Por Imelda García
Con el aumento a la gasolina hay otro sector que resultará beneficiado: los grupos del crimen organizado que se dediquen a la ordeña y venta clandestinas de ese combustible.
En las carreteras del país es común la venta de gasolina en casas o locales, donde el costo es más reducido que en la estación de carga.
En 2016, Pemex dio a conocer que perdía diariamente 23 500 barriles de gasolina por los robos; esto equivalía a más de 50 millones de pesos al día.
Las pérdidas no son solo por el combustible robado, sino por la reparación de los daños.
Y año con año, el problema va en aumento. El número de tomas clandestinas pasó de 220, en el 2006, a 5 574, en el 2015.
Las denuncias por este delito también crecieron. En 2012, se tenían 3 267 denuncias; en el 2015, ya eran 6 898.
Sin embargo, hasta marzo pasado, solo se habían concretado 600 sentencias y se había detenido a 1 400 personas.
En 2014, Pemex creó la Subdirección de Salvaguardia Estratégica, encargada de cuidar las instalaciones de la empresa, pero la sustracción ilegal de combustibles continúa porque hay mercado para ello.