Revista Cambio

Fuente de eterna juventud

La eterna juventud es una ilusión generalizada. Prolongar la vida sin calidad es un martirio, y los estudios indican que nuestra esperanza de vida crece un año cada cinco.

Esto significa que si hoy nuestra expectativa de vida es de 73 años (Inegi, 2015), para el año 2020 será de 74 y para el 2025, de 75 años. Si usted pertenece a la generación Z, es decir si usted nació entre el año 2000 y el 2010, su probabilidad de vida es de 90 años aproximadamente –tomando en cuenta sólo las tendencias estadísticas y no los avances científicos por venir.

La revista Time estima que dentro de cincuenta años los humanos tendremos una esperanza de vida de alrededor de 140 años. Sin embargo la civilización como la conocemos no está preparada para resolver las necesidades de estas poblaciones. Los parámetros que marcan nuestro tiempo de educación, actividad productiva y retiro están fuera de la realidad cuando consideramos intervalos vitales de 140 años. Esto colocaría la década de los setenta a la mitad de la vida y ninguno de nosotros está preparado para un concepto así. Una salida a esto es prolongar la calidad de vida y con ella la capacidad productiva de los adultos mayores.

Hay una corriente en la medicina que considera a la vejez como una enfermedad y dice que si bien no es posible curarla, el paliar sus síntomas sí lo es. La medicina regenerativa es una de las disciplinas enfocada a esto, pues se aboca a regresar la función a los órganos que la han perdido. Imagine usted que cuando su piel envejezca, se arrugue y pierda la lozanía, no tenga que someterse a una cirugía para recuperarla, sino que le implanten células y estas reemplacen al tejido marchito por un tejido terso y lleno de vida.

Un campo prometedor es la terapia celular. Consiste en producir células jóvenes y funcionales, que se alojan en el lugar del tejido dañado y aumentan la función o reparan el daño. En México, en los laboratorios de la Escuela Médico Militar, los investigadores médicos Mónica Mata y Gustavo Vázquez Z. desarrollaron una técnica de implante celular que permite transplantar células vivas de una especie a otra sin que se presente rechazo. La técnica promete resolver el problema de la compatibilidad de tejidos que es uno de los mayores en el campo del transplante. Los estudios están próximos a comenzar en humanos y ponen a México a la vanguardia con esta técnica.

Los europeos cuentan con varias asociaciones médicas dedicadas a combatir el envejecimiento, entre ellas la Sociedad Internacional de Hormonas, que se aboca a protocolos de remplazo hormonal; los norteamericanos tienen el Instituto de Longevidad, dirigido por el científico que logró descifrar los códigos del genoma humano: John Craig Venter. El doctor Venter trabaja en técnicas de compatibilidad, diseño de vacunas por secuenciación y estudios moleculares para la detección temprana de las enfermedades de la vejez, entre ellas el cáncer.

Ya no está a discusión el hecho de que los tiempos de vida se están prolongando. La ciencia ahora está dedicada a crear una longevidad en la cual los adultos mayores lleven una vida plena y productiva.

Un amigo de mi padre decía que Dios nos dejaba con todos los deseos de la juventud y sin ninguna de las capacidades de esta. Hoy la ciencia nos devuelve las capacidades. Los problemas y conflictos que habrá de enfrentar nuestra sociedad ante esta invasión de abuelos jóvenes plantean retos enormes; ojalá que sepamos resolverlos y que la conquista del sueño no termine en pesadilla.

*Escritor, autor del  libro La maravillosa historia
 del tiempo y sus circunstancias.
@casanovatiempo