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Historia y marihuana

Uno de los puntos a implementar a fin de enfrentar los eventos por venir para México es la legalización de la marihuana.
30 de Enero 2017
Salvador Casanova
Salvador Casanova

Por Salvador Casanova

Uno de los puntos a implementar a fin de enfrentar los eventos por venir para México es la legalización de la marihuana. Tres razones fundamentales hay para ello. La primera, la sobrepoblación carcelaria; la segunda, la reducción de costos del combate al tráfico de drogas, y la tercera, la recaudación de impuestos. Si bien es cierto que el mercado industrial para los derivados de esta planta resulta enorme, el verdadero problema es el mercado recreativo, y paradójicamente es la verdadera solución. Es por ello indispensable echar un vistazo a la historia y recordar que hubo un período en el que las drogas fueron legales en México.

No es muy conocido el hecho de que en 1940, el presidente Lázaro Cárdenas emitió un decreto en el que legalizaba el consumo de las que en ese entonces se llamaban “drogas vaciladoras”. La idea fue de Leopoldo Salazar Viniegras, quién sostuvo que solo había una manera de frenar el tráfico de narcóticos en México: que el Estado creara un monopolio para vender estos, a los drogadictos, a precio de costo. Salazar convenció al presidente y el 17 de febrero del año 1940 apareció en el Diario Oficial el decreto.

El resultado superó todas las expectativas. De un solo golpe tanto la producción como el tráfico de estupefacientes dejaron de ser rentables y como “negocio que no deja, dejarlo” el narcotráfico, con todos sus males, desapareció del país. No obstante que el beneficio era evidente, los norteamericanos se opusieron. Ejercieron presión sobre Cárdenas para que derogara el decreto. Este se abrogó a los cinco meses, pero la evidencia histórica quedó ahí.
La oposición a legalizar el uso de la marihuana con fines recreativos ha disminuido, pero más de la mitad de la población se opone a legalizarla. Es importante que la gente conozca el resultado que publicó la prestigiada revista médica The Lancet, en él se comparan las estadísticas sobre el daño que produce consumir tabaco, alcohol, marihuana y otras sustancias adictivas.

El estudio se titula “Extensión del uso y dependencia de drogas ilícitas y su contribución a la carga global de enfermedades”, y compara el daño a la salud producido por las sustancias aludidas. El resultado muestra que de todos los compuestos analizados, el menos dañino es la marihuana. La estadística es un argumento de peso para legalizar el uso recreativo del cannabis.

Otro punto a considerar es que el sistema carcelario está sobrepoblado. El Censo de Sistemas Penitenciarios reportó, en 2015, que los espacios disponibles eran 170 000, y el número de internos 220 000; de estos, el número de presos por delitos relativos a la marihuana era 78 000. Al reducir la sobrepoblación 35 %, se acaba el problema del sobrecupo y disminute automáticamente el costo para el Estado.

Legalizar reduce el radio de enfrentamiento, disminuye costos y genera recursos a un Estado que pierde ingresos. La iniciativa para despenalizar el uso científico y medicinal después de varios retrasos fue aprobada en el Senado, pero el uso recreativo, que cuenta con 5 millones de usuarios, es el mayor problema y está pendiente. Mientras el Congreso retrasa la decisión, los norteamericanos organizan y desarrollan una industria que solo en el estado de Colorado pagó 250 millones de dólares de impuestos en 2016. Así, el Estado mexicano pierde, los narcotraficantes ganan y un congreso lento, corrupto y descoordinado nos deja viendo cómo “del plato a la boca se nos cae la sopa”.

*Escritor, autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias.

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