Alrededor de 200 representantes de pueblos indígenas, académicos, grupos ambientalistas y de derechos humanos pidieron a los gobiernos y grandes empresas abordar de manera urgente la emergencia climática para garantizar la supervivencia.
“La lucha más urgente que libra el planeta necesita contar con el poder y la diversidad que puede darle el movimiento global de personas en favor de los derechos humanos. Aportamos a la lucha por la justicia climática energía, conocimientos y bases de apoyo fundamentales”, afirmó Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional (AI).
En víspera de la Cumbre sobre la Acción Climática de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), convocada por el secretario general Antonio Gutérres para el próximo lunes, Naidoo dijo: “la lucha más urgente que libra el planeta necesita contar con el poder y la diversidad que puede darle el movimiento global de personas en favor de los derechos humanos”.
“Amnistía se propone contribuir en la medida que le corresponde cambiar esta situación. Queremos que la Cumbre ayude a activar el potencial del movimiento global de derechos humanos para proteger a las generaciones presentes y futuras”, puntualizó en el sitio web de AI.
Durante su reunión en la Cumbre de los Pueblos sobre el Clima, los Derechos y la Supervivencia Humana, los líderes y grupos intentan presionar a gobiernos y grandes compañías para que incrementen sus compromisos en materia climática.
Entre otras iniciativas, quieren emprender más litigios conjuntos por cuestiones climáticas, poner en el punto de mira el financiamiento de los combustibles fósiles, utilizar de forma más eficaz los mecanismos de rendición de cuentas en materia de derechos humanos y coordinar más campañas de movilización de masas en el ámbito nacional y regional.
La Cumbre de dos días, que concluye este jueves, fue organizada por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Greenpeace International, Amnistía Internacional, el Centro de Derecho Ambiental Internacional, el Fondo Mundial Wallace y el Centro de Derechos Humanos y Justicia Global de la Universidad de Nueva York.
Craig Mokhiber, director de la Oficina en Nueva York del ACNUDH, refirió que “el cambio climático ya está erosionando los derechos a la alimentación, el agua y el saneamiento, la vivienda digna, la salud, la seguridad personal e incluso la vida”.
“Muchas personas que viven en pequeños Estados insulares, comunidades costeras y zonas sometidas a la desertificación progresiva ven cómo se esfuma su derecho a la libre determinación. Los desplazamientos masivos por razones climáticas amenazan con obligar a millones de personas a emprender viajes de vulnerabilidad e incertidumbre”, comentó.
Dijo que “cada país debe tomar medidas urgentes y significativas para abordar esta amenaza a los derechos humanos. Al agrupar las muchas vertientes del movimiento en pro de la justicia climática, tratamos de movilizar una acción transformadora por el clima, basada en los derechos.”
Por su parte, la directora ejecutiva internacional de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, consideró que “La crisis climática es una crisis de derechos humanos. Las consecuencias humanas de las catástrofes meteorológicas extremas pueden ser sobrecogedoras, como demuestra la gran devastación y la destrucción que dejó el huracán Dorian”, en Bahamas.