Se estima que uno de cada tres mexicanos presentarán algún desorden psiquiátrico a lo largo de su vida, pero en el Presupuesto de 2017 sólo se destinó el 2.2 % del presupuesto de la Secretaría de Salud a este rubro.
Un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) revela que las enfermedades mentales impactan y generan costos, tanto a nivel individual como colectivo.
De acuerdo con el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud, la inversión de una nación en el tratamiento de la depresión y la ansiedad genera buenas ganancias. Por cada dólar invertido en estos tratamientos, se obtiene un rendimiento de 4 dólares en mejor salud y capacidad de trabajo.
Esto es relevante si consideramos que el coste de la pérdida de productividad laboral por depresión y ansiedad es de 1.15 billones de dólares al año. Es decir, más de 150 dólares por cada habitante del planeta.
Por ello, en México es necesario considerar el aumento del presupuesto, pues de los 2 586 millones asignados, el mayor porcentaje fue otorgado a prevención y atención contra las adicciones (1 274 millones), atención a la salud (1 127 millones), mientras que a la prevención y control de enfermedades sólo se asignaron 92 millones. Es decir, hay una tendencia preferente al gasto en atención a las enfermedades, y no tanto en la prevención; a causa de lo anterior, el CIEP recomienda una reasignación del presupuesto a la inversa.
