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Para armarla en los negocios

Lucio Margulis fundó una consultora que utiliza el juego como herramienta de aprendizaje y transformación en empresas e instituciones
14 de Agosto 2017
Cambio_Especial
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POR DIEGO JEMIO

Lucio Margulis es argentino, pero está en Monterrey. En algunas horas, seguirá la conversación desde la ciudad de Panamá, y en un par de días estará de vuelta en Buenos Aires. Todos quieren escuchar sus consejos sobre cómo usar el juego con el propósito de generar un aprendizaje significativo y un cambio organizacional. Lo contratan lo mismo startups que empresas medianas o grandes corporaciones, así como instituciones gubernamentales.

Para él, que se graduó como licenciado en Ciencias de la Educación, el juego no sólo es para los niños y las niñas. Juego Serio es el nombre de la consultora que ha fundado a fin de dar talleres, seminarios y cursos en países de Europa y América Latina. Resulta que México es uno de los que más requieren sus servicios. Según Margulis, la metodología lúdica es indispensable, pues si hay algo que nunca perdemos, ni siquiera cuando crecemos y estamos inmersos en la responsabilidad del trabajo, es la capacidad de jugar.

Comenzó su carrera enfocado en el e-learning, ¿por qué se volcó al tema del juego en las organizaciones?

Juego Serio nació en 2006, con la idea de unir lo lúdico con lo que, como adultos, consideramos serio o importante. Me refiero no sólo a términos de aprendizaje sino también de estrategia. Hoy uso LEGO Serious Play (LSP) como metodología para reinventar una compañía; de hecho, soy la persona que la trajo a América Latina.

¿En qué consiste la metodología de Lego?

Te permite trabajar jugando, de una manera profunda. Eso te da la oportunidad de analizar problemas complejos y concretos en tres dimensiones. A través del juego se mejora el pensamiento creativo, las habilidades de comunicación y el aspecto colaborativo.

¿Qué hay de cierto en la idea de que los adultos perdemos la capacidad de jugar?

No la perdemos. Ocurre que la capacidad de jugar va hacia otros ámbitos de la vida adulta. Por ejemplo, el juego seductor o amoroso. También están los juegos de azar o la PlayStation, que seducen a millones de jóvenes y a quienes ya no lo son tanto. Los adultos sublimamos la idea con otras formas de juego; quizá ya no nos enganchamos con el juego de los niños, pero sí con los otros juegos, más creativos.

Supongo que muchos redescubren el juego a partir de sus talleres.

De hecho, veo a gente que hace años que no toma un juguete. Cuando les doy uno, se enganchan y se ponen a trabajar con una creatividad impresionante.

Usted viaja a muchos países intentando generar un cambio en empresas e instituciones. ¿Qué problemáticas comunes encuentra cuando usa este modelo?

Hay un hecho común: la preocupación de la gente por sus emociones. Todo el mundo las tiene, aunque estén más o menos escondidas. Y todos reconocen que las decisiones que toman son más emocionales que racionales. Trabajo con alemanes, que tratan de ocultar lo que sienten aunque pueden ser tan emocionales como los latinos. En el marco del juego, intentamos ver cuáles son las emociones que llevan a las personas a tomar decisiones con su vida. Reconocer esas emociones y amigarse con ellas es un tema universal.

Pero supongo que la reacción ante las dificultades y la emocionalidad no son las mismas en un alemán que en un colombiano.

Los latinos tenemos una capacidad mayor para demostrar y compartir nuestras emociones. En otras latitudes, esas cuestiones son muy íntimas. Un colombiano, por ejemplo, nunca te dirá que no a algo de forma directa, mientras que un argentino no tiene problemas en hacerlo.

El método LSP tiene fama de ser democrático, ¿eso sirve particularmente en organizaciones muy verticales?

Uno dice lo que piensa y siente. Vale lo mismo la palabra del presidente de la empresa o de un empleado con mínimas responsabilidades. En países como Chile, Colombia, España y México tenemos muchos facilitadores por esta razón. Libera mucho a la gente en contextos que no son libres.

Leí que México encabezaba la lista de facilitadores.

Exacto. México es el país con mayor cantidad de facilitadores de LSP. La metodología se instala por su fuerza democrática frente a la jerarquía. Los impactos sociales son muy fuertes en países como México al democratizar la palabra del gerente y del empleado. El gobierno de Felipe Calderón nos contrató para formar a cien facilitadores, que llegaron a cinco mil empresas.

Contado de esa forma parecería que la metodología se puede aplicar a cualquier ámbito.

Tenemos como clientes a empresas pequeñas, medianas y grandes. Es aplicable a una organización social que quiera definir su futuro o el rumbo de una industria. Entre nuestros clientes hay médicos, psicólogos o sociólogos. Conocí la metodología de LEGO en 2007 y me enamoré de ella. Costó tiempo y esfuerzo instalarla en América Latina y España, pero estamos orgullosos. Es impresionante todo lo que se puede lograr con el simple hecho de jugar.

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