrentarte a la diferencia, a un estado que no consideras seguro por tus propios pensamientos y creencias. No por eso hay que dejar de leer. Estos libros hablan de inclusión.

Ronni Abergel explica en la charla TEDx “Don’t judge a book by it’s cover” que todos tenemos prejuicios, etiquetamos o estereotipamos a la gente que es diferente a nosotros y que aunque esto pudiera ser negativo, la diversidad debería hacer sociedades más solidarias, incluyentes, fuertes e inteligentes. Es por eso que la Biblioteca Humana reúne a todas las personas “impopulares”: refugiados, gais, transgénero, ciegos, musulmanes, esquizofrénicos, desempleados, madres adolescentes, chicos con síndrome de Down, gente con trabajos difíciles, policías, vagabundos, poliamorosos, afroamericanos, bipolares, y alcohólicos, entre otros.

Los libros-persona deben prepararse para compartir su historia de vida, ser honestos, estar dispuestos al diálogo para transformar la experiencia en aprendizaje. Algunos de estos libros ya son considerados best sellers. Desde el 2000 más de 70 países se han sumado para organizar Bibliotecas Humanas.

La experiencia mexicana

La primera vez que Tamara Gutverg participó en una Biblioteca Humana fue en Salzburgo como parte del Salzburg Global Seminar on Media Literacy and Global Change, estaba de intercambio cuando uno de sus profesores organizó el evento. Entonces ella fue un libro sobre judaísmo y fue lectora de una historia de abuso sexual y violencia doméstica.

“La conversación me permitió ver una perspectiva que desconocía de la realidad del otro. Tener ese contacto, ponerle un rostro y tener una conversación íntima, cara a cara te hace ver el caso, el tema y el estereotipo desde un acercamiento mucho más sensible”, narra Tamara de acuerdo con su experiencia.

Tamara decidió compartir su vivencia en la Universidad Iberoamericana, y junto con su compañero Andrés Murguía, también estudiante de Comunicación, lanzó la convocatoria para invitar a los libros a hablar del tema que ellos quisieran; estos fueron: Derechos humanos el mundo patas arriba, Feminismo, Homofobia, Homosexualidad, Judaísmo, La depresión como experiencia de vida, Perdonar como camino hacia la liberación, Caminando en un país de fosas, Violencia de género, entre otros.

La biblioteca contó con la asistencia de 30 lectores, cada uno eligió su libro y se sentó a dialogar con él; hubo preguntas y algunos libros convertían en libros a sus otros lectores.

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