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Lo perdimos todo

Amina Hamawy y su familia huyeron de Alepo tras un bombardeo; a su regreso observaron que su casa, aún en pie, fue saqueada
26 de Diciembre 2016
Mideast Syria Hard Homecoming
Mideast Syria Hard Homecoming

POR Bassem Mroue / ALEPO, Siria /Associated Press

Amina Hamawy se deshizo en lágrimas y después se desmayó, cuando regresó al este de Alepo para descubrir que los saqueadores habían arrasado su casa. “¿Dónde estoy? ¿Qué ha ocurrido?”, preguntó, cuando su esposo y su hija la reanimaron. “Lo perdimos todo”.

La familia, al igual que unos pocos cientos de vecinos, huyó el mes pasado del barrio de Hanano y pudo regresar después de que las fuerzas del Gobierno expulsaran a los rebeldes sirios, que ven cómo su asediado y bombardeado enclave en el este de Alepo empieza a desmoronarse.

Tras registrarse ante las autoridades, la familia de Hamawy fue trasladada por carretera; durante el trayecto pasaban junto a negras estructuras de edificios dañados y montones de escombros, una devastación provocada por más de cuatro años de bombardeos casi diarios que han incluido barriles llenos de explosivos lanzados desde helicópteros.

Su vivienda de una planta seguía intacta, pero la televisión, los cables eléctricos y una gran batería que daba energía a la casa se los llevaron los rebeldes en su retirada, las fuerzas que avanzan sobre la ciudad o ladrones que se aprovechan del caos.

Los saqueadores dejaron el viejo refrigerador y la lavadora. “Si hubiera sido una nueva, totalmente automática, la habrían robado”, comentó Hamid Malaji, esposo de Hamawy. “El trabajo de décadas desapareció en unas pocas horas”.
Podría haber sido mucho peor. Su familia sobrevivió y pudo huir cuando llegaron las fuerzas del Gobierno. Y su gata blanca y gris apareció cuando regresaron, maullando hambrienta, pero por lo demás ilesa.

Pocos vecinos del este de Alepo han tenido tanta suerte. La ciudad se convirtió en el epicentro de la guerra civil siria cuando los rebeldes tomaron sus distritos orientales –empezaron por Hanano– en el verano de 2012.

La ciudad ha estado duramente disputada desde entonces y este año las fuerzas del Gobierno sitiaron por completo los barrios rebeldes en el este de la ciudad, donde casi todos los hospitales han sido destruidos y ha muerto tanta gente que queda poco sitio donde enterrarla.

Los rebeldes empiezan por fin a ceder ante la presión. Llevan más de una semana en retirada y aunque se espera una larga batalla en las estrechas calles de la Ciudad Vieja de Alepo, es probable que las fuerzas del Gobierno salgan victoriosas.

Tomar el este de Alepo sería la mayor victoria para las fuerzas del presidente Bashar Assad y sus aliados rusos e iraníes desde que comenzó el conflicto en 2011 con protestas pacíficas contra las cuatro décadas de gobierno de la familia Assad.

Más de 30 000 personas han huido de Alepo desde que comenzó la última ofensiva del Gobierno a principios del mes pasado, sumándose a más de 10 millones de sirios –casi la mitad de la población– que han abandonado sus hogares desde el inicio del conflicto.

Abdul-Ghani Kassab, un miembro destacado de la gubernatura de Alepo, señaló que 750 familias han regresado a Hanano, donde vivían decenas de miles antes de la guerra. El 40 % de los edificios tendrá que derribarse porque no puede arreglarse, señaló.

El Gobierno sirio y agencias humanitarias proporcionan ayuda a los que han regresado, recibiéndolos cuando bajan de los autobuses verdes del Gobierno.

Voluntarios de la Media Luna Roja Siria distribuían colchones, mantas, cestas de comida y pañales. También entregaban amplias lonas de plástico que podrían utilizarse para cubrir ventanas o puertas destrozadas. Médicos situados ante varias ambulancias diagnosticaban a pacientes y recetaban medicinas o vitaminas.

Una mujer llegó con su esposo, que estaba enfermo y apenas podía caminar. Se vio obligado a dejar nuevamente el este de Alepo, esta vez en ambulancia, para ir a un hospital en la zona oeste, que controla el Gobierno.

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