Como “robusta y resiliente” califica Muriel Bowser, alcaldesa de Washington D.C., a la democracia norteamericana y asegura que a pesar de que aún no se sabe con claridad cuál será la agenda política de Donald Trump, confía en que todos los países de América del Norte sigan siendo socios. Esta confianza manifiesta tiene base en los principios de la ideología americana, sin embargo, reconoce que los demócratas, como ella, enfrentarán retos a partir del 20 de enero.
“Todavía no sabemos cómo será que el gobierno de Donald Trump se acercará a los alcaldes en general, no solo a los que somos demócratas. El presidente electo ha dicho que quiere centrarse en la infraestructura, y creo que cada alcalde, republicano o demócrata, tiene una larga lista de proyectos de infraestructura, y para desarrollarlos la administración federal deberá contemplar también a los gobiernos locales”.
Aunque existe nerviosismo en cuanto a la postura de Donald Trump ante los Acuerdos de París, Bowser asegura que un nuevo presidente no puede echar por la borda los compromisos que ha hecho el anterior, en este caso Barak Obama.
Respecto a las polémicas políticas anunciadas durante la campaña electoral de Trump, Muriel Bowser afirma que la ciudad de Washington, D.C. será la misma, una ciudad donde existe un compromiso para luchar contra el cambio climático, que respeta la diversidad y la acoge, donde las mujeres y las personas LGBT pueden vivir libres y sin miedo y sobre todo, donde las personas pueden vivir seguras independientemente de su estatus migratorio.
Cabe señalar que, en el marco de la Cumbre del Grupo de Liderazgo Climático C40 que se realizó en México durante tres días, la alcaldesa Bowser lideró una rueda de prensa donde seis alcaldes estadounidenses reafirmaron su compromiso con la lucha del cambio climático y la protección de los residentes de sus urbes, especialmente de los migrantes.
En este encuentro, también el alcalde de Phoenix (Arizona), Greg Stanton, dijo que “aunque muchos querrán deportar a los inmigrantes, no lo vamos a hacer”, a pesar de gobernar la capital de Arizona, un estado donde el republicano Trump ganó en los comicios del 8 de noviembre y donde hay un auge de la extrema derecha y del racismo.