Los migrantes que viven en países desarrollados enviaron remesas por casi medio billón de dólares en 2016, así ayudan a sus familias a salir de la pobreza al ofrecerles estabilidad financiera, acceso a la educación, una vivienda y cobertura de salud, dice un nuevo informe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD).
El documento recién publicado resalta además que esos envíos aumentaron 51 % en los últimos diez años. Señala que actualmente más de 200 millones de trabajadores migrantes nativos de países en desarrollo, la mitad de ellos mujeres, apoyan a alrededor de 800 millones de familiares en sus países de origen.
Según el presidente del IFAD, Gilbert Houngbo, las remesas, cuyo promedio es de 200 a 300 dólares mensuales, representan hasta el 60 % de los ingresos de muchas familias y provocan una gran diferencia en sus vidas y sus comunidades.
Sin embargo, el informe destacó que el costo de estas transacciones llega hasta los 30 000 millones de dólares al año.
El IFAD recomendó a los Estados y compañías que implementen medidas para reducir los recargos, de manera que ayuden a más personas, especialmente en áreas pobres o en momentos de emergencia y desastre.
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