Un, deux, trois!, nos indicaba para tomar distancia. No era francés pero le gustaba contar en otros idiomas.
El “prof René”, como lo llamábamos, no era un maestro común. Además de dar las clases de Biología, Historia y Civismo, era un peculiar personaje que impartía la clase mientras mordía una paleta. Nos hacía bromas o platicaba con nosotros de cualquier tema que no tuviera nada que ver con la clase.
De acuerdo, no hablo del maestro que determinó alguna constante en mi vida, tampoco del que resultó una gran inspiración para mi carrera. Hablo de un padre de familia, abogado de profesión, que fue parte de una de las etapas mas divertidas de mi existencia y que está en el corazón de sus exalumnos por los momentos que nos regaló con su originalidad y simpatía.
Eran días en los que nuestro vocabulario no concebía los términos machismo, feminazi, bullying, depresión, ansiedad, déficit de atención y leyes de atracción. Eran días en los que un maestro bromeaba sobre esos aspectos y no nos preocupábamos por el hecho de que alguien lo grabara o lo acusara de ser un maestro negligente.
Mi generación, la de los early 30, los de la transición análogo-digital, los mas criticados por los baby boomers y por los X, los que vemos con un poco de asombro a los adolescentes, los que nos dividimos entre el amor libre y el matrimonio conservador, los que somos mitad “Godínez”, mitad emprendedores, los que conocemos la video BETA y VHS, a quienes nos consintieron más que a generaciones pasadas, pero que también nos exigieron más que a las generaciones presentes, somos los mismos que recordamos con cariño a los profesores como René porque jugaron con nosotros, porque representaron un remanso en aquellos momentos de confusión en los que mas allá de las exigencias era necesaria la sensibilización.
René me decía “poetisa” porque desde entonces me atraían las letras y con aquel tono peculiar hacía énfasis en la e para llamarme. Nos hacía reir con sus frases, con sus gestos, con su forma única de contar Historia refiriéndose a emblemáticos personajes como “grandes amigos”. René decía “of course, my horse” para darnos un sí.
Según los que son padres hoy en día, mi querido ex profesor de Historia no hubiera tenido una oportunidad. Para los padres de aquellos días se trataba del profesor que nos motivaba a decir “me la pasé muy bien hoy”, y que ahora nos ha motivado a darle seguimiento a un post en Facebook –publicado un 23 de febrero de 2012– dedicado a sus memorables frases.
René forma parte de los personajes de mi vida que me han dado historias para contar. El profesor por el que recuerdo esa maravillosa etapa, misma en la que mi amor platónico era el niño mas guapo de la escuela y el tiempo se me iba en suspiros por él. Diecisiete años después aún forma parte de mi vida, pero esa es otra historia.
*Buscadora de historias urbanas de sus contemporáneos millennials. Ponte atento, tu historia puede ser la próxima.
@valeria_galvanl