Revista Cambio

Esculturas de basura

POR JANET McCONNAUGHEY / ASSOCIATED PRESS

Enormes esculturas de la vida marina se exhiben en el acuario y zoológico de Nueva Orleáns, todas hechas con desperdicios plásticos que llegaron a la Costa del Pacífico. Hay un tiburón blanco hecho parcialmente de tapas de botellas y juguetes de playa, y una medusa hecha en su mayor parte con botellas de agua cortadas.

Las obras, parte del proyecto “Arrastrado a la costa: Arte para salvar el mar”, son creación de Angela Haseltine Pozzi, quien comenzó a hacerlas tras ver plástico apilado por las olas en la costa sur de Oregón. Pozzi se encontraba en la ciudad de Bandon, donde vivieron sus abuelos, llorando la muerte de su primer esposo.

“Conocía sus playas de toda la vida”, dice. “Fui al mar para sanar y descubrí que el mar necesitaba curación”.

Angela quiere que la escala de sus creaciones haga que la gente se dé cuenta de cuánto plástico va a parar al océano, y actúe de acuerdo con ese conocimiento.

Letreros al lado de cada pieza proponen métodos sencillos con qué reducir el problema, como no usar popotes de plástico, reutilizar botellas de agua y recoger la basura de otros.

“Cada trozo de basura recogido y desechado de la manera apropiada es una pieza que no causará daño al medio ambiente y los animales locales”, dice el letrero junto a “Greta, la tiburón blanco”.

Angela aspira crear arte “hermoso, y un poco horripilante”.

Un ejército de voluntarios en Oregón –unos 10 000 desde que comenzó su proyecto en 2010– la ayuda a recoger, preparar y convertir la basura de la playa en arte. Una de sus piletas para plástico es una bañera también encontrada en la playa.

Ahora tiene más de 70 obras en tres exhibiciones que circulan en Estados Unidos, y ha recibido solicitudes en ultramar. Su trabajo se ha expuesto en zoológicos, acuarios y jardines botánicos, y tiene piezas exhibidas permanentemente en el Museo Smithsonian de Historia Natural y una galería en Bandon.

El Audubon Aquarium of the Americas actualmente expone seis esculturas, mientras que puede verse una de un frailecillo en el Audubon Zoo. Más piezas se sumarán a ambos recintos en octubre.

Además del tiburón y dos esculturas de medusas, hay una caja torácica de ballena a la que se puede entrar, hecha con tapas de cubetas, botellas y boyas y anzuelos; un pez espada con el pico hecho de cañas de pescar; y un alga musical para percusión. Las largas hojas de esta estatua incluyen tapas de botellas de plástico y metal encordadas en cables que repiquetean al darles un golpecito.

Robert y Lauryn Geosits, de Mandeville, Louisiana, estaban de visita con sus tres hijos.

“Es una idea maravillosa para que la gente visualice cuánta basura hay en el océano”, afirma Lauryn Geosits.

Su esposo leyó un letrero mientras su bebé dormía en un coche; Chelsea, de 7 años, y Preston, de 8, buscaban al tiburón por los objetos que él nombraba: “Tiene un parachoques de un carrito de juguete, tapas de botella, juguetes de playa, un encendedor…”.

Al preguntarle cuál era la pieza más rara que había usado, Angela respondió que “cuando has procesado más de 21 toneladas de escombros en más de 70 obras de arte, lo has visto prácticamente todo. Unas de las más impactantes son botellas de lejía con marcas de mordidas de peces”.

Un pez hecho completamente con tapas mordidas está entre las obras que se agregarán en octubre.

La mayoría de las piezas que llegarán a Nueva Orleans se exhiben actualmente en el Shedd Aquarium de Chicago, incluso una nutria, un caballito de mar y un pez payaso en una anémona.

Tynnetta Qaiyim, vicepresidenta de planificación y diseño en el Shedd, expresa tristeza de ver partir estas obras porque “han sido muy exitosas”.

La respuesta, señala, ha sido mucho mejor a la anticipada tanto en el número de fotos que los visitantes publican en redes sociales como en el incrementado nivel de consciencia en torno a la conservación.

Qaiyim inicialmente pensó que la exhibición sería más interesante para residentes de las costas, aunque dice que también conecta a los nativos del medio oeste con los Grandes Lagos.

“La gente está hablando sobre el plástico y los Grandes Lagos y los ríos navegables de una manera que esperábamos pero que no estábamos seguros de que ocurriría”, dice.

En Nueva Orleans, las esculturas fueron colocadas en una variedad de lugares donde permanecerán hasta abril.

“¡Mira! ¡Una medusa!, ¡una medusa!”, Elliot Harold, de Chalmette, gritó al divisar una de las obras de Angela al pie de unas escaleras.

“Es lo único que le ha gustado en todo el día”, dijo su abuela, Gera Mendel.