Un pequeño número de países industrializados domina las ciencias oceánicas en el mundo. Sin embargo, recoger datos y medir el estado del océano es una urgencia y una necesidad para todos los países, dada su importancia económica y su papel en la regulación del clima. Esta es la paradoja que revela el Informe Mundial sobre las Ciencias Oceánicas, presentado por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco (COI), que aboga por un aumento de las inversiones en investigación y un refuerzo de la cooperación científica internacional en materia de ciencias oceánicas.
El informe, titulado Estado actual de las ciencias oceánicas en el mundo, establece por primera vez una cartografía mundial y con ello se convierte en el primer instrumento para que los países orienten sus decisiones e inversiones en favor del océano.
De manera general, la implicación de los países en las ciencias oceánicas varía en función de su tamaño, de la longitud de sus costas y de la importancia económica de sus recursos marinos. De igual manera, el porcentaje del presupuesto en investigación y desarrollo también difiere según los países: Croacia, Estados Unidos, Noruega, Tailandia, Trinidad y Tobago y la República de Corea figuran entre los países que dedican una parte importante a las ciencias oceánicas.
En sus conclusiones, el Informe formula una serie de recomendaciones destinadas a los encargados de la toma de decisiones. En particular, aboga por una cooperación reforzada entre países e instituciones que permita a más países realizar investigaciones y aumentar el impacto de éstas. También recomienda que se refuerce la colecta y el tratamiento de datos y que se exploren modelos de financiación alternativos a los actuales.
