Hay una relación de esta vía principal de la capital del país con varios presidentes. Las laterales tenían por objetivo otro muy distinto al de hoy y por ello son carriles muy reducidos. Aquí hay algunos datos que probablemente no conocías sobre este camino que atraviesa y no delimita la Ciudad.
En 1961, cuando en la Ciudad de México había casi 5 millones de personas y 180,000 automóviles, se inauguró la segunda vía rápida de la capital: el Periférico.
Concebido como un circuito exterior que delimitaría al entonces Distrito Federal, sería una vía que rodearía a la ciudad y de ahí su nombre “oficial” de Anillo Periférico, aunque en toda su extensión, que hoy es de casi 60 kilómetros, recibe diferentes nombres.
Los presidentes del Periférico
Uno de esos nombres es Bulevar Adolfo López Mateos, en honor al entonces Presidente de la República en una época en la que todavía era “bien visto” que las grandes obras en el país fueran bautizadas con el nombre del mandatario, gobernador o presidente municipal en turno. De hecho, él era un gran aficionado a los coches, de ahí su interés por impulsar al uso de los automóviles en la Ciudad de México y, según cuentan, le gustaba conducir sus vehículos deportivos por el Periférico cuando lograba escaparse de sus labores (algunos lo apodaban “López Paseos”).
Otro tramo lleva el nombre de otro expresidente, Manuel Ávila Camacho. En esa zona, el Periférico no tiene lateral y, además, tiene una curva muy pronunciada. Ese trazo se hizo debido a que en los terrenos cercanos a lo que hoy es Lomas Plaza se encontraba la casa de este político que gobernó a México entre 1940 y 1946, por lo que se evitó a toda costa que sufriera algún tipo de afectación.
Obra inconclusa
Aunque en años recientes se intentó “cerrar” el Periférico con obras como el Circuito Exterior Mexiquense al norte y Anillo Periférico al sur y al oriente, lo cierto es que se trata de una vialidad que prácticamente sirve para comunicar al norte con el sur.
Al norte, el Periférico cruza el Estado de México, por lo que es una importante vía de acceso para las personas que viajan todos los días a la CDMX provenientes de entidades como Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán o Cuautitlán; además de que es la salida principal para quienes desean ir a la autopista de Querétaro. Al sur es un poco más chilango, pero también es la vía principal para quienes desean salir a la autopista a Cuernavaca.
Así que, técnicamente, el Periférico no rodea a la ciudad, como debería ser su concepto, sino que atraviesa a la capital, aunque no cruce por el centro.
Quería delimitar a la ciudad
Aunque se empezó a construir en la década de los 50 y se inauguró por fases en la década de los 60, el Periférico fue concebido durante los años 30 por un arquitecto llamado Carlos Contreras, quien proponía un crecimiento ordenado de la Ciudad de México, que evidentemente no fue escuchado por las autoridades.
Su propuesta original para el Periférico era muy cercana a lo que hoy es el Circuito Interior, pero como en la década de los 60 la ciudad era más grande, se construyó más lejos. Pero uno de los fines principales de esta vialidad era marcar una especie de delimitación de la urbe, con el fin de crear una especie de “frontera” para que el DF no creciera más.
Sin embargo, desarrollos como las construcciones en la zona del Pedregal o el nacimiento de Ciudad Satélite, hicieron que en un par de décadas más tarde, especialmente en la década de los 80, surgieran distintos desarrollos que prácticamente dejaron al Periférico en medio de la CDMX.
Sus laterales son un chiste y sus dos pisos son insuficientes
Otra de las propuestas de Carlos Contreras era que las laterales de las vías como el Periférico fueran utilizadas para transporte público; inclusive hablaba de transportes eléctricos (en ese entonces, el que existía era el tranvía, pero su propuesta era más parecida a los trolebuses); sin embargo, se decidió que no era necesario “desperdiciar” espacio y por eso las laterales son tan angostas, además de que están llenas de diferentes rutas de camiones, microbuses y combis sin carriles confinados y que cubren algunas de las rutas más lentas de la ciudad.
Otro problema de cálculo fue trazarlo con sólo tres carriles por sentido, los cuales eran suficientes para inicios de los años 60, pero como no se pensó en el futuro, ya eran insuficientes para inicios de los años 90, cuando tras los terremotos de 1985, zonas como Cuautitlán Izcalli o Atizapán sufrieron un crecimiento exponencial.
Cuando empezó el siglo 21, el Periférico ya estaba a punto de colapsar, por lo que en 2001, el entonces jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador, anunció el plan más ambicioso de su gestión: “los segundos pisos”.
Pocos recuerdan que, al principio, esta propuesta parecía una broma, pero el jefe de gobierno proponía construir puentes paralelos sobre las vías rápidas para que pudiera circular un mayor número de automóviles. En enero de 2005 se inauguró el primer tramo y hoy prácticamente se puede viajar de Cuautitlán a la autopista a Cuernavaca por el segundo piso, eso sí, pagando en la mayor parte del trayecto.
A todo esto se le puede sumar que a los costados del Periférico se encuentran las sedes de las dos televisoras más importantes del país o centros comerciales icónicos como Plaza Satélite y Perisur, además de zonas arqueológicas o corporativos trasnacionales, por lo que es mucho más que una vía rápida congestionada, saturada de anuncios espectaculares y el lugar favorito del gobierno capitalino para emitir fotomultas.
El Periférico es un mal necesario de la Ciudad de México, aunque nunca haya servido para lo que fue concebido.