Isabela no va a misa todos los domingos y hace cinco años que no se “confiesa”, pero el incumplimiento de estos preceptos de la Iglesia católica no le impide cumplir una visita anual a la Basílica de Guadalupe.
“Mi cumpleaños es en septiembre y, desde que soy niña, nunca he faltado, algún día de ese mes, a mi cita con la Virgen de Guadalupe”, señala la ejecutiva de 36 años.
“Yo creo que el guadalupanismo en México está por encima de la religión, porque la Virgen tiene presencia en cualquier casa, coche u oficina del país y está en lugares que ni te imaginas; por ejemplo, el otro día vi que hay una en uno de los pasillos del Estadio Azteca que hasta bendijo el papa”, relata.
“A mis hijas no les he enseñado mucho lo del catolicismo, pero la Virgen de Guadalupe sí está presente en nuestras vidas todos los días”.
Números guadalupanos
En México, el número de católicos va a la baja, ya que pasó de casi 100 por ciento de la población total del país en 1950, a 82.9 por ciento en 2016, de acuerdo con cifras del último Censo de Población y Vivienda, realizado en 2010 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Esta proporción permanece cuando se le pregunta a las personas si creen en la Virgen de Guadalupe. Una encuesta de la empresa Parametría, levantada en 2015, arrojó que 83 por ciento de los mexicanos dicen que creen en ella.
Ese mismo estudio revela que las mujeres son más devotas de la Virgen que los hombres: 87 por ciento contra 79 por ciento, respectivamente; asimismo, los jóvenes confían menos en ella que los adultos, pues 77 por ciento de las personas entre 18 y 25 años dijeron creer en la guadalupana, contrastado con el 88 por ciento conformado por el segmento de encuestados que tenían entre 46 y 55 años.
En cuanto a la escolaridad, continúa la encuesta, los mexicanos con mayor preparación académica son menos fieles de la Virgen de Guadalupe, ya que 100 por ciento de quienes dijeron no tener estudios se declararon creyentes, contra 55 por ciento de quienes tienen maestría.
Otro resultado destacable de este estudio es que 79 por ciento de los mexicanos le ha rezado alguna vez a la Virgen de Guadalupe para pedirle algún favor.
Creencias diversas
Roberto Blancarte, sociólogo e historiador especializado en religión, dice que, aunque ha descendido el número de católicos en México, la proporción de guadalupanos todavía es la misma.
“La relación de los mexicanos con la Virgen de Guadalupe en las últimas cinco décadas o en los últimos cuatro siglos sigue siendo prácticamente la misma”, asegura.
“Hay quienes dicen que los mexicanos pueden no ser católicos pero sí guadalupanos, pero es falso, porque, aunque pueden darse casos, las creencias de otras religiones no son las mismas”.
El egresado de El Colegio de México afirma que el fervor por la Virgen de Guadalupe no ha bajado en el país, pero lo que sí se ha modificado es la atención que ponen en ello los medios y las personas.
“Las televisoras se han encargado de seguir fomentado el culto a la Virgen, olvidándose de la pluralidad existente en el país, olvidándose que hay unos 20 millones de mexicanos que no son guadalupanos”, apunta.
“México es un país donde no todos somos católicos o guadalupanos, sino que hay una gran diversidad religiosa, lo cual es bueno para la existencia de pluralidad en la sociedad”.
Sobre la disminución del número de católicos en México, el especialista y columnista del periódico Milenio dice que esto se debe, entre otras cosas, a que la Iglesia católica es una institución muy burocrática, anquilosada y con cierta incapacidad para dar respuesta a las necesidades religiosas de la gente.
“El promedio de atención a la población de la Iglesia católica es de un sacerdote por cada 7 mil habitantes, por lo que surge la competencia entre otras instituciones que ofrecen lo que ellos ya no puede ofrecer, como esa atención personalizada, con un mensaje más directo y específico, para necesidades particulares”, explica.
Blancarte asegura que, de acuerdo con las últimas estimaciones, al día de hoy, el porcentaje de católicos podría situarse en un 80 por ciento.
Figura materna
Un tocotín es una danza, música, canto o texto de México que en el mundo indígena de la Nueva España se usaba mucho para evangelizar, para fiestas y para incorporarlo en pastorelas o representaciones teatrales. En uno de ellos, escrito por Sor Juana Inés de la Cruz, se le pide a la Virgen María que le dé unas nalgadas a su hijo Dios.
Y es que, al inicio de la época de la Colonia, la relación de madre e hijo representada en la Virgen de Guadalupe ayudó a que los indígenas se convirtieran más fácilmente al catolicismo.
“Para los indígenas, Dios era una abstracción distante, y aunque Cristo era más cercano, fue con la Virgen con quien se dio una identificación más grande”, relata Patrick Johansson, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, especialista en lengua náhuatl e historia de México.
“Así, la Virgen de Guadalupe hizo converger el sentimiento religioso, que era muy fuerte en los indígenas mexicanos, con la religión católica”.
El académico del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, dice que en el siglo XVI (de acuerdo con la tradición, las apariciones de la Virgen de Guadalupe se registraron en 1531) muchos indígenas no estaban apegados a la fe católica, pero como el ser humano necesita creer en algo, vieron en “la madre de Dios” una referencia muy atractiva.
“(En la mitología mixteca existía) Cihuacóatl, que era la madre de todos los dioses, por lo que la Virgen de Guadalupe tenía más elementos para cautivar la religiosidad de los indígenas”, indica el investigador de origen francés, nacionalizado mexicano.
En la época prehispánica, se le llamaba “Tonantzin” a distintas deidades femeninas, como Coatlicue o Chimalma, por lo que la veneración a las madres, tanto sagradas como terrenales, ayudó a que la relación con la Virgen de Guadalupe fuera muy intensa, relata.
“Es una relación muy linda, estrecha y profunda, y cualquiera que haya sido el contexto en el que haya surgido, quedó una fe que ha permanecido hasta ahora”, opina Johansson.
Fe televisada
Preguntarse si el aprecio que tiene la Virgen de Guadalupe en la sociedad ha disminuido en los últimos años es como cuestionar si ha cambiado el valor de la madre en una familia mexicana, sostiene Carlos Alberto Cardona, párroco del templo de San Judas Tadeo, al poniente del Área Metropolitana de la Ciudad de México.
“Yo sigo descubriendo que las mamás toman a sus bebés de la mano y le enseñan la Virgen, por lo que sigue siendo alguien entrañable en los mexicanos”, comenta.
Cardona apunta que la mejor manera de atestiguar la fe de los mexicanos hacia la Virgen de Guadalupe es observar cuánta gente asiste el 12 de diciembre al templo de La Villa o a cualquier parroquia del país.
“No es casualidad que los días que más se venden flores en México son el 10 de mayo y el 12 de diciembre”, recuerda.
Sobre los programas de televisión como La rosa de Guadalupe, que toman la imagen y el concepto de la Virgen, opina que se trata de una práctica “empobrecedora”.
“Con esos contenidos, las cadenas televisivas se aprovechan de la fe de la gente para tener un momento de rating y de ventas, que no reflejan la verdadera piedad de la Virgen ni la devoción que se debe tener hacia ella”, reitera.
El párroco asegura que, cuando la gente tiene dificultades muy fuertes, sigue buscando a la Virgen de Guadalupe .
“Y ella sigue representando la frase que hace 500 años le dijo a Juan Diego: ‘¿No estoy yo aquí que soy tu madre?’”, menciona.
La SEGUNDA MÁS VISITADA
Como muestra del fervor que existe por la Virgen de Guadalupe en el país y que se ha extendido por el mundo, está la presencia de su imagen en diferentes partes del mundo; destaca el espacio importante que ocupa en la Basílica de San Pedro, punto principal de El Vaticano.
Y, precisamente, El Vaticano, centro neurálgico del catolicismo, es el lugar religioso católico más visitado del mundo, pero no por mucho.
Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo de la Ciudad de México, aseguró hace unas semanas que el templo del Tepeyac recibe cada año a 20 millones de visitantes, mientras que en Roma, del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de este año, 21 millones 292 000 personas cruzaron la puerta santa de la Basílica de San Pedro.