Por Andrea Montes Renaud
El reloj del fin del mundo marca las 23:58:30. Estamos a dos minutos y medio para la medianoche, ¿cómo llegamos ahí?
La comunidad científica tiene algunas razones para asumir que estamos más cerca que nunca del día del Juicio Final: la elección de Donald Trump, el calentamiento global, el creciente nacionalismo en el mundo, las vulnerabilidades de la tecnología y la proliferación nuclear.
Los investigadores del Boletín de Científicos Atómicos, que desde 1947 hacen un estimado sobre qué tan cerca estamos del fin del mundo, recién modificaron el tiempo asociado a un reloj simbólico que muestra “el inminente cataclismo global”.
El Reloj Doomsday –marca la hora del Apocalipsis– fue fundado en 1945 por científicos de la Universidad de Chicago, quienes ayudaron a desarrollar las primeras armas atómicas en el “Proyecto Manhattan”, durante la Segunda Guerra Mundial.
El reloj representa la llegada a la medianoche utilizando la alegoría del “Apocalipsis”, una especie de cuenta regresiva a cero, para medir las amenazas –nucleares, ambientales y tecnológicas– contra la raza humana y el planeta. La idea es, por supuesto, nunca llegar a la medianoche.
Este año, el reloj fue adelantado 30 segundos tras la llegada de Trump a la Casa Blanca. La decisión se tomó tras consultar a un pánel de expertos que incluye a 19 premios Nobel.
