En diciembre del 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señaló que México ocupa el segundo lugar en crímenes de odio en América.
Hoy en día, en el país no existe un indicador oficial confiable sobre el número de crímenes de odio. La falta de protocolos para determinar si un asesinato se inscribe como un crimen de odio, además de la falta de sensibilidad de las autoridades, provoca que no haya tal índice de forma plenamente confiable y las pocas cifras que hay provienen de organizaciones de la sociedad civil.
De acuerdo con la Comisión Ciudadana de Crímenes de Odio por Homofobia, entre 1995 y 2015 hubo mil 310 asesinatos de personas homosexuales; 265 fueron miembros de la comunidad transgénero o transexual.
Jazziel Bustamante, dirigente de la organización Soy Humano y sobreviviente de un ataque, llama a los asesinatos transfeminicidios. “Te asesinan porque estás defendiendo una identidad de género femenina; y la mujer, en este país y en otros, es un ser inferior, de segunda clase. Claro que deben ser considerados transfeminicidios”.
Concientizar a las autoridades es el primer gran reto que tiene la comunidad trans para acceder a la justicia, considera “Jazz”.
Imelda García / Reporte Indigo
¿Qué es un Ictus?
En México, la tercera causa de muerte de los adultos es por un Ictus, es decir, un ataque cerebral que afecta los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro, es por ello que médicos exhortan a la población a que revise de manera constante su presión arterial y que haga ejercicio.
De acuerdo con Alejandra Covarrubias, especialista en Neurociencias y Neuroligüista del Centro Médico ABC, desde un niño hasta un adulto mayor pueden padecer un Ictus, y en caso de comenzar a presentar hormigueo facial o si tiene dificultades para hablar, se cuenta hasta con cuatro horas para que un médico pueda tratarlo.
Si consideramos que 1 de cada 6 personas padecerá un Ictus y que la mortalidad es del 20 %, la especialista urge a la población a prevenir el padecimiento. Cabe señalar que el 20 % de los sobrevivientes queda con alguna discapacidad que no le permite reintegrarse a su vida laboral.
Laura Cordero
