Pues 2019 será el final de la década (sí, oficialmente acaba en 2020 “porque van de 10 en 10”, aunque es más chido pensar que estamos a punto de vivir “los fabulosos 20” del siglo XXI), por lo que se puede establecer que tecnologías como la realidad virtual o la inteligencia artificial llegarán a su madurez.
Por eso nos gustaría que lo que viene fuera en beneficio de las personas, y que desarrollos como los robots o peligros como los ciberataques no nos agarren desprevenidos.
Pero vamos por partes: primero, analicemos qué es lo que ocurre; después veremos cómo deseamos que suceda. Es como hacer una carta a Santa Claus siguiendo un consejo común de los padres: “Pide lo que verdaderamente quieras y necesites”.
La nueva ‘fiebre del oro’
En los próximos meses viviremos un cambio de era. Jeff Clarke, vicepresidente de Productos y Operaciones de DellEMC, escribió hace unos días en un artículo que en la próxima década se terminará de definir la nueva relación entre humanos y máquinas, lo que cambiará para siempre la forma en la que vivimos y trabajamos.
Así, en los hogares empezarán a ser más comunes asistentes virtuales como Alexa o Google Home; esto aumentará el número de dispositivos conectados a la red, como los focos, las bocinas o los reproductores de música y video.
Y de dispositivos móviles para la vida diaria ni hablamos, ya que los celulares y las tablets son ya elementos de uso común, aunque hace unos días Samsung mostró lo que podría ser el futuro de estas tecnologías: un híbrido que, gracias a los desarrollos de las nuevas pantallas flexibles, podrá doblarse y desdoblarse con el objetivo de tener ambos aparatos en uno y usarlos según la necesidad del momento.
Estos dispositivos móviles también podrán conocerte muy bien (más que tu pareja, tu gato o tu mamá, pues), ya que monitorean cuántos pasos das, cuánto duermes, qué lugares frecuentas y hasta cuántas calorías consumes o cuál es el ritmo al que late tu corazón, y no se diga de con quién platicas o qué fotos compartes, además de con quién ligas o a qué hora trabajas y qué ruta sueles tomar de regreso a casa.
Todo esto genera información sobre las personas, así que esos datos, aunados a los que ya de por sí compartimos en las redes sociales desde hace años, conforman una gigantesca maraña de data que será útil para las empresas, gobiernos y todo tipo de organizaciones que deseen vender algo, convencer a un grupo de personas sobre una idea particular o captar audiencias que antes no tenían.
“La mina de oro de los datos provocará la próxima ‘fiebre del oro’ en las inversiones en tecnología. Las organizaciones han estado acumulando big data durante años. De hecho, se estima que, hacia el 2020, el volumen de datos alcanzará los 44 trillones de gigabytes (44 zettabytes). Son muchos datos. Pronto, por fin los pondrán a trabajar, a medida que la transformación digital tome forma”, escribe Clarke.
Es decir, los datos serán ahora una nueva oportunidad para los emprendedores visionarios que sepan qué hacer con ellos. Las nuevas empresas exitosas de tecnologías serán las que exploten mejor el uso de la data que ahora flota en el aire (o, más bien, en la nube), lo cual se potenciará con el uso de desarrollos como el blockchain, que cambiarán lo que se puede hacer con la información.
Más allá de las criptomonedas, algo que también impulsará el blockchain es “la identidad digital” de las personas; esto es: en vez de utilizar tu firma, tu foto o tu huella en un documento para identificarte, ahora bastará con ingresar un número en alguna aplicación del smartphone con el fin de demostrar que eres tú; así como hoy puedes pagar con tu tarjeta de crédito o débito sin necesidad de tenerla físicamente.
“Empezamos a necesitar que todo mundo tenga una personalidad digital para que pueda transaccionar en la red y para que nos despidamos de lo físico, como el papel”, explica José Fonseca, vicepresidente comercial de KIO Networks.
Así, por ejemplo, podrías firmar un contrato con tu personalidad digital y se podría cancelar o modificar automáticamente; o al solicitar un empleo bastaría con ver tus datos en ese perfil.
Por otra parte, así como si hoy buscas en Amazon unos audífonos y durante las próximas semanas te saldrían cientos de anuncios de audífonos de todo tipo en cualquier sitio que navegues o en tu bandeja de correos, el manejo de datos con los recursos disponibles hoy te guiarán con el propósito de que “sepas” qué oír en Spotify o qué ver en Netflix, así como qué zapatos usar o a qué lugares viajar. Este recurso es tan poderoso que ya te puede “sugerir” por quién votar, a qué político creerle y qué contacto piensa igual que tú en las redes sociales.
En los 90, cuando creció el Internet, se decía que ahora la humanidad tendría acceso a toda la información del planeta, pero en los años 20 del siglo XXI se consolidará la tendencia de la segmentación.
Los robots
Otra tecnología que alcanzará su madurez en el final de esta década es la de otros viejos conocidos de la humanidad: los robots.
Estos “personajes” ahora tienen nuevas habilidades que, gracias a desarrollos como la inteligencia artificial o el Internet de las cosas, los hacen más potentes en todas sus versiones, desde las que contestan una queja de Uber a través de la app hasta los grandes brazos automáticos que fabrican aviones.
La mayor amenaza de estos robots para la humanidad no es que se apoderen del mundo como en las películas, sino de los empleos de las personas. Sin embargo, Esben Østergaard, fundador de la empresa Universal Robots, afirma que los robots no llegaron para eso.
“Los robots no son una amenaza, sino una oportunidad. Los robots hacen que el trabajo de las personas sea más valioso, al igual que todas las nuevas herramientas disponibles en los diferentes tipos de industrias”
De esta forma, los robots deberían trabajar de manera colaborativa con las personas y, a su vez, los humanos tendrían más tiempo para dedicarse a otras cosas, como desarrollos más creativos, ya que las máquinas harán el trabajo más repetitivo y automático.
La seguridad
Todo lo anterior también obliga a poner la vista en algo que muchos han pasado por alto: la seguridad informática.
Hasta hoy, los ataques cibernéticos han sido solamente pequeñas muestras de lo que podría llegar a pasar si alguien descubre un punto vulnerable que pueda hacer mucho daño, así como alguien lo encontró en los aviones comerciales y los rascacielos el 11 de septiembre de 2001 y que cambiaron para siempre la forma de viajar y de ver el mundo.
En noviembre pasado, en una conferencia del congreso Oracle OpenWorld 2018, el ex secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos, Jeh Johnson, dijo que el ciberespacio será el nuevo campo de batalla, por lo que la defensa en ese punto estratégico debe ser una prioridad a nivel internacional; es decir, el próximo “11 de septiembre” podría generarse en Internet, y en un planeta en el que ahora hay más personas, objetos y procesos conectados; el resultado podría ser devastador a nivel global.
De acuerdo con las predicciones Kaspersky Lab, empresa especializada en ciberseguridad, en 2019 los ciberdelincuentes tendrán como objetivo a personas específicas en empresas e instituciones financieras con el objetivo de que les transfieran grandes sumas de dinero, debido a que la fuga de información que existe hoy en las compañías facilita que se hagan pasar como personas que conocen. Por ejemplo, si te llega un mail de alguien “de Sistemas” que te dice que necesita el de tu correo para hacer algún cambio, debes verificar que sea real, a pesar de que la dirección parezca ser de tu empresa y use palabras que solamente se utilizan en tu trabajo.
Kaspersky Lab también advierte que las aplicaciones móviles empresariales, así como las pequeñas empresas que prestan servicios financieros especializados para los bancos, podrían ser los blancos predilectos de los ciberdelincuentes durante los próximos meses.
Los deseos
Ahora sí, ¿cuáles son nuestros buenos deseos? De entrada, que las personas comprendan que este nuevo mundo conectado, además de ventajas, también tiene riesgos, por lo que hay que generar una nueva cultura de seguridad para quienes usan la tecnología todos los días. Si hoy son pocos los que permiten que sus hijos salgan solos a la calle, ¿por qué sí les permiten navegar solos en internet sin supervisión?
La buena noticia es que hoy llega una nueva generación, la Z (los nacidos después de 1995), y que ya está integrándose al mercado laboral, lo cual, junto con las otras cuatro generaciones que existen hoy en ese ámbito, crearán una amplia gama de experiencias en la vida y la tecnología.
El 100% de la generación Z ha utilizado tecnología desde la cuna, por lo que comprenden mucho mejor los conceptos básicos de la codificación del software y esperan que sólo la mejor tecnología forme parte de su experiencia laboral y de vida.
Uno de nuestros deseos para 2019 es que se formen mejor estos nuevos profesionales, quienes ya no necesitarán ir a una oficina con el objetivo de trabajar, convivirán mejor con la automatización de una fábrica y tendrán mayor conciencia de los riesgos de Internet, por lo que dentro de unos años sus hijos seguramente no estarán pegados a la tablet mientras ellos juegan Candy Crush en su celular entre cada correo que contesten.
También serán necesarias nuevas profesiones en el mercado laboral, por lo que en las universidades se deberá enseñar habilidades innovadoras, como el correcto análisis y manejo de datos, el cuidado de la ciberseguridad de una empresa o un país, el mejor aprovechamiento de los robots y el desarrollo de la inteligencia artificial y la automatización.
Por eso, nuestro deseo es que se tengan las condiciones necesarias para que se puedan formar esos profesionales en México y que, si se puede, el país sea una potencia en esa materia. Hay oportunidad de hacerlo, solamente que hay que aprovecharla… ¡y rápido!
También deseamos que la tendencia de la segmentación no se transforme en enfrentamiento de ideas, sino en diversificación de maneras de ver la vida. El mundo de por sí está demasiado dividido como para ahora partirlo más de acuerdo con nuestras afinidades de Facebook e Instagram.
La diversidad de ideas y la suma de ellas siempre será más provechosa en el desarrollo de la humanidad, y la tecnología puede ser una gran herramienta si deseamos lograrlo.
Las personas deben aprender a convivir y aprovechar la tecnología, además de utilizarla para nuevos fines, y ahí está el reto que tiene en sus manos la generación Z, la cual deseamos (y necesitamos) que se integre de manera rápida a la vida laboral.
Que tengan un muy feliz y tecnológico año.