Son las 8:00 am y si uno abre Waze, esa app que promete dirigirte por las rutas más despejadas para que llegues a tiempo a donde vayas, todo el mapa se aprecia en rojo. Pareciera que la Ciudad de México se convierte en un estacionamiento gigante cada mañana. Y lo mismo pasa por las noches, a partir de las seis de la tarde cuando la gente comienza a salir de sus oficinas, poco a poco el caos se apodera de las calles.
Ni los segundos pisos, ni las autopistas urbanas con inversiones millonarias han solucionado el problema. Todo parece insuficiente y los capitalinos todavía necesitan cada día soluciones para trasladarse de un punto a otro en esta caótica urbe.
Aquí existen más de 5.5 millones de autos y sus habitantes pasan aproximadamente 219 horas extra en el auto (el equivalente a nueve días aproximadamente). A esto se suma una red de transporte público insuficiente y que no tiene la misma calidad o infraestructura en todos los puntos de la ciudad.
La capital mexicana pierde hasta 4.6 % del producto interno bruto (PIB) anual debido al tránsito y a ese tiempo muerto que las personas pasan atrapadas en sus automóviles o en el transporte público.
Pero más allá de los factores de productividad, están los factores ambientales y, por supuesto, la calidad de vida de las personas. Para ello, para encontrar opciones a fin de mejorar la vida de las y los habitantes de esta ciudad, han nacido iniciativas innovadoras que proponen aportar soluciones al arraigado problema de la movilidad.
Ecológico y rápido
“Sin una buena movilidad, la parte económica de una comunidad no es posible”, opina Jorge León, subdirector de Nuevos Proyectos de Econduce.
Esta empresa, que inició operaciones formalmente en 2015, aprovechó diversas tecnologías para crear una red de scooters eléctricos disponibles en varias terminales ubicadas en diferentes zonas de la ciudad, los cuales, mediante una suscripción, cualquier usuario puede rentar por lapsos que van desde los 30 minutos hasta días enteros. León adelanta que, tras experimentar un importante éxito durante la contingencia ambiental que se vivió en el primer semestre en la Ciudad de México, tienen planes de crecimiento para pasar de los 120 que poseen hoy a 500 a finales de 2017, además de que buscan ampliar sus servicios con otro tipo de vehículos también eléctricos.
Los scooters de Econduce son una opción para las 2 000 personas que los utilizan, por lo menos una vez a la semana, pues ahorran hasta 30 % de tiempo durante sus traslados y cuentan con 40 estaciones de recarga en diferentes puntos de la ciudad, especialmente en las delegaciones Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc y Benito Juárez.
“Sabemos que no vamos a solucionar toda la movilidad de la Ciudad de México con nuestro servicio, somos una pieza más del rompecabezas, pero sí ofrecemos una opción distinta, divertida, segura, rápida y ecológica”, subraya León.
En los últimos meses han tenido acercamientos con autoridades locales y federales para buscar, por ejemplo, la instalación de estaciones de recarga en la vía pública, pero se han enfrentado a diversas trabas burocráticas, a pesar de la buena voluntad, dice, de algunos funcionarios.
León sugiere que haya más integración entre los esfuerzos privados y públicos de movilidad, mediante el aprovechamiento de la información que surge de las diferentes plataformas tecnológicas que hoy están disponibles, además de dejar de invertir en infraestructura que no impulse nuevas opciones de transporte.
“Sigue habiendo una gran inversión injustificada en infraestructura para coches particulares, se siguen gastando cantidades millonarias en segundos pisos que solamente pueden usar las personas que tienen automóvil propio y eso no le soluciona la movilidad a más de 85 por ciento de la ciudad”, subraya.
¿Dónde me estaciono?
Los scooters no son una solución para todas las personas. Algunas necesitan el automóvil, sobre todo cuando se trata de padres y madres de familia que deben trasladarse por la ciudad con niños y todo lo que ello implica. Pero aquí surge entonces otro dolor de cabeza: los lugares de estacionamiento.
Otra de las grandes inversiones que se hacen en la ciudad, y que todavía resultan insuficientes, consiste en la construcción de estacionamientos, lo cual, al parecer, va en sentido contrario a la tendencia mundial.
“Mientras que en otros países hay un máximo de cajones cuando se construye un edificio, en la Ciudad de México se establece un mínimo de estos”, advierte Carlos Díaz, fundador de Parkeo, una empresa (todavía en etapa inicial de operaciones) dedicada a comunicar a los usuarios en dónde hay lugares de estacionamiento disponibles dentro de propiedades privadas.
“Por ejemplo, hay gente que va a trabajar a Santa Fe y deja libre un lugar de estacionamiento durante varias horas en la Condesa, el cual puede ser aprovechado por alguien más; nosotros ayudamos a hacer ese match de horarios y, de esa manera, los propietarios del estacionamiento pueden tener un ingreso extra, mientras que los conductores aseguran un estacionamiento seguro y económico”, explica el emprendedor.
Este sistema ayuda también a reducir los tiempos de traslado, ya que ahorra tiempo en la búsqueda de estacionamiento, además apoya al medio ambiente y economiza en combustible.
“Así aprovechamos el espacio en la ciudad, que cada vez es más reducido; además, quitamos más coches de la calle y eso libera la vía pública”, reitera Díaz. “Todos los viajes en coche comienzan y terminan en un lugar de estacionamiento”.
Este sistema está dirigido, principalmente, a aquellas personas que no pueden sustituir su coche por otros transportes, como la bicicleta, debido a situaciones como traslados en distancias largas o por algún problema de salud.
“La infraestructura del transporte público en la ciudad no es buena, y por eso muchos dependen del coche; nosotros creemos que entre más opciones de movilidad existan, será mejor para todos”, apunta.
Mejor compartir
Sin embargo, sabemos que lo que realmente atacará el problema de la movilidad es la reducción del número de automóviles particulares que actualmente saturan la vía pública. Una de las soluciones más recientes son los transportes compartidos, conocidos coloquialmente como Pool. Uber fue la primera en agregar el servicio de transporte de autos compartidos dentro de la ciudad, algo similar al modelo que la empresa francesa Blablacar inició en Europa para viajes largos entre una ciudad y otra.
En México, además de Uber, existen otras aplicaciones mediante las cuales las personas pueden pedir un taxi en modo pool a través de sus teléfonos inteligentes. Las ventajas de esto no solo es viajar con mayor comodidad, también mucho más seguros y con un pago menor que en un taxi o servicio individual.
Entre otras ventajas, estas opciones ofrecen mayor seguridad, porque le quitan el anonimato al usuario y al prestador del servicio, asegura Marcos Subía, director regional de Operaciones de Easy, una aplicación mediante la cual se puede solicitar el servicio de taxi y que surgió en 2011 como una startup en Brasil, hasta tener hoy presencia en 420 ciudades del mundo.
“Aportamos una solución al nuevo sistema de transporte inteligente de las ciudades”, menciona el ejecutivo de esta compañía que hace unas semanas amplió sus servicios para ofrecer también transportación en vehículos privados.
Más de 60 % de los usuarios de Easy son mujeres porque, explica Subía, es una opción más segura; asimismo, la mayor parte de sus clientes se encuentra entre las generaciones más jóvenes, en un rango de edad aproximado de 22 a 38 años.
“Eso habla del nuevo estilo de vida de estas personas que no poseen vehículo porque no es una prioridad para ellos poseer uno; además, encuentran otras ventajas, como la comodidad de usar los pagos digitales dentro de una misma aplicación”, indica.
Otras personas que suelen usar esta aplicación lo hacen como servicio complementario, explica Subía, por ejemplo, los que tienen auto y que en ocasiones deciden no utilizarlo por cuestiones de comodidad o ante situaciones como la contingencia ambiental.
“Pero una de las mayores razones por las que estamos en este negocio es cubrir las deficiencias del transporte público; en toda la región (Latinoamérica) encontramos que, a pesar de que los gobiernos tienen la obligación de darle a sus ciudadanos alternativas de transporte, todavía hay casos en los que el sistema público no cubre la mayor parte de la ciudad, y hay una necesidad de las personas por transportarse. Es ahí donde la iniciativa privada cobra fuerza”, apunta.
Pool Godinez
Pero el modelo Pool no es exclusivo para autos o salidas ocasionales, pues ya hay una empresa cien por ciento mexicana que ha creado un sistema de Pool-van, es decir, camionetas que tienen rutas fijas establecidas pero que se contratan y pagan por medio de una plataforma digital, donde igual que en Uber o Easy, se sabe quién es el pasajero y quién es el conductor. Estas camionetas ya conectan a personas que viven en el Estado de México, por ejemplo, en la zona de Satélite o Lomas Verdes, y que todos los días deben ir a trabajar a zonas como Plaza Carso, Nuevo Polanco o Santa Fe.
Se trata de Bussi, un servicio ejecutivo que traslada personas de un punto A a un punto B de manera cómoda, eficiente y amigable con el medio ambiente. Las unidades cuentan con conexión wifi para que el usuario pueda aprovechar el tiempo en distraerse, sin tener que preocuparse del caos vial. “Al viajar, no solo se brinda un ahorro en términos monetarios, sino también en energéticos y ambientales, ahorros que ayudan a mejorar el desarrollo urbano y a mejorar la calidad de vida de las personas”, explica Ricardo Martínez Hernández, fundador de Bussi, cuya intención es consolidar alianzas y convenios corporativos para que sean las empresas las que puedan ofrecer este tipo de transporte compartido a sus empleados, y así sumen puntos a sus políticas tanto de responsabilidad social como de sustentabilidad y compromiso ambiental.
Regular la vía pública
Pero esta llegada masiva de esfuerzos privados para ayudar a la movilidad en la Ciudad de México requiere todavía de regulación, menciona Bernardo Baranda, director para Latinoamérica del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés).
“Este tipo de servicios están usando la infraestructura pública, por lo que no se deben dejar solamente en contratos entre privados”, advierte.
Baranda menciona que otro pendiente es incentivar los esfuerzos del sector privado e integrarlos mejor con los servicios públicos, además de que el Gobierno debe mantenerse al día en el uso de las herramientas tecnológicas con las que pueda brindar un mejor servicio de transporte en la ciudad.
“El Gobierno no ha podido mantener al día sus políticas ni aprovechar los avances tecnológicos, de los cuales cada vez hay más”, destaca.
Aunque admite que todavía falta mucho trabajo por hacer, Baranda dice que hay algunos avances en la ciudad para dotar a sus habitantes de una mejor movilidad, como el uso de la bicicleta; sin embargo, se debe avanzar más rápido con el fin de atender todas las necesidades de la población, las cuales cada vez son más complejas.