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La dama se ha ido

Michelle Obama, “la primera dama que el mundo esperaba”, se despidió de la Casa Blanca dejando una estela de inspiración
23 de Enero 2017
Especial
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Por Alice Pipitone/Washington D.C

“Love you guys”, dijo tras concluir su último discurso oficial como primera dama de Estados Unidos. Los consejeros escolares, miembros de la administración y personajes famosos presentes le respondieron: “Love you too”.

Michelle Obama estaba visiblemente conmovida, apuró los saludos y abandonó la Sala Este de la Casa Blanca. Era viernes, dos semanas antes de que el edificio en el número 1600 de la avenida Pensilvania, en Washington D.C., dejara de ser la residencia de los Obama.

Mientras tanto en las calles de la capital del país, los halagos a la que fuera su primera dama durante ocho años crecían entre más se acercaba la llegada del sucesor de su esposo. Los adjetivos positivos para describirla se repiten en voces de mujeres de distintas edades, razas y profesiones: inspiradora, modelo a seguir, inteligente, culta, carismática, con clase y enérgica.

Encontrar detractores de Michelle en esta ciudad durante los últimos días de la administración de Barack Obama era tan improbable como escuchar a personas que expresaran abiertamente su alegría por la llegada de Donald Trump.

Todas somos Michelle

Corinthia Bernard de 24 años se trasladaba en autobús a su lugar de trabajo, una boutique en el lujoso barrio de George Town en la capital estadounidense, el mismo a donde se trasladó la familia Obama el 20 de enero pasado. Era domingo, Michelle Obama había dado su último discurso oficial dos días antes. “Vamos a extrañarla, hasta mi hija de cinco años cuando la ve en televisión dice: ‘Ella me gusta, mamá’ ”, cuenta la joven afroamericana.

Alrededor de cinco kilómetros al sureste, turistas nacionales e internacionales se aglutinaron para tomarse fotos frente a la Casa Blanca cuando todavía estaba habitada por los Obama.

A diferencia de lo que podría verse en un día promedio, aquella tarde no había nadie manifestándose frente a la residencia presidencial del país más poderoso del planeta. El acceso a la avenida Pensilvania, desde la que se puede ver la fachada del edificio a corta distancia, estaba cerrado por los preparativos para la toma de posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos: Donald Trump. Los visitantes debían tomarse las fotos desde la acera de una pequeña vía dentro del Ellipse, el parque de 21 hectáreas que está ubicado al sur de la Casa Blanca.

A pocos metros del lugar, una mujer alta de cabello y gorro de lana blancos atravesaba la plaza que hospeda la estatua del héroe de la Guerra Civil estadounidense, William Tecumseh Sherman. Era la alcadesa de Los Altos, California, Mary Prochnow. La funcionaria de 70 años comenta que Michelle Obama inspiró a las mujeres norteamericanas, incluso se atrevería a decir que a todas ellas: “(Michelle) nos insistió en que debemos ser diligentes y apoyarnos unas a las otras porque es fácil perder los derechos conseguidos”.

En el costado opuesto de la misma plaza, la enfermera retirada Marilyn Wilson pasea del brazo de su esposo. La mujer, también de 70 años, afirma que Michelle LaVaughn Robinson Obama es un fantástico ejemplo de lo que pueden conseguir las mujeres en su país. También lamenta que sus salarios todavía sean inferiores a los de los hombres y que deban seguir luchando por sus derechos reproductivos en pleno siglo XXI.

Los compromisos

Pocos días antes de que Michelle Obama concluyera su cargo como primera dama, las mujeres que viven en Washington D.C. coincidían en que los principales compromisos de la abogada fueron con los niños, la educación y la salud.

Michelle luchó contra la obesidad infantil desde las escuelas. “Hizo que los almuerzos escolares fueran más saludables. Yo estudio en escuelas públicas desde la primaria y vi cómo pasó de ser comida basura a comida sana, con opciones para vegetarianos y productos orgánicos”, afirma Laura Martínez, adolescente de 16 años, nacida en Estados Unidos, hija de padres guatemaltecos.

Presionada por sus padres, Laura cuenta que fue invitada a la Casa Blanca en dos ocasiones, algo de lo que ellos se sienten orgullosos.

Sus habilidades como pintora la llevaron a recibir el reconocimiento de la pareja presidencial. “Él es chistoso, ella es un poco más seria pero los dos son personas de buen corazón, amables y cálidas”, concluye la jovencita mientras visita un centro comercial en el barrio de Columbia Heights, donde uno de cada tres habitantes son hispanos.

Por otra parte, Michelle Obama resaltó, en las presentaciones públicas que tuvo hacia el final de la administración de su marido, los esfuerzos de la pareja para hacer más accesible la educación superior en el país. “Duplicamos los créditos para matriculaciones universitarias, simplificamos las aplicaciones para apoyos económicos e incrementamos los fondos a consejeros escolares”, se le oía decir.

“Los costos de la educación superior en Estados Unidos son exorbitantes, aún nos queda mucho camino por recorrer y la muestra son todos los estudiantes inteligentes y comprometidos que no consiguen acceder a una educación de calidad porque no pueden costearla”, comparte la asistente legal Chrislyn Launore de 22 años mientras espera para abordar el Metro en la estación Plaza. Al igual que Michelle, Chryslin también estudió Derecho.

Es una joven afromericana que llegó a Washigton D.C. por cuestiones laborales pocas semanas antes de que concluyera la administración. Ella resalta que durante décadas la capital del país fue conocida como la “Chocolate City” por ser mayoritariamente afroamericana. En los años setenta siete de cada diez washingtonianos eran negros. Cuando los Obama llegaron a la Casa Blanca en el 2008 la cifra se había reducido a cinco de cada diez debido a la gentrificación. “La llegada de la familia Obama a la capital ocupando su edificio más importante fue inspiradora”, dice sonriendo la joven nacida en Florida.

Michelle Obama dedicó su último discurso oficial como primera dama de Estados Unidos a los jóvenes, les dijo que no temieran al futuro porque “con trabajo duro y buena educación, todo es posible, hasta convertirse en presidente. De eso se trata el sueño americano”. Con eso en la memoria se queda Chryslin y muchas mujeres de todas las edades que, sin dudarlo, aceptan haber sido tocadas por la poderosa varita mágica de la inspiración que Michelle traía bajo el brazo.

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