Este grupo de rumanos hizo una importante inversión en México y la historia sería de éxito si no fuera porque este grupo de rumanos eran “skimmers”, gente que roba información de tarjetas bancarias insertando dispositivos o software ilegales en los cajeros automáticos. Su líder no era un CEO, era Florian Tudor, una figura del mundo criminal apodada “El Tiburón”. Y cuanto más grande era su negocio, más crímenes tenían que cometer para que siguiera creciendo: lavado de dinero, intimidación, soborno e incluso, presuntamente, asesinato.
Hoy, según la policía y exintegrantes de la banda, son uno de los mayores grupos criminales de “skimming” del mundo, pues controlan cerca de 10% de un mercado global de 2 mil millones de dólares.
OCCRP (Organized Crime and Corruption Reporting Project) y sus socios Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y Quinto Elemento Lab revisaron miles de documentos, entrevistaron a personas en tres continentes, rastrearon redes sociales y ordenaron este rompecabezas sobre la delincuencia transnacional. A pesar de que los agarraron en más de una oportunidad, la banda ha seguido operando en el mundo entero, sin que se vislumbre el final de sus operaciones ilícitas.
Costosas vacaciones
Rod, un texano que disfrutaba de sus vacaciones en la Riviera Maya, fue una de las víctimas de la banda. Al acudir a un cajero automático, en sólo 15 minutos, los ladrones sacaron más de 800 dólares de su cuenta. Él lo notó de inmediato. Dice que tenía activado un sistema de alertas en su celular que le notificaban cualquier transacción superior a 250 dólares. Miles de turistas se han enfrentado al mismo problema desde 2012, cuando un grupo de criminales liderado por rumanos convirtió Cancún en su base de operaciones. OCCRP los apodó “La banda de la Riviera Maya en Quintana Roo”.
“El Tiburón”
Craiova es la ciudad natal de Florian Tudor, un hombre de negocios de 43 años y, según las autoridades rumanas, el líder de “La banda de la Riviera Maya”. Ésta, de acuerdo a la policía y a un exintegrante, cuenta con alrededor de mil miembros. Varios de los edificios más nuevos de la ciudad son inversiones que vienen de las operaciones de “skimming” de Tudor, afirman agentes.
Sin embargo a partir de enero de 2020, la policía rumana empezó a investigarlo por dirigir un grupo de delincuencia organizada. La policía mexicana también lo tiene en su punto de mira. La Dirección de Investigación del Crimen Organizado y el Terrorismo de Rumania (DIICOT, siglas en rumano) alega que Tudor ordenó que amenazaran, golpearan, chantajearan y asesinaran a enemigos incluyendo exintegrantes con los que se disgustó.
Tudor, que todavía tiene su base en México, niega estas acusaciones. “No soy un criminal y nunca lo seré”, dijo Tudor en un intercambio de correos electrónicos con OCCRP: “Nunca he matado a nadie y nunca he ordenado que maten a nadie”. Afirma que es un empresario legal, víctima de autoridades corruptas de Rumania y México, sobornadas por criminales. También, acusa a la policía mexicana de haberle robado, y señala que los reporteros de OCCRP son aliados de estas autoridades corruptas.
De Craiova a Cancún
Antes de 2014, Tudor se mudó a la Riviera Maya, donde lo conocen como “El Tiburón”. Varios compatriotas de Craiova le siguieron los pasos. Uno de ellos era Adrián Tiugan, de 36 años, un matón de poca monta que se hacía llamar “Mufa” o “El Jack” y que ya tenía antecedentes criminales en Italia y el Vaticano, pues en 2012 las autoridades lo condenaron a dos años y medio de prisión por alterar cajeros automáticos. En diciembre de 2013, Tiugan apareció en las oficinas de registro empresarial de Cancún para crear Top Life Servicios, cuyo objeto era servir y operar cajeros automáticos en México.
Tiugan registró las compañías bajo el nombre de Paul Daniel Ionete, un rumano de Craiova conocido por los miembros de la banda. Para probar su identidad, Tiugan usó un permiso de residencia mexicano y un pasaporte temporal rumano falsificado, que llevaba la foto de Tiugan y el nombre de Ionete. Este documento muestra una vigencia de cinco años, aunque los pasaportes temporales rumanos sólo son válidos un año. No hay evidencias de que Tiugan haya tenido problemas con las autoridades locales. A pesar del pasaporte falso y de que Rumania emitiera una orden internacional de captura. En un email a OCCRP, Tudor refutó el hecho, argumentando que él, su hermano y sus socios no usan identidades falsas porque “no tenemos nada que ocultar”.
Los “skimmers” y recaudadores de la banda operaban en lugares tan lejanos como Indonesia, India, Barbados, Granada, Paraguay, Brasil, Japón, Corea del Sur y Taiwán.
Adrián Enachescu, de 33 años y hermanastro de Tudor, lo siguió en 2015 a Cancún y se convirtió en accionista de Top Life junto a Tiugan. Tudor también atrajo a Ion Damián Nedescu, de 49 años, un empresario y filántropo de la ciudad portuaria rumana de Constanza. Nedescu era un empresario exitoso, que había caído en dificultades financieras. No está claro cómo se conocieron, aunque la novia en aquel momento de Nedescu era de Craiova y podría haberlos presentado.
Nedescu era conocido en Rumania por su historia inspiradora por los esfuerzos que hizo para ayudar a su hijo y a otros niños con autismo. En febrero de 2014 Nedescu se hizo con 20% de las acciones de Top Life y se convirtió en representante de la empresa. Registros judiciales conocidos por OCCRP muestran que la banda empezó a comprar cajeros chinos, incluyendo de las marcas Triton y Hyosung.
Lo que hicieron fue hackear sus procesadores e instalar su propio software, diseñado a medida para capturar datos de tarjeta bancaria. Enachescu se involucró con otras compañías dirigidas por la banda, incluyendo Intaller que compraba y vendía cajeros nuevos y usados.
Pero “La banda de la Riviera Maya” no se detuvo ahí. En 2014 lograron un acuerdo con Multiva, un respetado banco mexicano. Los cajeros que pertenecían a Top Life irían con el logo de la institución financiera. Para 2017, Top Life operaba más de 100 cajeros automáticos con la marca Multiva a lo largo de la Riviera Maya y en otros sitios turísticos de México.
Un exintegrante de la banda, que se convirtió en testigo de la fiscalía rumana, describió en una declaración firmada en marzo de 2019, cómo trabajaba Top Life Servicios: “Controlamos alrededor de 100 cajeros con chips instalados en ellos… En promedio, cada máquina copiaba cada mes unas mil tarjetas. Retirábamos alrededor de 200 dólares de cada una de estas tarjetas, 20 millones de dólares retirados cada mes”.
Recordó que tenían 20 cajeros en Puerto Vallarta, cuatro en Baja California, 24 en la isla de Cozumel, 30 en Playa del Carmen, cinco en Tulum y tres en el centro comercial Las Américas en Cancún. Top Life Servicios terminó generando ingresos por 240 millones de dólares anuales, libres de impuestos. Eso convirtió a “La banda de la Riviera Maya” en controladora de una de las operaciones de “skimming” más grandes del mundo, con cerca de 10% del total global manejado por sus miembros. El exintegrante de la banda dijo que la organización creció hasta tener unos mil miembros, con un núcleo de unas 50 personas cercanas a Florian Tudor.
Para manejar esos beneficios, la banda creó en 2015 la Inmobiliaria Investcun, a cargo de Enachescu, el hermanastro de Tudor. La compañía invirtió millones del grupo en propiedades en México. La pandilla construyó su sede, una imponente mansión de varios pisos con piscinas en la azotea y ascensores, en un terreno que Investcun compró en una zona privilegiada de Cancún. Para 2019, la empresa también estaba involucrada en el desarrollo de un proyecto residencial y de golf en Puerto Morelos, un destino turístico entre Cancún y Playa del Carmen.
Otras compañías mexicanas controladas por Enachescu incluyen Mexrou, una sociedad de importación y exportación; Alto Mundo, una empresa de gimnasios y ropa deportiva; Intacarrent, que alquila y repara vehículos, y Brazil Money Exchange, que tiene oficinas a lo largo de la Riviera Maya.
“El Tiburón” era accionista de Intacarrent y de Brazil Money Exchange y tenía poder notarial sobre Inmobiliaria Investcun. También era administrador de Europe Invest, otra empresa con sede en Cancún que usaba para inversiones en bienes raíces.
Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) también pidió su versión a Nedescu, quien dijo que no podía responder las preguntas, pues hay una investigación en curso sobre la organización de Tudor: “Hasta que terminen las investigaciones realizadas por los órganos competentes, me permitiré no expresar mi opinión. Gracias por su comprensión”, dijo.