TEXTO Y FOTOS: ARANZAZÚ AYALA / CHOLULA, PUEBLA
La iglesia de San Cristóbal Tepontla parece que todavía no está terminada: la mitad de la cúpula está en pie, formando una media luna, y la otra no existe. Desapareció cuando se venció toda la estructura y cayó frente al altar principal.
El templo es uno de los más dañados de San Pedro Cholula; la mitad del techo desapareció y el suelo está lleno de escombros. El señor Dionisio nos dice que por suerte no había nadie cuando tembló, aunque el Santo, el más importante, el mero San Cristóbal, se rompió. Sus pedazos están resguardados en un cuarto junto a la iglesia, en el primer piso. Mientras, en las bancas de la planta baja, los mayordomos y encargados de la comunidad dialogan para ver qué van a hacer.
Otro señor se nos acerca y dice que si queremos podemos pasar, pero no por la entrada principal sino por una puerta lateral. Casi 24 horas después del temblor todavía ni el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ni Protección Civil han ido a revisar la iglesia. La gente casi no habla: está sentada bajo el sol, como si esperara que el tiempo regresara y le devolviera su iglesia.
San Pedro y San Andrés Cholula, municipios vecinos conocidos por sus iglesias y devoción católica, no sufrieron pérdidas humanas pero sí del patrimonio histórico y, sobre todo, religioso.
Un día después del sismo, las calles siguen custodiadas por sus iglesias amarillas, aunque ahora parecen amputadas: sin torres, sin cruces, sin cúpulas. A ninguna se puede entrar.
En el primer cuadro de San Pedro, donde está el portal más largo de Latinoamérica, frente a la explanada del zócalo, la calle está cubierta por vallas y cintas rojas que impiden el paso. La parroquia de San Pedro, una de las principales iglesias, también está cerrada. A media cuadra está el ex convento de San Gabriel, que perdió dos torres y una cúpula, y una calle arriba, rumbo a la Pirámide, la iglesia de San Miguelito ha quedado sin torre.
Los policías que están ahí no saben de qué tamaño fueron los daños, pero tienen órdenes de que nadie entre hasta que se hayan evaluado los daños.
Hoy, 20 de septiembre, la entrada es gratuita para la zona arqueológica de la Pirámide. Sólo estamos nosotros y tres chicas extranjeras tomándose fotos. No sabemos si no se dan cuenta de que la ciudad está en suspenso.
La imagen de la que todos hablan es de la Iglesia de los Remedios, la que se ubica arriba de la Pirámide. Ahí, en el cerrito, se cayó la parte superior de ambas torres. El Santuario de los Remedios ya estaba en medio de un conflicto por las expropiaciones y la construcción de un parque, y se había cuarteado un par de meses atrás; vecinos y especialistas dijeron que era por el ingreso de maquinaria pesada y los trabajos en los terrenos en la base de la Pirámide. Pero el temblor arrebató la majestuosidad a las torres del templo.
José, uno de los guías de la zona arqueológica, dice que lo primero que hicieron cuando todo se calmó fue resguardar la imagen de la Virgen de los Remedios, el símbolo más sagrado que une las Cholulas. Su compañero empieza a platicarnos también; estuvo ahí cuando se cayó el Santuario de los Remedios. Dice que es como si lo hubieran dinamitado desde adentro, y pensó que el resto de la iglesia iba a derrumbarse.
Frente a la Pirámide están todavía los últimos puestos de la Feria de San Pedro, que vieron en primera fila el derrumbe de las torres. Una señora que vende zapatos cuenta que escuchó todo y vio cómo cada una caía hacia un lado distinto.
José, el guía, recuerda que en el temblor de 1999 la iglesia del cerrito también se dañó, y tomó cuatro años arreglar las torres. Ahora quién sabe cuánto tiempo pasará antes de que los cholultecas recuperen su santuario más sagrado.
En San Andrés Cholula se reportaron 11 templos con daños. Iglesias como la de Santa María Tonantzintla, famosa por sus esculturas de frutos y ángeles con evidente influencia indígena, y San Francisco Acatepec, están agrietadas y cerradas. En San Pedro, municipio vecino, fueron 34 templos, 12 con afectaciones graves.
Todavía no se puede calcular el valor patrimonial que se perdió con el sismo. Las autoridades municipales dicen que el INAH no trabaja tan rápido, y no hay una fecha para saber los costos de la recuperación. Ni ahí ni en Tepontla ni en el ex convento de San Gabriel habían pasado los encargados de salvaguardar el patrimonio histórico.
Algunas casas de adobe se cayeron; en las calles hay tejas tiradas y algunas piedras. La gente salió rápido a reparar techos de lámina, a barrer los escombros y aislar los cables de alta tensión que se habían movido peligrosamente, pero nada pueden hacer con las iglesias.
Cholula sólo puede seguir esperando, en silencio, pidiendo que nada vuelva a sacudir el suelo que ya no sostiene sus iglesias.