Revista Cambio

“Yo no soy racista, pero…”: 6 mitos sobre las personas migrantes y refugiadas

Aunque parezca que las redes sociales y las pláticas con conocidos o gente en la calle están llenas de un discurso que rechaza a las personas migrantes que venían en la caravana desde Centroamérica y atravesaron México, en realidad sólo el 1% de la población opina que “deberíamos cerrarles la frontera”, mientras que el 12% cree que deberían ser regresados por las autoridades a su país de origen.

En tanto que el 53% de la población cree que hay que ofrecerles refugio hasta que puedan regresar a su país y el 33% piensa que se les debe dar papeles para que puedan vivir y trabajar en México (33%), según datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis).

Si alguien empieza una frase con: “Yo no soy racista ni xenofóbico, pero….” casi siempre lo que sigue es racista y xenofóbico y debe enfrentarse como lo que es: expresiones de la discriminación, de acuerdo con la Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

¿Son delincuentes?
El hecho de que se acuse a los migrantes de “delincuentes” se repite en los discursos xenófobos y racistas en Estados Unidos sobre las y los mexicanos, y tampoco es cierto. La caravana migrante está compuesta por víctimas de la violencia, la pobreza y la exclusión social en sus países de origen, dice Conapred.

De acuerdo con diversos diagnósticos, más de 10% de las personas migrantes en tránsito por México es víctima de algún delito, que en la mayoría de los casos no se denuncia y mucho menos se persigue, según la Enadis.

“No es problema de México”
México tiene una responsabilidad en la solución del problema, tanto jurídica como políticamente.
Encontrar tales soluciones también beneficia al país.

“Primero hay que ayudar a los mexicanos”
Los problemas nacionales se relacionan más con la distribución extremadamente desigual de oportunidades, y el ejercicio pleno de los derechos, que con la falta de recursos, de acuerdo con la Conapred.

“La noción de que ayudar a otras personas nos perjudica es simplemente falsa y, como muchas otras de esta naturaleza, sólo busca defender los privilegios de algunas minorías.”

De acuerdo con la institución, México está en la capacidad de dar refugio y protección a muchas más personas de las que actualmente lo obtienen, sin descuidar a la propia población en desventaja. Además es obligación del país, conforme al marco jurídico nacional y los compromisos internacionales en la materia.

“Nos quitarán los empleos”
Para empezar, ni siquiera uno por ciento de la población en México es extranjera, en comparación con el 13% en promedio para los países de la OCDE y 8% para el continente americano. Las migraciones representan contribuciones importantes al desarrollo de los países de origen y destino, tienden a incrementar la productividad, la competitividad y los contactos internacionales de la economía.

“Es una invasión”
No lo es. Es un éxodo de personas que escapan de situaciones extremas, con el objeto de salvar sus vidas, y recurren a la estrategia de ir acompañadas como medio de protección, en virtud de la conocida peligrosidad de la ruta migratoria.

En realidad, son menos de diez mil personas, la mayoría de las cuales ni siquiera busca establecerse en México como primera opción, puesto que se dirige a los Estados Unidos.

Esta ola migratoria no tiene tampoco punto de comparación con el número de personas refugiadas de Centroamérica, principalmente de Guatemala, que recibió nuestro país en los años 80 del siglo pasado: alrededor de 50 mil.

Alemania, Irán y Líbano han recibido a alrededor de un millón de refugiados cada uno; Pakistán y Uganda, cerca de millón y medio, cada uno y Turquía ha acogido a más de 3.5 millones.

“Esta idea no es más que un argumento que esgrimen los grupos xenófobos en contra de los grupos latinos, basada en puro racismo, para exacerbar el nacionalismo y generar rechazo a través de la desinformación y de la estigmatización.”, dice Conapred.

“Se van a querer venir todos”

En la actualidad, el flujo de personas a través de las fronteras internacionales no es mucho mayor que en el pasado, a pesar de que las noticias puedan hacer creer que, en determinados lugares, es un movimiento masivo.

De cualquier manera, la solución no consiste en el cierre de fronteras y el rechazo a este flujo. La solución pasa por una política de hospitalidad, acogida e integración, así como por realizar las inversiones necesarias para reducir las presiones migratorias de emergencia.