POR JULIÁN VERÓN
El pasado sábado 4 de agosto, en un acto por los 81 años de la creación de la GNB (Guardia Nacional Bolivariana), el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue víctima de un supuesto atentado. Se registraron dos explosiones de drones mientras las cámaras de los medios de comunicación que pertenecen al gobierno transmitían en cadena nacional el evento. Minutos después del suceso, el ministro de Información y Comunicación, Jorge Rodríguez, declaró: “esto fue un atentado contra Nicolás Maduro”.
Un par de horas más tarde, Nicolás Maduro declaró que “Juan Manuel Santos está detrás de este atentado”. Al jueves 9 de agosto, hay “seis detenidos”, según Néstor Reverol, ministro de Interior y Justicia de Venezuela. Durante las horas y días posteriores a este suceso, tanto opositores al gobierno de Maduro como sus adeptos mostraron las opiniones que cualquiera que siga de cerca la situación venezolana sabría que iban a decir: la oposición no cree del todo el supuesto atentado, y el oficialismo llama a radicalizar el modelo de gobierno de Maduro.
Ahora, lo importante: ¿qué pasará en Venezuela luego de esto? Este país vive una inflación nunca antes vista en su historia, escasez de medicamentos y productos básicos que a ratos todo en conjunto parece un escenario apocalíptico y no la situación de uno de los países con las reservas petroleras más grandes del planeta; vive también una crisis eléctrica sin precedentes en el estado Zulia, donde sus habitantes pasan de 6 a 8 horas (a veces más) diarias sin energía eléctrica. Si a esto le sumamos la inestabilidad política más importante de su historia contemporánea, estamos hablando de una bomba de tiempo. Venezuela a día de hoy es eso.
¿Cómo entender un “atentado terrorista” contra el presidente de una nación?, ¿cómo entenderlo en una de las situaciones políticas más inestables del planeta? Luego de haber vivido 27 años en Venezuela, estas son las tres claves más útiles para explicar qué sigue en mi país:
- RADICALIZACIÓN DEL MODELO DE GOBIERNO
Hay un consenso entre los venezolanos: el gobierno de Maduro, luego del atentado, aumentará la represión para cualquiera que se oponga, perseguirá a los opositores, y radicalizará el modelo económico, político y social del mal llamado “socialismo del siglo XXI” que comenzó Hugo Chávez y sigue implementado por Nicolás Maduro. El 8 de agosto, mientras Maduro daba un mensaje en una cadena nacional explicando los “pasos a seguir luego del atentado”, invadieron la casa del joven diputado Juan Requesens y lo detuvieron ilegalmente. La inmunidad parlamentaria en la Venezuela del chavismo es un espejismo trágico. Agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) sacaron por la fuerza de la vivienda de sus padres al dirigente opositor, demostrando que mientras el gobierno siga al mando, violarán derechos abusando de su poder.
Todo esto, mientras Maduro en cadena decía: “Llegó la hora de combatir el terrorismo por la vía pacífica, los venezolanos debemos hacer un gran esfuerzo para erradicar estas prácticas del terrorismo colombiano”. La detención arbitraria no es una vía pacífica, cabe destacar. Además, los principales líderes opositores están presos, exiliados o inhabilitados, e incluso dos partidos políticos fueron ilegalizados. Hay civiles procesados en tribunas militares, se censuran medios de comunicación y garantizan impunidad a torturas y desapariciones.
2. MÁS ESCASEZ Y DEPENDENCIAS ECONÓMICAS Y ALIMENTICIAS
El modelo económico del chavismo tiene como base una dependencia total del gobierno para las clases bajas. Si no estás con el gobierno o si no tienes el carnet de la patria (una especie de tarjeta que te da derechos para conseguir comida a precio regulado), no te llega el CLAP (algo parecido a la canasta básica). Ahora, se anunció que cada venezolano que posea un automóvil tendrá que censarlo y poseer el carnet de la patria para seguir obteniendo gasolina a precio regulado. Quien no lo tenga, tendrá que pagar la gasolina a precio mundial. Esto para un país con un salario mínimo de casi un dólar y medio es una tragedia. Traducción: dependencia total del gobierno. Comida, combustible, medicamentos (si es que hay), todo de la teta del gobierno.
3. TENSIÓN INTERNACIONAL MÁS FUERTE QUE NUNCA
Nicolás Maduro acusó a otro presidente (Juan Manuel Santos) de ser el autor intelectual del atentado en su contra. Esto en cualquier otro país es un acto de guerra. Aquí lo que tenemos que analizar es, ¿por qué los gobiernos, analistas, dirigentes políticos o personas del gobierno venezolano evitaron señalar el presunto atentado como un acto de invasión como lo señaló su Comandante en Jefe, Nicolás Maduro?
No es real, es un invento de Maduro, y el ala del chavismo opositor dentro de la cúpula del gobierno de Maduro quiere que este error garrafal de su discurso pase desapercibido. O lo contrario: es real y todos se quieren calmar ante el inminente acto.
Sea cual sea la situación, Maduro está obligado a acelerar su plan de control social total. O sea: que el pueblo dependa totalmente del gobierno y le convenga que sigan en el poder a que se vayan.
Luego del incidente, quedó demostrado el ánimo social del venezolano: la gran mayoría quiere un cambio de gobierno como sea, no importa si esto significa la muerte de un presidente mediante un atentado terrorista o una invasión extranjera. El venezolano de a pie prefiere ser invadido que seguir con el chavismo al mando. Y esto es una gran debilidad del gobierno de Maduro. Quedó demostrado (como en el video del atentado) que Nicolás Maduro Moros está solo, muy solo. El chavismo está en su momento más débil. Si todo esto fue un montaje, demuestra que la única manera de comprar tiempo para el gobierno es cometiendo un autoatentado con explosivos. Y si no, la dictadura chavista tiene un nuevo enemigo además de Estados Unidos.
Hay un quiebre, fractura y rompimiento luego de que esos dos drones explotaran cerca del alto mando militar y Nicolás Maduro. La última mitad del 2018 definirá el futuro cercano de Venezuela y del chavismo que parece de salida más que nunca en su historia. Y todo esto, luego de “ganar” unas “elecciones presidenciales”.
