Mark Stevenson / Associated Press
Mexicanos temen la aparición de campos de refugiados y deportados en la frontera norte como consecuencia de las nuevas directrices migratorias de Donald Trump, que contemplan deportar a México a todos los latinoamericanos y otros individuos que entraron a Estados Unidos de forma ilegal desde nuestro país.
La política anterior suponía que sólo los ciudadanos mexicanos eran devueltos a México; los demás eran enviados a sus naciones de origen.
Pero ahora los inmigrantes serán enviados al otro lado de la frontera, a un área azotada por la violencia donde no tienen vínculos.
Por el momento, el único consenso en México sobre las nuevas políticas es que no está preparado para ellas.
“De ningún modo o forma”, apuntó Patrick Murphy, un sacerdote que gestiona el albergue Casa del Migrante en Tijuana, donde actualmente viven unos 55 haitianos.
Los mexicanos tiemblan ante la idea de lidiar con cientos de miles de extranjeros en una región fronteriza que ya convive con la presencia de cárteles del narcotráfico y violencia.
Murphy estimó que los 3 000 haitianos que siguen en Tijuana han decidido en su mayoría pedir asilo en México. Muchos otros migrantes latinoamericanos podrían hacer lo mismo, apunta.
Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos de Tijuana, indicó que México puede simplemente negarse a aceptar a deportados extranjeros.
