Periodismo imprescindible Jueves 31 de Octubre 2024

Diverso y fácil pero… poco

La generación millennial pareciera tener acceso a todo, incluído al sexo más casual. Sin embargo, tiene menos relaciones íntimas que los llamados chavorrucos
15 de Mayo 2017
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“Yo veo que las chavitas le mandan fotos sexis a sus novios, y los chavos de repente ven cosas en Netflix, YouTube o cualquier página que prácticamente son porno”, me dice mi exvecina Laura mientras platicamos por WhatsApp para ponernos al día. Y le creo, porque tiene una hija de 22 años y un hijo de 24, así que probablemente vive a diario lo que me cuenta, como muchas otras madres y padres de jóvenes millennials.

Por tener una actitud más abierta ante la sexualidad, aceptar mejor la diversidad y por su tendencia a aplazar o definitivamente no incluir al matrimonio en sus planes, además del fácil acceso que tienen a aplicaciones móviles para ligar –como Tinder– o a contenidos pornográficos en línea, solemos pensar que las y los millennials tienen una vida sexual más activa que la que tuvimos las generaciones anteriores, mas todo parece indicar que no es así

Sí, aunque parezca paradójico, para la generación que tiene todas las condiciones para practicarlo de manera más libre, el sexo podría ser un tema que ha pasado a segundo término.

COMPROMISO 0.0

El estereotipo del millennial nos ha hecho creer que hablamos de jóvenes que no permanecen mucho tiempo en un trabajo y que, por ejemplo, no están interesados en casarse, pero no todos son así y, quienes sí lo son, en realidad tienen estas actitudes por razones mucho más profundas.

“Las malas experiencias que tienen en su adolescencia y la pérdida de ideales les generan una frustración que, cuando llegan a la vida adulta, disminuyen los compromisos que llegan a tener, como los relacionados con lo sentimental”,  dice Sergio Ramírez Morato, un profesor joven, aunque con amplia experiencia gracias al trabajo que cada día realiza con adolescentes en la preparatoria de la Universidad La Salle.

“Esto trae como consecuencia que su vida sexual sea menor”, enfatiza este maestro que logra conectarse con sus alumnos y alumnas a través de una metodología propia, en la que mezcla la filosofía con la psicología.

Está convencido de que los millennials aprenden a vincularse con otras personas a partir de lo que viven en casa, por lo que es ahí donde empiezan sus problemas de personalidad, además de que hay una tendencia de super papás y mamás que no les ayuda a madurar en tiempo y forma. Prueba de ello es que la generación millennial es una de las que más tarde se va de casa, especialmente por motivos económicos, y también por comodidad.

Escucharlo me hizo recordar las palabras de Laura: “Yo no veo que mis hijos tengan intenciones de salirse pronto de la casa, pero sinceramente tampoco yo tengo muchas ganas de que se vayan”.

Sin oportunidad de ligue

Los tiempos en los que un adolescente salía de fiesta desde el jueves hasta el domingo, parando en casa apenas para desayunar, al parecer quedaron atrás para quienes bailábamos hasta el amanecer en los ya lejanos años noventa.
La vida social de algunos millennials puede ahora estar atrapada en las aplicaciones alojadas en su dispositivo móvil.
Sobre la vida social de sus hijos, Laura reflexiona:

“En realidad no salen como yo salía cuando estaba en la universidad, pero veo que tienen más amigos de diferentes lugares, aunque casi nunca he visto que vengan a la casa”. Y no es la única particularidad, pues cosas como llevar a la novia o el novio a presentar a la casa para dar señales de cierto ‘compromiso’ parecen ser ahora anécdotas de museo.

Hoy, ellos pueden consultar en su teléfono, en tiempo real, qué antro vale la pena conocer en una noche cualquiera. Comprar los boletos mientras ya van rumbo al cine o cualquier otro espacio social pero, no, eso no parece ser de su interés. Las y los millennials salen menos o se reúnen siempre con los mismos círculos de amigos.

“Esto reduce la posibilidad de que los jóvenes estén flirteando y buscando nuevas parejas”, opina Karina de la Vega, directora general para México, Centroamérica y el Caribe de DKT, empresa sin fines de lucro enfocada en el mercadeo social de métodos anticonceptivos.

Asimismo, temas como la inseguridad provocan que los visiten menos veces, permanezcan en ellos un tiempo menor o dejen de frecuentarlos muy pronto.

“Inclusive, los millennials están consumiendo menos alcohol, que es una sustancia que ayuda a desinhibir a las personas”, ejemplifica. “No digo que deban tomar más, pero es también una de las causas de la disminución de su vida sexual”, aclara.

Esto coincide con una encuesta elaborada por la marca de cerveza Heineken en cinco países, incluyendo México, la cual arrojó que 75 % de los millennials decide moderar su consumo de alcohol, especialmente para mantener el control. Asimismo, 97 % aseguró que bebiendo en exceso no atraerá a su “media naranja”.

Tecnología que no ayuda

“Yo veo que todo el tiempo platican con alguien en WhatsApp, pero cuando están frente a frente con una persona, ni ellos, ni sus amigos, ni sus primos, ni mis sobrinos platican de algo”, describe Laura.

La vida sexual de los millennials, como casi todos los aspectos de su vida, también tiene que ver con la tecnología.
Un estudio elaborado por la Universidad Estatal de San Diego, Estados Unidos, y publicado por la revista especializada Archives of Sexual Behavior, encontró que los millennials tienen menos sexo que los integrantes de la generación X cuando tenían su edad.

Así, 15 % de los encuestados de entre 20 y 24 años asegura que no han tenido una pareja sexual desde que cumplieron los 18 (aunque sí pudieron haberla tenido antes), lo cual contrasta con los adultos de la generación X, en donde sólo 6 % no tuvo relaciones sexuales en ese rango de edad –18 a 24 años.

Al respecto, Jean M. Twenge, directora de este estudio publicado en la revista especializada Archives of Sexual Behavior, escribió en sus conclusiones que sí podría existir una relación entre el aumento en el uso de la tecnología y la disminución de la vida sexual de los millennials.

“Las aplicaciones online para ligar, en teoría, ayudan a los millennials a encontrar parejas sexuales de una forma más sencilla; sin embargo, la tecnología podría haber tenido el efecto contrario si los jóvenes están pasando tanto tiempo en la red porque interactúan menos en persona y, por lo tanto, no tienen relaciones”, mencionó.

Otras causas de este descenso en las relaciones sexuales de los jóvenes pueden ser el crecimiento y más fácil acceso a la pornografía, el aumento en la edad de matrimonio y el descenso en el número de parejas que optan por casarse, agregó.

Prácticas eróticas

Si sólo le envía una foto sin ropa a alguien del sexo opuesto, ¿le fue infiel a su pareja o dejó de ser virgen?, ¿y si se mastrubaron al mismo tiempo mientras hacían una videollamada? La respuesta es personal, pero dos cosas son seguras: no adquirirán enfermedades venéreas ni habrá embarazos no planeados. Definitivo, el sexting es una práctica sexual viable y habitual.

Un estudio realizado en México, por la Alianza por la Seguridad en Internet (ASI), reveló que 37 % de las y los jóvenes encuestados conocía a alguien que ha enviado o reenviado este tipo de contenidos a otras personas.
Irónicamente, a pesar de las facilidades de comunicación que puede brindar la tecnología, esta también sirve de barrera sentimental para los jóvenes.

“Para los millennials es más fácil establecer un vínculo a través de una red social, como Facebook o Tinder, que hacerlo personalmente”, advierte Ramírez Morato.
“No es lo mismo el rechazo a través de una red social que tener a la persona frente a ti diciéndote que no quiere ser tu novia”.

El lado positivo

Todo esto ha hecho que los millennials reflexionen más sobre el sexo, dejando también un lado positivo que no vivieron otras generaciones.

“Los millennials mexicanos están muy conscientes e interesados en informarse y preocupados por su sexualidad”, asegura De la Vega.
Sobre las dudas que recibe de los jóvenes en la empresa social que ella encabeza (y que distribuye productos como los condones Prudence y dispositivos intrauterinos, además de promover su uso), dice que 45 % se refieren a qué tipo de anticonceptivos deben usar y 30% son preguntas sobre las consecuencias que podría tener un embarazo no deseado.
No obstante, el cuestionamiento que más le llama la atención es la preocupación que tienen los millennils sobre cómo recibir y dar placer.
“Antes, los jóvenes querían saber cómo moverse o qué posiciones había, pero ahora los millennials preguntan por tips para saber cómo pueden ellos y su pareja disfrutar más y saber si están consintiendo al otro”, revela.
“El punto positivo es que están mucho más orientados al disfrute de la sexualidad plena y menos orientados a sólo reproducirse”.

Los ‘otros’ Millennials
Aunque ha crecido el número de  jóvenes que están más informados y toman más decisiones, la situación de la sexualidad en los millennials mexicanos no es ajena a los contrastes económicos y sociales del país.

“Debemos entender que tenemos tres ‘Méxicos’: uno es el de la realidad urbana al centro del país que se ha abierto en los últimos años a estos temas”, expone De la Vega.

“Pero el segundo es el de la otra realidad urbana, como la que se vive en zonas como el Bajío y el norte, donde la sociedad es más conservadora; y una tercera realidad es aquella en donde prevalecen prácticas que eran comunes hace muchos años, como casar a las niñas con los hombres que previamente las han violado”.

Así, los millennials que viven en lugares urbanos, con una sociedad moralmente conservadora, tienen mucho acceso a información, pero a la vez están cargados de un fuerte carga moral.

“Esto es contraproducente, porque hace que lo prohibido sea lo más buscado, y son estados que están entre los de mayor número de embarazos adolescentes”, indica.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los estados que históricamente tenían altos índices de embarazo adolescente eran Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Puebla, sin embargo ahora es un problema que va en aumento en el norte –Coahuila, Chihuahua y Durango–, además de que experimenta un importante crecimiento en entidades como Guanajuato.

En ciertas zonas de la capital del país también se vive este problema. De acuerdo con cifras del Inegi, 8 % de las más de 472 000 mujeres adolescentes que viven en la delegación Iztapalapa están embarazadas o ya son madres, lo cual la convierte en uno de los municipios en los que es más grave ese problema a nivel nacional.

“También hay comunidades indígenas en donde hay violencia física, psicológica y económica y en donde desde el interior de la familia se busca que las mujeres y hombres adolescentes se casen a edad temprana (por ejemplo, para ya no tener que mantener más hijos en el hogar). No planean los matrimonios como en India, pero casi”, expone De la Vega.

“Así que podemos decir que mientras más bajo sea el nivel socioeconómico y el grado escolar, menor será el acceso a la información sobre sexualidad”.

Al año, se registran 2.2 millones de nacimientos en el país, de los cuales, 400 000 son de madres adolescentes de entre 15 y 19 años; y entre 11 000 y 12 000 nacimientos son de menores de 15.

Con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil jóvenes de 15 a 19 años, México ocupa el primer lugar de embarazos adolescentes entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Asimismo, de acuerdo con cifras de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, 23 % de los jóvenes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años.

De estos, 15 % de los hombres y 33 % de las mujeres no utilizaron algún método anticonceptivo en su primera relación sexual y, al año, se registran 340 000 nacimientos en mujeres menores de 19 años.

Las mujeres que no tienen escolaridad empezaron su vida sexual a los 15.9 años, y las que cuentan con primaria incompleta, a los 16.5, mientras que las que tienen primaria terminada, a los 16.8, indica el Inegi.

Finalmente, a pesar de que ha aumentado la conciencia sobre la sexualidad en un amplio sector de los jóvenes mexicanos, la primera relación sexual les suele llegar “por sorpresa” a gran parte de ellos, ya que 46.3% que ya la tuvieron asegura que no había planeado tenerla. Así son los contrastes del sexo de los millennials en México.

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