El futbol es, por definición, austero –sólo se necesita un pelota y dos porterías para jugarlo–, y quizá por eso es tan popular, pero al ser un espectáculo tan grande y rentable, le urgen algunas mejoras tecnológicamente hablando (también ayudaría mucho cambiar algunas reglas con el propósito de hacerlo más atractivo, sin embargo, de eso no hablaremos ahora).
Mientras que el reglamento del futbol americano obliga a revisar en video todas las anotaciones, en el tenis se usan sensores para saber en qué parte de la cancha picó la pelota, y en el basquetbol todos conocen el tiempo exacto que resta de juego, en el futbol apenas empiezan a introducir varios de estos avances. Veamos algunos de ellos.
Los datos ya juegan
En deportes como el rugby, el árbitro porta en su pecho una cámara con la que la audiencia de televisión puede ver y escuchar en vivo lo que ocurre dentro del campo, pero en el futbol lo que sucede en la cancha es íntimo, intocable, y solamente puede ser invadida por las voyeristas cámaras de televisión que provocan que, por ejemplo, los jugadores y técnicos se tapen la boca al hablar –no vaya a ser que les lean los labios y todos sepan lo que dicen.
Bueno, en el futbol americano, el coach también se cubre la boca cuando habla, pero porque suele estar comentando estrategias y jugadas con otras personas situadas en diversos puntos del estadio a través de un micrófono, mientras que los ajustes en el futbol suelen ser comunicados a gritos por el técnico desde la lejana banca para ver si sus jugadores lo escuchan. Aunque eso cambió en este Mundial.
En Rusia 2018, las 32 selecciones utilizan dos tablets proporcionadas por la FIFA, una es para el asistente del director técnico en la banca y la otra para un representante del equipo que vea el juego en las tribunas. Ahí observan datos en tiempo real, como el rendimiento de los jugadores y los kilómetros que recorren; pueden enviar imágenes y comentarios mediante un chat –o por radio– cuyo objetivo es analizar en el medio tiempo el desempeño del equipo y hacer ajustes (si lo consideran necesario) durante la segunda mitad del partido.
La información es transmitida mediante sensores colocados en la cancha, la tribuna y hasta en los propios jugadores para posteriormente ser analizada desde la nube. Así que –por fin– los datos se han convertido en algo así como “el jugador número 12”.
Los primeros que utilizaron esta tecnología fueron los alemanes en la Copa del Mundo de Brasil, donde resultaron campeones, no obstante, en ese entonces no se permitía usar durante los encuentros. Antes de ese Mundial, la selección de Alemania encargó a la compañía SAP que desarrollara un sistema que analizara tales datos, y ese fue el resultado.
Una manita al árbitro
Las jugadas injustas también son frecuentes en el futbol, como el gol que no entró pero dieron por bueno en la final del Mundial de Inglaterra 66, y que finalmente cooperó con el triunfo de la selección anfitriona; o el doloroso #NoEraPenal que dejó a la selección mexicana fuera de la última Copa del Mundo cuando el holandés Robben se tiró en el área fingiendo una falta.
Ambos eventos sucedieron por culpa del árbitro, ese pobre tipo solitario que antes solamente vestía de negro, esa figura intocable en el futbol, ese que toma siempre las últimas decisiones en la cancha, como cuánto tiempo se agrega a un partido (que no es una cantidad exacta al tiempo que se haya perdido, sino un mero cálculo) o a quién le saca la tarjeta roja con su única herramienta de medición: su criterio. Aunque tiene apoyo de otros tres o hasta cinco árbitros más, él es siempre el que decide qué se marcará definitivamente.
La tecnología de la televisión avanzó más rápido que el árbitro con la repetición instantánea –desde hace como 50 años, para ser más precisos–, por lo que cuando cometía una equivocación solía ser atacado por la televisión, la audiencia y la prensa porque ¿cómo no podía haber visto lo que millones de personas observaron decenas de veces gracias al momento que captaron dos o 25 cámaras en el estadio?
Bueno, pues el Mundial pasado ya le echaron una manita a ese verdugo llamado árbitro con la introducción de la tecnología conocida como “ojo de halcón”, que consiste en un sistema que procesa la información de unas 14 cámaras colocadas en diversos puntos y que detectan información enviada por una serie de receptores colocados en el balón. A través de un campo magnético que cubre los tres palos de la portería, manda una señal al reloj del árbitro central (un bonito Big Bang de la marca Hublot) a fin de indicar que la pelota rebasó la línea de gol, además de que genera una imagen digital que se transmite por televisión y a las pantallas del estadio en caso de que la jugada deba ser revisada, si es que hay duda de que la circunferencia completa del balón haya rebasado la línea de meta.
Otro sueño acariciado durante años por los fans que detestan al árbitro por fin es realidad en Rusia 2018. Se trata de la “Asistencia Arbitral en Video” (o VAR, por sus siglas en inglés), el cual, a la usanza del otros deportes como el futbol americano o el beisbol, funciona con un equipo de tres árbitros que analizan imágenes desde todos los ángulos en un lugar habilitado para eso. Es decir, ven las mismas repeticiones instantáneas –o más– que las personas en televisión.
Así, el árbitro central puede solicitar que una jugada dudosa (como una falta, un penal o un fuera de lugar que terminó en gol) sea revisada en el VAR, desde donde sus colegas le comunicarán si debe cambiar o mantener la primera decisión que haya tomado. Cabe señalar que también los jugadores y el cuerpo técnico pueden solicitar la revisión del VAR.
Quién sabe si esto hará más justo el juego, pero al menos aprovechará más las herramientas tecnológicas que hoy están disponibles en el mundo a fin de que no siga pareciendo un deporte anticuado para las futuras generaciones, o al menos para las que verán el futbol por televisión.
La evolución del balón
Otra novedad tecnológica de este Mundial está en el balón. En 1962, el primer satélite de telecomunicaciones que se lanzó a la órbita de la Tierra fue el Telstar, el cual era redondo con páneles en forma de polígonos. Esa fue la inspiración para bautizar el balón que la marca Adidas creó con miras a la Copa del Mundo de México 70. Se trató del primer esférico que tenía pentágonos blancos y negros, y que se convirtió en el ícono del futbol, deporte que antes se jugaba con extraño balón de cuero café.
Para el Mundial de 2018, se desarrolló otro Telstar –se llama Telstar 18–, pero con un nuevo diseño que hace referencia a los pixeles, con la finalidad de dar una imagen de modernidad, e incluye nuevos procesos de fabricación. Lo más llamativo es que tiene un chip que permite interactuar con él mediante un smartphone que recibe contenido exclusivo, lo cual hoy está más enfocado al entretenimiento que a alguna utilidad práctica para el futbol, aunque en el futuro seguro eso cambiará.
El 4K
Hay deportes, como el futbol americano o el beisbol, que al presenciarlos en vivo no suelen ser muy entretenidos para alguien que no sea aficionado hardcore, sin embargo, en la televisión son sumamente atractivos gracias a los ángulos, acercamientos, repeticiones y demás recursos utilizados en cada transmisión.
El futbol, al no tener muchas jugadas de precisión, anotaciones constantes o estrategias dignas de ser analizadas, en realidad requiere pocas cámaras, por lo que en los últimos años se han hecho esfuerzos con el objetivo de switchear más tomas de reacciones de los jugadores o los espectadores y algunos ángulos espectaculares (como la spidercam que hace una bonita toma cenital de la cancha).
En el Mundial de 2010, que se realizó en Sudáfrica, hubo transmisiones de partidos en vivo en formato 3D, las cuales no tuvieron mucho éxito. En Rusia 2018, se apuesta por la definición 4K para todos los encuentros que disputarán las 32 selecciones.
El problema es que, hasta hoy, ese formato sólo se puede ver en algunos dispositivos. En México, únicamente una marca de televisores –Hisense– contará con una aplicación exclusiva que permitirá ver 30 partidos en vivo en 4K UHD. En Rusia, en cada estadio habrá 37 cámaras a fin de no perder ningún detalle.
Así que en este Mundial por fin la tecnología le hará honor al tamaño del evento que se trata. Ahora falta ver qué tanto será disfrutado por los aficionados y aprovechado por los jugadores, árbitros y técnicos para dar un mejor espectáculo. Por ahora, sigamos viendo –y disfrutando– futbol durante los próximos días.