México es la sede de la Decimotercera Conferencia de las Partes (COP 13) del Convenio de Diversidad Biológica (CDB) de la Organización de las Naciones Unidades (ONU), que se llevará a cabo del 4 al 17 de diciembre, evento que vislumbra polémica ante la la pasividad de los organismos oficiales de los anfitriones.
En la COP 12, celebrada en Pyeongchang, Corea del Sur, se estableció como acuerdo la conservación y uso sustentable de su patrimonio natural; sin embargo, ahora, en el escenario mexicano, el deterioro del medio ambiente natural y el número de especies animales en peligro de extinción van en aumento.
En el país, de acuerdo con las denuncias de Greenpeace, todavía se tolera la contaminación de los mantos freáticos y el aire, así como la deforestación, en afectación directa a por lo menos 32 especies animales y cerca de 17 especies de plantas endémicas que se encuentran en riesgo de extinción.
Otro dato con el que México llega a la cumbre de la COP 13 es la falta de avances en las metas establecidas para la conservación de áreas naturales protegidas.
El año pasado, México se comprometió a llegar al 2018 con la declaración de Áreas Naturales Protegidas en al menos el 17 % de su superficie y el 10 % de sus mares, pero a la fecha solo se tiene el 1.2 % de la superficie territorial decretada como Áreas Naturales Protegidas, con un total de 61 sitios resguardados por decreto.
Para el colectivo Ecoosfera, integrado por nueve organizaciones ambientalistas, la celebración de la COP 13 en México es de mucha importancia porque “todos los países integrados pueden reorientar sus políticas públicas encaminadas a la conservación de la biodiversidad mundial, la que ya tiene un avance con lo plasmado en el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020”, detalla Héctor Castro Cortez, del colectivo pro derechos humanos y ambientalista Madre Teresa de Calcuta.
Por J. Jesús Lemus