POR JAVIER PÉREZ
La obra de Andy Warhol, dice Douglas Fogle, resulta muy vigente en la actualidad. Y eso, sostiene, puede verse en Andy Warhol. Estrella oscura, exposición de la que él es curador y que se presentará a partir del 2 de junio en todas las salas del Museo Jumex. Su curaduría, que incluye un estimado de 130 obras, se centra en los primeros años de Warhol, más o menos entre 1961 y 1973, periodo que él considera el más productivo en la carrera del artista estadounidense y que empieza con la pieza sobre la lata de sopa Campbell’s y concluye con el retrato de Mao, a quien consideraba una de las personas más famosas del siglo XX.
“Hay muchos Warhols y cada quien tiene su opinión sobre ellos, porque depende de diferentes periodos de su carrera.
A él le dispararon en 1967, en su estudio, y casi muere. A partir de entonces cambió y dejó de ser el artista avant garde que se relacionaba con drogadictos y prostitutas y se enfocó más en lo comercial. Creo que la gente sólo puede ver el Warhol tardío, que aceptaba hacer retratos a pedido, y olvidan su verdadero momento avant garde”.
Ese momento tiene un espejo en la actualidad, pues su trabajo, dice Fogle, criticaba y cuestionaba la forma como usamos los medios para deconstruir personalidades. “El mundo en el que vivimos es una hiperversión de aquel, es todavía el mismo mundo, de algún modo, pero acelerado. Él estaba señalando la aceleración de ese mundo en los años sesenta”.
Warhol era el publicista mejor pagado de Nueva York cuando decidió cambiar el rumbo de su carrera y convertirse en pintor, en 1961. Él fue una de las personas que inventaron lo que conocemos como arte pop y empezó a trabajar en una época de cambios culturales. “Su primer impulso fue ser alguien como De Kooning, Jackson Pollock o Robert Rauschenberg, de hecho comparte más con este último que con De Kooning o Pollock. Lo más importante para él era causar un impacto como pintor y ser conocido como tal”, dice Fogle.
Lo consiguió desde el comienzo con una obra centrada en una innovación radical a partir de lo que Tony Shafrazi considera una asombrosa habilidad para identificar y manipular los aspectos más atrayentes de la publicidad y la comunicación visual y hacerlos converger en pinturas-imagen. “El resultado guió a la transformación del arte objeto en un ‘producto’ y el estudio tradicional de un artista en una ‘fábrica’, la pintura en ‘negocio’ y el pintor en una ‘máquina´. Este uso ingenioso de la industria fue el comienzo de la mercantilización del arte y distinguió a Warhol de cualquier artista de su tiempo. Además, hizo su obra tan relevante en el siglo XXI”.
El artista estadounidense, no obstante, le restaba importancia. Así lo hizo saber reiteradamente y en una entrevista que él le hace al crítico de arte David Bourdon entre 1962 y 1963 (recogida en Andy Warhol. Entrevistas, de Kenneth Goldsmith, Blackie Books) lo expresa de este modo: “… me gustan las cosas corrientes. Cuando las pinto, no intento que parezcan extraordinarias. Me limito a pintarlas como son, normales y corrientes. Los críticos sociológicos son creadores de basura”.
Warhol trabajaba sus obras mediante fotografías instantáneas que luego ampliaba a blanco y negro en impresiones en serigrafía. A partir de ahí, elegía los colores y hacía los trazos. “Estoy a favor del arte mecánico –dijo en la entrevista aludida–. Cuando empecé a hacer serigrafías, fue principalmente para explotar imágenes ya existentes por medio de las técnicas comerciales de la reproducción múltiple… Para mí son sólo cuadros impresos. No le veo ninguna relación con los grabados pero supongo que, al acabar una serie, debería destruir la plancha para evitar falsificaciones. Si alguien falsificara mi arte, me sería imposible identificar las copias”.
En otro texto incluido en el mismo volumen decía: “El motivo por el que pinto así es porque quiero ser una máquina y que tengo la sensación de que todo aquello que hago, y que hago como si fuera una máquina, es precisamente lo que quiero hacer”.
Dice Douglas Fogle que él recomienda a los primerizos en la obra de Warhol acercarse con la mente abierta acerca de lo que constituye un trabajo artístico. “Creo que uno de los procesos más radicales que Warhol hizo fue sacar sus manos del proceso que significa hacer una pintura usando la serigrafía, por ejemplo. Le pediría a la gente que viera su trabajo como otra forma de historia de la cultura que vivimos, sea a través de los productos como la lata de sopa, o las estrellas como Marilyn Monroe o las imágenes de los choques de los periódicos, que piensen en la forma como nuestro mundo de hoy es producto de ese momento del que él viene, el mundo de los medios masivos que empezaba a desarrollarse antes de Internet, Instagram y Facebook”.