Periodismo imprescindible Jueves 31 de Octubre 2024

Mujeres por el clima

Aunque los Acuerdos de París han sido impulsados principalmente por mujeres, millones de ellas aún son altamente vulnerables ante el cambio climático
12 de Diciembre 2016
Cambio_Climatico
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Un hecho casi universalmente ignorado es que fueron las mujeres líderes quienes iniciaron el Acuerdo de París adoptado en la COP21 hace ya un año, y que entró en vigor apenas el pasado mes de noviembre.

Esto demuestra que las mujeres de todo el mundo están a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático, y tienen la capacidad de impulsar y acelerar la transición a un futuro de bajo carbono.

Los Acuerdos de París sobre el cambio climático podrían ser considerados como el mayor logro diplomático de los tiempos modernos. Firmado por más de 190 países, ha sido ratificado en menos de un año por más de 80 miembros, que en su conjunto representan más del 60 % de las emisiones globales.

Es cierto que hombres como Ban-Ki Moon, Michael Bloomberg y Laurent Fabius fueron clave para este avance global, pero también lo es que ha sido concretamente realizado por mujeres.

A lo largo de los años 2014 y 2015, un grupo de mujeres encabezadas por Christiana Figueres, la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la ministra francesa de Medio Ambiente, Ségolène Royal, y la embajadora de Francia para las Negociaciones sobre Cambio Climático, Laurence Tubiana, fueron las verdaderas arquitectas de los Acuerdos de París, sin olvidar a la misma Anne Hidalgo, que además de haber sido anfitriona de la COP21 como alcaldesa de París, hoy es también la presidenta de la Cumbre Mundial de Alcaldes C40, que recién se llevó a cabo en la Ciudad de México.

Sin embargo, estas poderosas mujeres reconocen que aún existe una estrecha desconexión entre este liderazgo femenino y la realidad cotidiana de millones de mujeres en todo el mundo, que están en la primera línea del calentamiento global.

Empoderamiento

No es un mito. Las mujeres son mucho más vulnerables a sufrir los efectos del cambio climático que los hombres. De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), esta vulnerabilidad es el resultado sobre todo de la pobreza, ya que a nivel mundial el 70 % de las personas pobres son mujeres. Pero también de las pautas y normas socioculturales que, en determinados países, limitan el acceso de la mujer a la educación y a los procesos de protección frente al cambio climático.

Sin embargo, hay otro aspecto importante que a partir de 2016 y tras haber asumido la presidencia de la Cumbre de Alcaldes C40, Anne Hidalgo ha dado a conocer como una de sus prioridades: nunca más dejar fuera a las mujeres en las decisiones climáticas.

Y es que el PNUD asegura que el acceso desigual de la mujer a los procesos de decisión en materia climática también tiene como resultado que no se tengan en cuenta de manera sistemática las necesidades y puntos de vista de la mujer en la lucha contra el cambio climático.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, actualmente lidera a representantes políticas de todo el mundo y ha lanzado la iniciativa Women4Climate, cuyo objetivo es apoyar y rendir homenaje a las líderes políticas que promueven acciones climáticas.

Al ser la primera mujer presidenta de la C40, la alcaldesa Hidalgo pretende con esto alentar a la comunidad internacional para que centre su atención en la conexión existente entre el género y los problemas climáticos.

“Como representantes políticas de nuestras ciudades no podemos dejar en manos de otros las riendas de la creación de un mundo más sostenible para nuestras generaciones futuras. Estamos más que preparadas para este desafío”, aseguró Hidalgo al presentar la iniciativa.

Así, Women4Climate se centrará en identificar y apoyar a la próxima generación de mujeres líderes a nivel internacional, las animará para que tomen parte en la lucha contra el cambio climático y generará oportunidades para llevar a cabo este ambicioso programa. Destacadas líderes políticas acogerán y guiarán a las jóvenes promesas que se preparan para la nueva generación.

Tal como lo expresó abiertamente en la C40 2016, realizada en la Ciudad de México, una de las principales prioridades del programa de la alcaldesa Hidalgo durante su mandato como presidenta de la C40 es tratar la desigualdad de género y la inclusión social a la vez que se hace frente al cambio climático.

“No se trata de decir que las mujeres sean mejores que los hombres, porque todos somos seres humanos con nuestras imperfecciones, pero dejar a las mujeres de lado en decisiones tan importantes como el cambio climático, sería dejar a la mitad de la humanidad de lado y eso no es posible. Por ello esto es un tema de democracia, de justicia y de igualdad, pero también tiene que ver con la eficacia de las políticas que podemos seguir. Cuando las mujeres llegan a un nivel de responsabilidad como el nuestro, sabemos por dónde hemos tenido que pasar. Hemos tenido que trabajar mucho más que los hombres, estar presentes día a día, justificar en cada momento que teníamos competencia, autoridad y capacidad para gestionar. No importa cuál sea el país o nuestra historia personal, todas las que estamos aquí hemos tenido que pasar por esta experiencia que si no te mata, te da más fuerza y eso es lo que nos ha pasado, que ahora somos mucho más fuertes”, enfatiza Anne Hidalgo.

Feminista de larga tradición, la actual alcaldesa de París pondrá sus primeros esfuerzos en esta iniciativa para hacer avanzar este tema tanto dentro como fuera de la organización C40 y la red global de ciudades, con la intención de involucrar a un gran número de dinámicas líderes municipales, directoras ejecutivas y líderes de ONG de todo el planeta.

Voces unidas

No solo las alcaldesas de la C40, que hasta el momento son 14, se han pronunciado por la necesidad imperante de que las mujeres sean partícipes de las decisiones globales vinculadas al combate del cambio climático. Desde hace tiempo, la ONU ha enfatizado que las mujeres deben ser parte de la solución. Es decir, acceder a los procesos de toma de decisiones, a las políticas de mitigación, adaptación, financiación y transferencia tecnológica. La posición de las mujeres como cuidadoras y proveedoras de alimento, agua y combustible en muchas comunidades pobres, ponen además a la mujer en la primera línea de la lucha cotidiana contra el cambio climático.

Y del lado de la sociedad civil también ha habido llamados, uno de ellos fue el año pasado, cuando surgió el Llamamiento Mundial de las Mujeres para la Justicia Climática ( Women’s Global Call for Climate Justice). Se trata de una campaña mundial creada colectivamente por un grupo de organizaciones de derechos de la mujer y feministas de diversidad regional, unidas por la urgente necesidad de una acción justa sobre el cambio climático. Desde su lanzamiento, la campaña se ha convertido en una plataforma para cientos de organizaciones de derechos de las mujeres y miles de mujeres activistas y aliadas para exigir justicia climática.

Y es que la vulnerabilidad de las mujeres ante los desastres naturales, reforzada por la desigualdad, la falta de oportunidades y la pobreza es evidente desde hace años. Un estudio de la London School of Economics de 2007 descubrió que las catástrofes naturales –que serán más severas conforme el mundo se siga calentando– tienden a matar a más mujeres que a hombres. Tal disparidad aumenta mientras más bajo sea el perfil socioeconómico del país.

Clima y desigualdad

Algunas de las principales razones para incluir una perspectiva de género y abogar por la equidad al momento de implementar acuerdos globales contra el cambio climático son:

Las mujeres son los pilares de las sociedades. Son ellas quienes se ocupan principalmente de la familia, de educar a los niños y de cuidar a las personas mayores y a los enfermos; por eso se encuentran en el frente de los efectos desastrosos del cambio climático. Ellas determinan generalmente la capacidad de las comunidades de adaptarse o recuperarse de una catástrofe.

Las mujeres producen hasta el 80 % de la comida en la mayoría de los países en desarrollo. Son ellas quienes hacen trabajos como cultivar las tierras, ir a buscar agua y combustible, que están muy afectados por el cambio climático.

Las mujeres constituyen un porcentaje muy elevado de la población pobre, ya que son aproximadamente el 70 % de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza. Generalmente acceden con más dificultad a recursos y servicios básicos antes y después de un desastre natural. Las mujeres tienen más posibilidades de morir en una catástrofe que los hombres.

Las mujeres todavía luchan para ser escuchadas en el debate sobre el cambio climático. Dado que tienen un papel central en las familias y comunidades, ellas atesoran conocimientos inestimables cuando se trata de pensar e implementar maneras innovadoras de adaptarse a un ambiente inestable. Sin embargo, muy a menudo sus opiniones y experiencias siguen sin ser escuchadas.

Otros acuerdos internacionales tratan de manera específica el tema de la igualdad entre los géneros. Entre los acuerdos legalmente vinculantes que resultaron de la Cumbre de la Tierra en 1992, la CMNUCC es la única que no incorpora temas de género. La Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB) incluye un plan de acción que reconoce la sabiduría tradicional de las mujeres y sus derechos a los recursos naturales.

Entre 2000 y 2010, solo el 30 % de los delegados de los países en las cumbres sobre cambio climático eran mujeres.

A nivel global, únicamente el 17 % de los ministros y el 19 % de los miembros del parlamento son mujeres.
En los países en desarrollo, entre el 10 % y el 20 % de los dueños de la tierra son mujeres.
Cada año mueren 2 millones de personas por las consecuencias de quemar biomasa dentro de la vivienda, la mayoría mujeres y niños.

La mayoría de las muertes por desastres hídricos son de mujeres y niños. En Bangladesh, por ejemplo, las mujeres no aprenden a nadar y, además, en general son las que cuidan a los niños y a las personas enfermas que tampoco saben o pueden nadar.

Fuentes: FAO; UNDP, 2013; UN Women Watch, 2009; Vincent et al; 2013

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