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Estrés postraumático

02 de Octubre 2017
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La mayoría de la población que vivió el sismo del pasado 19 de septiembre experimentará o ya padece síndrome de estrés postraumático, aunque el problema principal es que 20 % de esta población puede sufrir dicha condición durante 20 años.

Cuando nos vemos sujetos a amenazas, o a situaciones impredecibles e inmanejables, hay reacciones que pueden considerarse “normales”, porque tienen la función de protegernos. Entonces, “sentir miedo después de un terremoto es una reacción normal de protección”, explica el académico Benjamín Domínguez Trejo, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

“La mayoría de la población puede resistir estas experiencias debido a la edad y a las redes de apoyo, pero existe un sector en el que el síndrome no desaparecerá y se tiene que trabajar rápido y con precisión para identificar los casos de vulnerabilidad, de otra manera ese segmento puede quedar discapacitado”, alerta.
El síndrome de estrés postraumático implica un conjunto de síntomas que casi siempre se presentan juntos después de una experiencia traumática, como el pasado sismo.

Algunas personas que lo vivieron ya sobrellevan la etapa aguda; es decir, desde que ocurrió el evento se sienten estresadas y temerosas ante la posibilidad de que se repita, y eso depende de experiencias personales e incluso genéticas.

Si no son tratadas, pierden el deseo de trabajar y de convivir, y en ocasiones recurren al alcohol o las drogas para superar sus alteraciones.

Otra característica del síndrome es la respuesta de evitación o de huida, así como la activación simpática, en la que el individuo se siente sobresaltado, con demasiada energía, tanta que no puede estar sentado por un rato ni dormir.

¿Y qué hago?
En la primera etapa del estrés postraumático los afectados deben dejar que su organismo descanse. El sueño fisiológico es el antídoto contra esta sensación, y aunque mucha gente sufre alteraciones a la hora de dormir, es importante que intente descansar porque eso permite al organismo recuperarse y resistir los síntomas del síndrome, que en condiciones adecuadas debe disminuir o desaparecer a los tres meses del evento.

Otra sugerencia es mantener las redes de apoyo social, estar cerca de amigos y familiares, “personas con las que nos sintamos apoyados, pues eso nos ayuda a mantenernos en un estado de serenidad”, abundó Benjamín Domínguez.

Y en caso de ser necesario, ya puedes acudir a ayuda profesional con el fin de que estos síntomas progresen a etapas donde el proceso para superarlos sea menos prolongado y el tratamiento poco costoso.

Laura Cordero

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