De acuerdo con los resultados de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE), son mexicanos que se encuentran en un estado de suspensión laboral temporal ocasionado por la cuarentena. Sin embargo, el Inegi aclaró que se trata de una suspensión sin percepción de ingresos de por medio y sin certeza de si se mantiene el vínculo laboral o de retorno al trabajo.
Dentro de ese universo, la población desocupada, es decir, la que no tiene trabajo –que a su vez manifestó haber buscado empleo en abril de 2020- es de alrededor de 2.1 millones de personas, que equivalen a 4.7% de la Población Económicamente Activa (PEA), tasa superior en 1.7 puntos porcentuales respecto al mes inmediato anterior y en 1.2 puntos porcentuales mayor a la de abril del año pasado.
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En complemento a lo anterior, la población no ocupada con disponibilidad para trabajar, pero sin buscar activamente un empleo pasó de 5.9 millones en marzo de 2020, a 20 millones de personas en abril de 2020, lo que equivale a un incremento de 24.5 puntos porcentuales. Dichas personas, en su mayoría, están a la espera de volver a retomar sus actividades.
Por otra parte, la población ocupada que tiene la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les demanda pasó de 5.1 millones de personas en marzo de 2020 a 11 millones en abril del mismo año, equivalente a una tasa de subocupación de 25.4%.
El valor en el mes de abril se traduce en un incremento de 5.9 millones de personas subocupadas, esto es, 16.3 puntos porcentuales más respecto a marzo.
Mientras que la Tasa de Informalidad Laboral se situó en 47.7%, cifra menor en ocho puntos porcentuales comparada con la del mes previo. La población informal salió del mercado de trabajo siendo ahora población no económicamente activa con disponibilidad para trabajar.
Esta disminución también refleja la suspensión temporal de actividades y la espera de retomarlas.
La Tasa de Informalidad Laboral considera a todas las personas que trabajan para unidades económicas no agropecuarias operadas sin registros contables y que funcionan a partir de los recursos del hogar o de la persona que encabeza la actividad sin que se constituya como empresa, de modo que la actividad en cuestión no tiene una situación identificable e independiente de ese hogar o de la persona que la dirige y que por lo mismo tiende a concretarse en una muy pequeña escala de operación.