Revista Cambio

Baila electrocumbia en el viejo continente

POR ÉMILIEN BRUNET / BRUELAS, BÉLGICA

La tenue oscuridad de la sala arroja al público a un trance hipnótico. Las melodías psicodélicas de un sintetizador entran como perdigones en la cabeza, mientras que sistemáticamente una ráfaga de percusiones estalla en el aire como fuegos de artificio. Un poderoso bajo electrónico, que sin parar avanza como el minutero de un reloj, marca el paso cadente de una cumbia oscura.

Es la noche del 18 de mayo de 2017 en Bruselas. Rodeado de sus máquinas musicales, la silueta casi estática de Memo Pimiento en el escenario del centro cultural alternativo Recyclart contrasta con la alocada figura de Man.on, una especie de exótica MC que agita a los presentes en la pista de baile, mientras Víctor Hugo deja mover instintivamente su cuerpo al ritmo repetitivo de la música y los energéticos redobles de sus percusiones.

El trabajo musical del mexicano Guillermo Álvarez, mejor conocido en el medio artístico como Memo Pimiento, es difícil de encasillar en un género comercial. En Europa, donde radica desde algunos años, se mira en todo caso como una extravagancia cultural.

“Memo utiliza sintetizadores, efectos y samples para mezclar cumbia con influencias de Kraftwerk, Front 242 y sinth pop ochentero”, así es como trata de definir Recyclart los sonidos del mexicano, quien, eso sí, “hechiza con su música bailable”.

Memo Pimiento está muy lejos de sonar al Señor Coconut y su Conjunto, uno de los tantos proyectos de Uwe Schmidt que en el 2000 sacó su famosísimo álbum El baile alemán, en donde reinterpretó las frías canciones de sus paisanos, los dioses de la música electrónica Kraftwerk, pero con ritmos latinos, que se convirtió en un clásico del llamado “electrolatino”.

No, Memo Pimiento está más emparentado con grupos como el peruano Dengue Dengue Dengue, el colombiano Meridian Brothers, el argentino Fauna o el mexicano Sonido Gallo Negro. Es la evolución de un movimiento latinoamericano al que por facilidad se le conoce simplemente como “electrocumbia” o “cumbia digital”, y que brotó con fuerza en la escena underground mexicana durante la primera década de este siglo con bandas como Lasser Moderna, Afrodita o Sonido Changorama.

ESTILO PROPIO

“Me gusta transmitir una energía positiva, transmitir alegría”, dice Memo Pimiento delante de una cerveza en un bar de Bruselas.

Se explaya: “Me inspiran bandas como Radiohead, Rage Against the Machine o el grunge noventero. En mi música utilizo ese sonido noisy, sucio, pero en un sentido festivo y no depresivo como ellos. En nuestras presentaciones queremos que la gente explote, que no le dé pena bailar porque no sabe o no es latino. Eso no importa porque hacemos una cumbia punk. Mi objetivo es lograr una catarsis en el público y por eso es importante el papel de Man.on”.

Memo Pimiento es periodista de carrera y reside en Bélgica desde 2012.

Con Man.on, de nacionalidad belga y su pareja en la vida real, formó un proyecto electro-pop de nombre Zorroz (sic), con el que fue de gira a México en 2014 abriéndole al conocido dueto belga Sold Out.

Cuenta que en 2016, tras un golpe de iluminación en una playa de las Islas Canarias, decidió armar un proyecto de “nueva cumbia”. Poco después, un centro cultural de Bruselas, el Pianofabriek, convocó a nuevos grupos para que fueran a tocar y él participó. “Fue un llamado”, bromea el mexicano.

Aquel año grabó un EP de 7 canciones y pequeño tiraje titulado Brussels’s cumbia (sic), que él mismo produjo. Le fue muy bien y sus presentaciones se volvieron muy apreciadas entre el público europeo.

Ahora acaba de presentar su primer disco, A todo dar, que grabó para la nueva disquera belga-holandesa Rebel up! Records, especializada en difundir la música underground global y cuyo origen es la organización, desde 2007, de fiestas y conciertos en la escena alternativa de Holanda y Bélgica.

La compañía señala en su página de Internet que su objetivo “es distribuir artistas que tienen un fuerte sonido y mensaje global y contexto socio-político”, poniendo “un gran enfoque en la música tradicional y electrónica global contemporánea para darle voz a las diversas culturas y movimientos urbanos”.

Sebastian Bassleer, el fundador de la discográfica, comenta que Memo Pimiento, al vivir fuera de México, ha logrado combinar la cumbia con la música electrónica alemana o estadounidense de una forma “completamente diferente” y con un “estilo propio”.

El mexicano, resalta Bassler, rescata el alma “popular” de la cumbia, pero llevándola a “terrenos experimentales”.

El disco A todo dar de Memo Pimiento es el segundo lanzamiento de Rebel up! Records, luego del We have one destiny del ganés Ayuune Sule.

SONIDO VINTAGE

El álbum fue mezclado en el estudio del “creador sonoro” galo David Chazam, cerca de la estación de trenes del sur de Bruselas.

Como anécdota, Memo Pimiento narra que Chazam le comentó cuando se conocieron que él había trabajado en el estudio con Jean Marcel Leroy, mejor conocido como Jean Jacques Perrey –uno de los pioneros franceses de la música electrónica, quien había hecho un tema que retomó un programa muy conocido en México.

“Como me vio pensando qué programa podía ser, me dijo ‘¡sí, con un personaje grotesco vestido de rojo!’”.

Era el Chapulín Colorado, aunque la canción a la que se refería Chazam, que salió en 1970 y está basada en una pieza original de Beethoven, fue utilizada por Televisa sin permiso para el famoso comienzo musical de El chavo del 8. Perrey murió a finales de 2016 en Suiza a los 87 años de edad.

De acuerdo con Memo Pimiento, fue esencial producir su disco en el estudio de grabación de Chazam.

“El sonido del disco –explica– proviene de una reverberación de resortes, en estéreo, que ofrece el estudio. El sonido se queda y da una textura musical de los años 60. Por esa reverberación pasé todos los sintetizadores. Es la razón por la que digo que mi música es retrofuturista: utilizo técnicas y aparatos nuevos y antiguos, como sintetizadores de los años 80, y los mezclo para obtener un sonido propio”.

El álbum del mexicano es en el fondo una especie de tributo. Primero a la cultura kitsch y vintage, reflejado en la estética del álbum, su formato en vinil y en el propio personaje de chilango setentero clasemediero que porta Memo Pimiento. Y luego a los artistas del género que lo han acompañado o enriquecido musicalmente.

Por ejemplo, en A todo dar está incluida una reinterpretación de “Cumbia del estéreo”, que quizás fue la canción más popular del dueto Lasser Moderna y que salió en 2004 bajo el ecléctico sello mexicano Nuevos Ricos.

Memo Pimiento reinventa igualmente dos temas (“Vagabundo” y “Sangre por sangre”) de Joaquín Rosendo Campero, alias Vetiver Bong, un singular DJ que gusta de presentarse con máscara de luchador, hacer versiones guapachosas de hits poperos y que además colabora en las secuencias y el acompañamiento digital con la famosa agrupación musical Los Ángeles Azules.

La producción del mexicano, quien este invierno estará en México presentándola, puede adquirirse en la tienda online de Rebel up! o, si sólo quiere escucharse, en el canal de YouTube de la misma disquera.