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Relaciones abiertas, poligamia, amor, infidelidad e Internet

Siete testimonios sobre personas que decidieron tener una o varias relaciones diferentes a como lo ha dictado la sociedad en los últimos siglos  
23 de Agosto 2018
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“Dejen de normalizar las relaciones abiertas”, decía un tuit como respuesta a un usuario que platicaba su experiencia amorosa con varias personas. El mensaje de la red social despertó varias cuestiones, entre ellas la de “¿por qué no?”, y es que, después de todo, lo que se ha normalizado ha sido la monogamia con fines reproductivos, políticos y económicos, acompañada de la normalización de la hipocresía y la infidelidad.

Después de varias pláticas y negociaciones más fructíferas y rápidas que las del TLCAN, he visto parejas concluir que la “infidelidad” no es terrible en su relación, que hay cuestiones o situaciones más graves que darte unos besos con alguien más en una noche sin relevancia, que es normal sentirse atraído por alguien más y que eso no pone en duda ni en peligro el hecho de cuánto se aman y todo lo que han vivido y lo que planean hacer juntos.

Como el aborto, los matrimonios igualitarios o el sexo anal, sólo porque más personas empiecen a hablar de esto no significa que todos debamos vivir nuestras relaciones de esta forma, considerando que no habría que imponer el “deber ser” sobre todo en este ámbito. Es decir, muchas de estas inquietudes surgen precisamente porque “el deber ser” moral o religioso impuesto no funcionó con éxito para todas las parejas y no parejas.

Y mejor, ya que las personas y con quien se relacionan deben decidir cómo desean vivir el amor; además de que no todas las personas son iguales, no todos los momentos se prestan para la monogamia, como no todos quieren la poligamia o una relación abierta. La idea es que, como todo, vayamos aprendiendo qué funciona.

Por otro lado, no es coincidencia que usara al principio la palabra “negociaciones”, pues una relación de pareja –o más– es eso, negociaciones todo el tiempo, ¿o no? Antes visto erróneamente como una cuestión de poder, es imperioso que el amor se viva siempre en horizontalidad y con acuerdos mutuos en los que los integrantes estén satisfechos. En teoría, los matrimonios en la historia se iniciaron por cuestiones económicas o territoriales, y apenas hace unos 200 años Jane Austen nos salió con que ella y sus personajes se querían casar por amor. ¿Lo llegó a hacer la autora? No. ¿Le impidieron casarse con quien amaba porque no era ventajoso y con prestigio ese matrimonio? Sí.

Muchos lo niegan, pero es muy cierto que las redes sociales hicieron de la “fidelidad” una cuestión distinta, pues lo que conocíamos como “poner el cuerno” y que alguien conocido te viera en la jugada, cambió a dejar registro en la nube.  O la hipocresía es aún más evidente: ponen 10 fotos al día de cuánto quieren al único amor de su vida, hasta con una foto de perfil juntos, pero bien que le mandan un SMS a su ex de cuánto la aman aún.

Pero vamos por partes, porque los anacrónicos románticos ya estarán gritando que esto se trata de un lobby libertino y sin valores familiares; aunque, hablando de familia, ¿cuántas personas en la actualidad crecieron con traumas emocionales porque sus papás se separaron por una infidelidad?, ¿cuántos crecieron con complejos porque sus papás se la pasaban peleando en la misma casa?

Así que hablamos con varias personas que viven sus relaciones a su modo y, así como no existe el manual del perfecto matrimonio, tampoco ellos tienen un manual de cómo tener varias relaciones, pues simplemente –como todos– estamos aprendiendo a amar, con errores, con éxito, con temores y dudas.

“La amistad es para toda la vida”

“Mi relación es abierta. Se asemeja más a una relación con un amigo. Llevamos saliendo un año y medio y vivimos juntos desde febrero”, dice Vania Castaños de 29 años de edad y periodista de profesión.

—¿Por qué eligieron esa opción?

—Elegimos no ser monógamos, aunque empezamos saliendo como amigos, pero no queríamos una relación; platicando, decidimos que queríamos estar juntos mucho tiempo, con la misma confianza que podemos tener como amigos, pero amándonos.

—¿Tienen reglas en las redes sociales?

—Ninguno de los dos somos personas curiosas ni revisamos las redes del otro. Aparte, las redes sociales e Internet es mucho más banal que lo que tenemos en la casa desayunando y despertando juntos.

—¿Tienen reglas para su relación?

—Una regla que tenemos clara es no llevar a nadie al departamento que tenemos, no estar con nadie en un evento en donde estemos los dos, las relaciones que tengamos fuera de nosotros siempre es con condón para cuidarnos.

Se me hace muy extraño que la sociedad jerarquice las relaciones y te hagan pensar que un noviazgo es más importante que una relación de amistad, porque la amistad es para toda la vida.

—¿Qué piensas de la monogamia?

—Pienso que no existe. Si piensas en tener una relación de cierto tiempo, supongo que sí pueden ser monógamos las dos personas, pero somos seres sexuales y no creo que exista la monogamia. Igual esa idea la tiene mi pareja, y decidimos irnos por otro lado y nos hemos evitado muchos problemas.

Nunca fuimos una pareja “normal”

Augusto Sierra está casado, tiene 41 años y es  investigador, físico teórico de profesión. Antes de esta relación, él mantuvo una conexión con una mujer que conoció por Twitter; define ese noviazgo como una relación “muy física”.

“En más de una ocasión hablamos sobre nuestras fantasías sexuales y decidimos hacernos swingers. Duramos poco más de dos años. Nunca fuimos una pareja ‘normal’. Éramos radiantes juntos, inquietos y con una sensualidad desbordada, me retaba a ligar en bares frente a ella y llevarnos a la chica a la casa para tener sexo entre los tres. Para mi sorpresa lo hacíamos con regularidad y cierta facilidad. Esa fue la razón de no elegir ser una pareja monógama normal”.

Usaban las redes sociales para “salir de cacería”, y las reglas las mantuvieron simples: hacerlo juntos y con consentimiento.

-¿Qué piensas de la monogamia?

—Pienso que la monogamia es una opción, bien vista socialmente y necesaria para el orden familiar, pero anacrónica y caduca, de ahí el alto número de infidelidades.

Terminó con su anterior novia y se casó después con una mujer a quien define como muy “tradicionalista”, pero la relación no va bien. Asegura que se casó por amor, “un espejismo”, por lo que ya hablaron sobre divorciarse y aprendió que el matrimonio no es para él.

“Las relaciones abiertas duran menos que las monógamas”

Antonio Padilla es un actuario de 32 años que mantiene actualmente una relación monógama, pero ha tenido relaciones abiertas. Sin embargo, una de las diferencias que ha notado ha sido que las relaciones abiertas duran menos que las monógamas.

“Necesitas muchísima madurez para entender que tu pareja no es tu propiedad, que es un ser humano con deseos y necesidades y que de vez en cuando quiere darse a alguien más sin remordimientos. Mientras que, en una relación cerrada o exclusiva, creo que es complicado encontrar a alguien que no se encele o que tenga ese amor maduro”, opina.

—¿Qué piensas de la monogamia?

—Es el común de las relaciones, sin embargo a veces es un carga pesada para llevar. Creo que si no lo sabes llevar bien, pierde el sentido y acabas sufriendo (la relación), cosa que no debería de pasar.

El tiempo que pasas con cada persona es importante

Xóchitl Rodríguez, de 24 años de edad, tiene una relación de siete años y otra de un año y medio. “Fue una decisión muy intempestiva, que tuvo más que ver con los afectos que comencé a tener por la persona de mi segunda relación. Después, con el tiempo comenzamos a ver qué cosas nos podían incomodar o no gustar a los tres y fuimos modificándolas. No fue tanto por querer dejar la monogamia, sino que fue algo que se dio”.

En cuanto a las redes sociales, no hay reglas, y nunca prohibirían al otro subir fotos o compartir cosas en ellas, además que cada una de las personas con las que se relaciona también tienen otras parejas.

—¿Qué reglas tienen en su relación?

—La cuestión del tiempo que una pasa con cada persona es una de las cosas más importantes, para que nadie se sienta excluido o fuera de lugar. Además de eso, no hay reglas.

—¿Qué piensas de la monogamia?

—Pienso que si no es un modelo elegido, puede causarle muchas tristezas a las personas que se ven obligadas socialmente a relacionarse así.

Viajeros amantes

Las historias de Luis Bernal y Ana Zedillo* son muy parecidas pues vivieron relaciones con dos personas que estaban de viaje. Ana mantuvo un noviazgo con un estudiante de intercambio de España y Luis con una mujer que venía de viaje al país. Ambos tenían sus respectivas parejas en el extranjero, pero no había problema si salían con más gente aquí. “La vez que me vio con un ligue, lloró un montón porque decía que sentía feo porque me quería. Yo me sentía una perra porque yo no sentía feo de verlo con otras”, cuenta Ana, que entonces tenía 23 años de edad.  

Luis y su pareja tenían como regla protegerse al tener relaciones sexuales con otras personas y no publicar muestras de afecto en las redes sociales, porque la familia de su novio en el extranjero no sabía que ellos tienen ese tipo de relación.

“Su novio vive en el extranjero (ella también, pero estuvo aquí un tiempo). Él sabía todo, nunca hablamos, más que una vez que me llamó para preguntarme si habíamos peleado porque ella estaba muy enojada”, cuenta Luis,  de 33 años de edad y escritor.

Ambas relaciones terminaron cuando sus parejas regresaron a su país de origen.   

Ana cuenta ahora que se vio tiempo después con su ex pareja de España. Yo estaba en una relación monógama y él quería que tuviéramos sexo. Se enojó muchísimo cuando me negué y me dejó de hablar por años, ahora somos superamigos, conocemos a nuestras parejas e hijos, pero cuando nos vemos todavía me talla la pierna por debajo de la mesa”.

Tener la puerta abierta, pero no cruzarla

Alex* conoció a su novio en Tinder y mantuvieron una relación monógama, pero luego de que él saliera a Monterrey por 20 días, ambos platicaron sobre la posibilidad de no ser exclusivos. Su pareja pidió que no se enterara de las otras relaciones que tenga Alex, por lo que procura ser discreto. “Al contrario yo soy muy curioso, por no decir morboso. Yo prefiero saberlo todo y no me enojo ni nada. Nos ha funcionado muy bien. Mi asunto era más como saber que la puerta está abierta, pero no la voy a cruzar”.

Antes que cualquier otra cosa, ponen su relación como prioridad, por lo cual no pueden cancelar planes juntos por irse con alguien más.

En cuanto a las redes sociales, no se siguen mutuamente, porque Alex dice que no quiere ver a quién le da like. “Es un asunto de sentirse inadecuado o no suficiente, prefiero no ver ni saber y no tengo problema con eso”.

“Tenemos algo muy bonito, muy chido, que nos enriquecemos y es como una pijamada eterna, una plática muy chida que jamás termina como para dejar que prejuicios se entrometan en eso”.

 

* Se cambiaron los nombres para mantener el anonimato de los testimonios.

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