Estados Unidos anunció, el pasado jueves 12 de octubre, que se retiraría de la Unesco por considerar que esa agencia de la ONU tiene un sesgo antisraelí y necesita una “reforma fundamental”.
Aunque el gobierno del presidente Donald Trump se preparaba desde hace meses para un posible retiro de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el anuncio del Departamento de Estado sacudió la sede de la agencia en París, mientras el organismo busca elegir un nuevo director.
La directora saliente de la Unesco, la búlgara Irina Bokova, expresó su “profundo pesar” por la decisión de Washington y trató de defender la reputación de la agencia, mejor conocida por su programa de Patrimonio Mundial para proteger sitios y tradiciones culturales en todo el mundo.
Bokova defendió la reputación de la Unesco al destacar los esfuerzos de la agencia para apoyar la educación sobre el Holocausto y capacitar a los maestros a fin de que luchen contra el antisemitismo. Recordó que la Estatua de la Libertad en Nueva York es uno de los muchos sitios del Patrimonio Mundial protegidos por la agencia de Naciones Unidas.
Esta no es la primera vez que Estados Unidos se retira de la Unesco. Lo hizo en la década de 1980 porque Washington la consideraba mal administrada, corrupta y porque creía que la utilizaban para promover los intereses soviéticos. Se reincorporó a ella en 2003.
Associated Press