Diez horas después del último alimento, es difícil concentrarse; el mal humor es evidente y dentro de poco el estómago sufrirá malestares, incluso dolor. En dos semanas, comenzará el colapso del sistema inmune. La muerte llegará entre 20 y 70 días después de dejar de comer. Esa podría ser la suerte de los 12 millones de mexicanos que viven en “carencia alimentaria severa”.
Para muchos, la suerte está echada desde antes de nacer. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 9.3 % de los niños nacidos vivos presentan bajo peso y desnutrición, el doble que en el año 2000, debido, en buena medida, a las malas condiciones de alimentación que tuvieron sus madres en la etapa gestante –paradoja cruel cuando se piensa que México es el país número uno en obesidad infantil.
Se estima que el desperdicio cuesta 120 000 millones de pesos al año, “una cantidad que podría servir para alimentar a cerca de 12 millones de personas o 3 millones de hogares durante un año”, de acuerdo con el Índice de Desperdicio de Alimentos en México, del Grupo Técnico Pérdidas y Mermas de Alimentos de la Cruzada Nacional contra el Hambre, impulsada desde la Secretaría de Desarrollo Social federal (Sedesol).
La otra gran paradoja del hambre en México es que justamente en las regiones más ricas es donde se genera, principalmente, el desperdicio, lo que encarece y dificulta operar una logística eficiente para entregar los alimentos en las zonas que más los requieren.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) informó en febrero de este año que la Cruzada Nacional contra el Hambre –programa principal del Gobierno federal para paliar la carencia alimentaria–, lanzado en 2013, no cumplió sus objetivos.
México intentará subirse a la élite de los países que cuentan o están en vías de tener una ley que prohíba el desperdicio, como Francia, Italia y Estados Unidos. El senador Luis Humberto Fernández Fuentes, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), presentó, en marzo pasado, una iniciativa de reforma a la Ley General de Salud para sancionar a aquellas personas físicas y morales que desperdicien alimentos aprovechables, también propone incrementar los incentivos fiscales a la donación de comida.
Ante este panorama, han surgido algunas iniciativas desde la ciudadanía para rescatar alimentos en buen estado y con ello disminuir la manifestación más cruel de la pobreza: el hambre.
BANCOS DE ALIMENTOS
Los bancos de alimentos son el modelo más conocido en cuanto a la recuperación y redistribución de alimentos. Bancos de Alimentos de México (BAMX) recibió 117 000 toneladas de alimentos en 2015 (60 % frutas y verduras, y 40 % abarrotes), en los 58 bancos que tiene en su red en la República, en beneficio de 1.3 millones de personas ubicadas en las zonas más pobres.
El 60 % de los alimentos recuperados por la BAMX proviene directamente del agricultor o central de abasto, quienes donan las mermas, y el resto de empresas alimenticias que entregan aquellos productos con fecha de caducidad próxima a vencer, además de hoteles, restaurantes y tiendas de autoservicio.
La organización trabaja contrarreloj para conseguir que los alimentos lleguen frescos a las comunidades que los necesiten. “Generalmente toma entre dos y tres días, entre ser procesados y entregados. Los alimentos tienen que estar en las mesas de los mexicanos que los necesitan, no en una bodega”, dice Ruben Oliva Rodríguez, director de BAMX.
Para 2017, BAMX tiene el objetivo de crecer 18 %, tanto en recuperación de alimentos como en ampliación del padrón de beneficiarios.
Además de los retos que presenta la operación de transportación y entrega de alimentos, BAMX tiene que lidiar con la inseguridad en el país. “Nos es muy difícil llegar a comunidades de Guerrero y Oaxaca, porque son sumamente peligrosas. Y es una gran pena porque ahí están algunos que más requieren de nuestra ayuda”, dice Oliva Rodríguez.
DISCO SOPA
Cuando los miembros de Slow Food Youth Network de Berlín, Alemania, descubrieron la cantidad de comida que se desperdiciaba en el mercado Markthalle Neun, decidieron que todo ese alimento no solo sería suficiente para nutrir, sino también para armar una fiesta. Así llegaron al concepto Schnippeldisko (“disco chatarra” en alemán), en enero de 2012. Cerca de 300 voluntarios se dieron a la tarea de seleccionar, pelar y preparar todas las frutas y verduras desechadas al ritmo que les tocaban dos dj’s. Alrededor de 9 000 porciones de “sopa” fueron servidas ese día.
Desde entonces, la idea se ha extendido más que como sopa, como pólvora, alrededor del mundo: Francia, Holanda, Grecia, Suiza, España, Corea del Sur, Bélgica, Estados Unidos, Italia, Israel, México, Brasil, entre otros países.
“Las pérdidas y desperdicios de alimentos impactan la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, reducen la disponibilidad local y mundial de comida, generan pérdidas de ingresos para los productores, aumentan los precios para los consumidores, y afectan al medio ambiente debido a la utilización no sostenible de los recursos naturales”, se lee en el manifiesto de Disco Sopa.
Cualquiera puede participar y todos son bienvenidos a sentarse a la mesa. El proyecto –reconocido incluso por la Organización de las Naciones Unidas– es una muestra del empoderamiento y un ejemplo de lo que la ciudadanía puede hacer ante problemas tan complejos como el del hambre y el desperdicio de comida.
DESPERDICIOS GOURMET
La organización La Tablée des Chefs busca que restaurantes y hoteles donen los alimentos que les sobran de los buffets y banquetes y que suelen terminar en la basura. La idea es rescatarlos y entregarlos mediante de organizaciones como Banco de Alimentos para Todos. En México ya trabajan con siete hoteles de las cadenas Sheraton, St. Regis y Westin.
En la ciudad canadiense de Quebec, donde Tablée des Chefs nació en 2002, ya cuentan con 90 aliados estratégicos, entre hoteles y restaurantes. En México, a donde llegó en 2013, reparten cada año entre 6 000 y 7 000 porciones de alimentos al año.
“No hay falta de comida, lo que existe y perdura es la mala distribución”, dijo Florence Roy-Allard, coordinadora de la organización en México. “Nuestro objetivo para 2017 es para llegar a otras ciudades, como Cancún, Acapulco y Los Cabos, donde por la gran infraestructura turística, creemos que puede haber mucho desperdicio de comida”, agregó.
Entre los chefs que apoyan esta organización se encuentra el reconocido Eduardo García, del restaurante Maximo Bistrot.
COCINA SUSTENTABLE
Bruno Pison nació en Francia y ahora vive en México. Ha trabajado y estudiado la sustentabilidad en la alimentación. Un día decidió emprender una vuelta al mundo y recuperar aquellas buenas prácticas relacionadas con la alimentación y el medio ambiente.
Pison recopila en su libro Le Petit Chef, las 19 mejores prácticas que encontró en países como China, Brasil, Senegal, Filipinas, Tailandia, Australia, Nueva Zelanda, Bélgica y México.
Pison también ofrece talleres a niños de primaria para cambiar el aspecto cultural de pensar que solo “los alimentos bonitos y brillantes son los que sirven. Ellos, primero, comprueban que porque un jitomate está abollado no sabe menos rico y después se lo enseñan a sus padres”.
FEAS PERO NUTRITIVAS
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha publicado entre sus recomendaciones “ser valiente” y comprar frutas y hortalizas “feas”. Esto porque a menudo, las frutas y hortalizas se tiran porque su tamaño, forma o color no corresponden con los estándares estéticos, aunque, en general, son perfectamente aptas para el consumo y comprarlas puede ayudar a evitar que grandes cantidades de frutas y hortalizas terminen en la basura.
Frente a la imagen de los estantes llenos de productos frescos relucientes y de formas perfectas en los supermercados, cada vez es más frecuente ver cómo se abren un hueco otros alimentos “menos agraciados” y todo esto gracias a esfuerzos ciudadanos como el del agricultor francés Nicolas Chabanne, fundador del movimiento “Las caras rotas” (Les gueules cassées), quien trabaja para posicionar estos productos en el mercado y ya ha logrado miles de socios en todo el mundo.
Su estrategia consiste en vender una manzana con una etiqueta cuyo logotipo muestra una cara con un solo diente a productores que se comprometen a ponerla entre sus alimentos “feos”, ofreciéndolas a un menor precio.
Esta iniciativa ha tenido réplicas en todo el mundo, por ejemplo, en Portugal existe la cooperativa “Fruta Feia”, en Estados Unidos se han lanzado acciones como la de “Imperfectly Delicious Produce” y en Australia la asociación “Second Bite” que pretende dar una segunda oportunidad a los alimentos y repartirlos entre los menos favorecidos para que no pasen hambre.
¿En dónde es ilegal tirar alimentos?
- Francia aprueba una ley que prohíbe a los establecimientos tirar alimentos a la basura, en cambio estos deberán ser donados.
- Italia recientemente aprobó la ley “Despilfarro cero”, la cual, además de considerar a los supermercados, abarca también a los productores y particulares, a quienes incentiva a donar alimentos mediante de la reducción en los impuestos al consumo y a la basura.
Se discute en:
- Canadá. La iniciativa “Lucha contra el desperdicio de comida” se propuso en el congreso; aunque tuvo un primer revés en octubre pasado, todavía luchan para que se apruebe.
- Estados Unidos. La iniciativa HR 4184, sobre todo, ofrece beneficios fiscales por donar alimentos y propone estudiar las barreras y elaborar planes de acción para evitar el desperdicio de comida.
- Filipinas. La propuesta en el senado filipino 357 propone sancionar a los restaurantes y supermercados que desechen comida.