Revista Cambio

¿NAFTA 2.0?

José Antonio

L a nueva realidad es inescapable: Donald J. Trump será, con casi total certeza, el presidente de los EU, al menos por los próximos 4 años. Y es necesario que México, tanto Gobierno como mexicanos, nos preparemos para lo que ello puede significar.

Dos temas serán particularmente relevantes: El comercio binacional y la migración entre ambos países.

Comercio internacional

El tema del comercio internacional entre México y EU es complejo y vale la pena separar los distintos carriles.

El primer tema es el Tratado Trans-Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés), el cual recientemente terminó de negociarse, y que además de EU y México incluye a otros países, desde Japón, hasta Vietnam. Este tratado para México es ambivalente, porque si bien fortalecería los lazos con EU y otros países, también abriría a los EU a algunos competidores de industrias mexicanas, como Vietnam, Singapur y Malasia.

En este sentido, si los EU rechazaran el tratado, podrían beneficiar a México, que retendría una posición más cercana gracias al TLCAN, y dejaría fuera a otros competidores potenciales.

Si los países del TPP siguen con el tratado a pesar del rechazo de los EU, México tendría el mejor de los mundos, donde podría competir y participar con los otros 11 países, sin que todos ellos (aunque algunos sí) puedan acceder al mercado de EU.

Por otra parte, si los EU ratifican el tratado, el TPP modernizaría y sustituiría partes obsoletas del NAFTA, además ayudaría a modernizar la relación comercial bilateral.

Por supuesto, el TPP es un tratado muy complejo y con muchos temas relevantes y controversiales. Pero es innegable que avanza y moderniza muchos temas que el NAFTA, con sus casi 25 años, no consideró en su momento (como el comercio electrónico).

NAFTA 2.0

Una propuesta que tocó los nervios de los mercados y provocó una reacción casi alérgica en México, fue la propuesta de “el Big Boss del Aprendiz” de renegociar o rechazar el NAFTA entre México, EU y Canadá.

Y aunque suena terrible, no tiene que serlo; el NAFTA se firmó en 1992, y en los últimos 20 años el comercio y la situación en el norte del continente han cambiado mucho.

En primer lugar, hay que poner el tratado en su justo sitio. Aunque Trump diga que EU lo podría terminar, la realidad se impone y el costo de hacerlo sería brutal para la economía norteamericana. Aunque lo quisieran, a muchas compañías, pese a los impuestos de las importacion del 35 % (el más alto que permite la OMC), les convendría seguir en México y dejar que los consumidores norteamericanos paguen el impuesto por importación.

Por otra parte, renegociar el tratado, aunque puede ser peligroso en algunos temas (migración, remesas, petroleo), sería muy interesante para México en otros temas (denominación de origen, propiedad intelectual, servicios financieros y profesionales, etc.).

Lo más probable es que la amenaza de terminar el tratado sea con la intención de iniciar negociaciones para modificarlo o convenir uno nuevo.

Aunque a Trump le gustaría (públicamente) reducir la migración y aumentar aranceles, para su partido, su gabinete y sus donantes será esencial aumentar el comercio trilateral y reducir barreras al comercio, migración de capitales (y remesas) y unificar el mercado laboral (con más migración y servicios profesionales).

Desde esta perspectiva, renegociar el tratado, de llevarse bien, podría ser benéfico para México. No se debe olvidar que en la misma mesa estará Canadá, el cual en muchos temas tiene una posición más cercana a la de México que a la de los Estados Unidos.

Además de negociar de forma inteligente los tratados, México necesitaría empezar a resolver los rezagos más importantes que tiene a nivel interno, como educación de calidad, controlar la corrupción y reducir la violencia y delincuencia.

A México le podría convenir más “usar” la retórica de Trump, y revisar el NAFTA con los negociadores republicanos (no puedo imaginar a Trump leyendo las 600 hojas del NAFTA) que pueden tener intereses distintos a su propia retórica (podría o no ser la del propio Trump), pero que ganó las elecciones.

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