Por Sarah Wu y Donny Kwok
HONG KONG, 18 feb (Reuters) – El negocio de distribución de aceite de oliva de Tom Bennell sufrió serios contratiempos durante los meses de protestas prodemocracia que vaciaron los hoteles y restaurantes de Hong Kong, sus principales clientes. Ahora teme que el golpe de gracia llegue con la batalla contra el coronavirus en la ciudad.
La empresa Olives and Oils, con dos décadas de antigüedad, abastece a más de 20 hoteles de cinco estrellas, así como a clubes, charcuterías y restaurantes en el territorio controlado por China, donde el comercio minorista y el turismo funcionan como engranajes adicionales para una economía basada en el comercio exterior y las finanzas.
El coronavirus, que ha matado a más de 1.700 personas al otro lado de la frontera en la China continental y a uno de los 60 pacientes de Hong Kong, ha reducido las llegadas de turistas a un goteo y mantenido a los residentes alejados de las tiendas en un momento en que la ciudad está sumida en su primera recesión en una década.
El negocio está sufriendo tanto que para recortar gastos Bennell ha sacado a sus dos hijos adolescentes del colegio internacional al que iban. Si las cosas no cambian, podría verse obligado a dejar una ciudad que ha sido su hogar desde 1993.
“Esta es la gota que colma el vaso. Es horrible”, dijo el hombre de 46 años. “Esto es lo peor que he visto nunca. Es increíble”.
Las ventas al detalle en Hong Kong han estado en caída libre durante un año mientras la economía se contraía durante tres trimestres consecutivos, cayendo un 19,4% en diciembre mientras los manifestantes, indignados por la percepción de que Pekín estaba estrechando el control sobre la ciudad, se enfrentaban a la policía en los centros comerciales.
Los dirigentes del Partido Comunista en Pekín niegan cualquier injerencia en las libertades de la antigua colonia británica, garantizadas cuando el territorio volvió al dominio chino en 1997.
Se prevé que las ventas al por menor registren su mayor caída en enero, alrededor del 30%. Las llegadas de turistas a Hong Kong en febrero se redujeron a menos de 3.000 al día por término medio, frente a los 100.000 de enero, una cifra que ya representaba menos de la mitad del flujo en comparación con enero de 2019.
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“UN INVIERNO MUY FRÍO”
La Federación de Restaurantes y Comercios Relacionados de Hong Kong afirmó que más de 100 restaurantes habían cerrado.
Kwok Wang-hing, que trabaja como cocinero en un restaurante de dim sum y preside la Unión General de Empleados de Establecimientos de Comida, dijo que el negocio de los restaurantes había caído un 30-50% durante las protestas, pero el coronavirus lo había elevado al 70-80%.
“Es bastante deprimente. La gente en el sector (…) sigue preguntándose cuándo perderán sus trabajos”, comentó Kwok.
El Consejo de la Industria Turística de Hong Kong apuntó que se había producido una oleada de cierres de agencias de viajes y negocios relacionados que ponía en riesgo más de 40.000 empleos.
“Estamos muy preocupados y no estamos seguros de cuánto tiempo podremos aguantar sin actividad”, dijo a Reuters la directora ejecutiva del consejo, Alice Chan. La Asociación de Gestión de Minoristas de Hong Kong declaró que había entrado en “un invierno muy frío” que amenazaba su supervivencia.
Los primeros 10 días del Año Nuevo Lunar, la mayor fiesta del año, supusieron una caída del 30-50% de media en el negocio en comparación con el periodo equivalente del año pasado, y las ventas de joyas, relojes, cosméticos y ropa se redujeron en hasta en un 80%.
La cadena de restaurantes LH Group Limited dijo que había cerrado temporalmente todos sus restaurantes On-Yasai y el Club Mou Mou desde el 13 de febrero. Chow Tai Fook Jewellery, distribuidor de gemas preciosas y relojes cerró temporalmente 40 puntos de venta en Hong Kong y la vecina Macao, y el resto operan en horarios más cortos.
La cadena de cosméticos Sa Sa International ha cerrado algunas tiendas y ha dicho que recortará su plantilla de Hong Kong hasta un 3% y reducirá los salarios entre un 10 y un 40% entre marzo y mayo, con el objetivo de bajar los costes en un tercio.
Es de prever que el desempleo, ahora en un 3,3%, aumente considerablemente este año.
Owen Kwok, jefe del Sindicato de Minoristas de Primera Línea, dijo que a 800 de sus 3.000 miembros se les había pedido que tomaran una baja sin sueldo.
Cat Hou, 28, presidenta de un sindicato de camareros y bármanes, perdió su propio trabajo en una coctelería del centro. El dueño dijo que tenía que irse o ella o el encargado, y fue ella la que decidió salir.
Dijo que el establecimiento sobrevivió el año pasado con la aparición de clientes que llegaban después de las protestas, después de que la policía despejara las calles.
“Ahora no hay nadie”, dijo Hou.
Cheung Kwok-tsing, de 61 años, solía trabajar dos semanas al mes en restaurantes y locales propiedad del Grupo Península y podía ganar hasta 800 dólares de Hong Kong (100 dólares estadounidenses) al día. Sus ingresos le ayudaban a pagar su alquiler de 1.900 dólares de Hong Kong (245 dólares) por cuatro metros cuadrados en un apartamento subdividido y apenas cubrían los gastos de manutención.
Esos restaurantes solo han abierto dos días en febrero.
“Incluso aunque no coma casi nada, no hay mucho remedio”, dijo Cheung. “A veces (…) sólo como unas rebanadas de pan”.
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(Información de Sarah Wu, Donny Kwok, Pak Yiu, Anne Marie Roantree, Felix Tam, Farah Master, Twinnie Siu, Noah Sin y Marius Zaharia; escrito por Marius Zaharia; edición de Nick Macfie; traducido por Tomás Cobos)